Volver a nuestro pueblo
8.000 lugares para revivir lo mejor de la infancia
Hace unos años el anuncio de una bebida gaseosa animaba a aquellos que no tuviesen un pueblo a hacerse hijos adoptivos de otro. Y es que como todos venimos de algún lado y no hemos llegado aquí por generación espontánea, forzosamente en nuestra familia -ya sea antes o después- hay un pueblo de referencia.
Para cada uno, las visitas veraniegas al pueblo o ciudad de origen evocan un a época ya pasada que siempre imaginamos con mayor esplendor del que probablemente tuvo. Nos hacen recordar los tiempos en los que nuestras mayores preocupaciones eran haber perdido un juguete o alargar media hora el permiso de vuelta a casa.
Si la verdadera patria del hombre es la infancia, probablemente en torno al 60% de los españoles ha disfrutado durante años de su particular «nación a pequeña escala» en alguno de los maravillosos 8.000 pueblos de nuestro país . Los paseos por el parque, las jornadas en el campo, la casa de los abuelos, las chucherías, las excursiones a una playa o pantano, las fiestas de agosto, la pandilla, los primeros amores o la primera cerveza serán a buen seguro recuerdos que aún conforman nuestra idea de felicidad.
En España, tras el auge de la horterada de los hoteles caribeños del «todo incluido», los que vuelven al pueblo en verano a menudo no pueden evitar planear comprarse una casa donde revivir aquello que, desafortunadamente, ya no volverá. Pero entre tanto, se activa la vida rural y se reforman los viejos caserones. ¡Qué buena cosa!
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