La sosegada mayoría de edad de Alexandra de Hannover

La hija menor de Carolina de Mónaco y el príncipe Ernesto celebra hoy su puesta de largo oficial en el Principado

Madrid Actualizado: Guardar
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Corría el año 1975 cuando una bellísima Carolina de Mónaco, con la mayoría de edad recién estrenada, cambiaba las dependencias palaciegas del pequeño Principado por un apartamento a orillas del Sena para estudiar Psicología en la Sorbona. Aquel traslado a Francia supondría por fin la conquista de una libertad siempre anhelada por una princesa, que hasta entonces había vivido bajo la inquisitiva mirada de sus padres, el príncipe Rainiero y la princesa Grace. En apenas unos meses, Carolina abandonó su inocencia para convertirse en una presencia constante del París by night, que acumulaba eternas noches de fiestas bañadas de champán Roederer. Carolina se desenvolvía igual de bien en los club más selectos que en los antros más oscuros de la capital.

Su elegancia e indiscutible atractivo la convirtieron en uno de los objetivos más deseados de la pista de baile, dándole más de un quebradero de cabeza a sus guardaespaldas. En una de sus salidas furtivas, la joven quedó prendada de Philippe Junot, un auténtico depredador nocturno casi veinte años mayor que ella, bien formado en las artes amatorias. Contraviniendo el deseo de sus padres (y el de cualquiera en su sano juicio que sueña con lo mejor para su hija) en 1978, se daban el «sí, quiero». El matrimonio, como era de prever, no duró más de dos años. El capricho de una adolescente irreverente.

Tímida y discreta

La mayoría de edad de Carolina de Mónaco, liberada del yugo familiar y entregada al máximo a la dolce vita con boda incluida, contrasta con la de su hija pequeña, Alexandra de Hannover, quien ha adoptado un estilo de vida mucho más sosegado y discreto. El próximo 20 de julio, cumplirá 18 años, pero su puesta de largo oficial se celebra hoy en el Principado, probablemente en el Palacio, como hicieron la princesa Grace, su madre y su tía Estefanía. El domingo por la mañana, los invitados se trasladarán al Yacht Club de Mónaco para degustar un suculento brunch y reponerse de los excesos nocturnos. Quizá sea a partir de ahora cuando la joven comience a despertar el interés que siempre suscitaron su madre y sus hermanos. Por mucho que su presencia haya sido menos notoria que la de la omnipresente Carlota Casiraghi, Alexandra es la auténtica aristócrata de la familia, la que más títulos suma y la única nieta de Rainiero con tratamiento de alteza real por el hecho de ser princesa de Hannover, como su madre, que no está legalmente divorciada del príncipe Ernesto. En 2008, el matrimonio saltó por los aires y Carolina y su hija se instalaron en Mónaco, pero nunca llegaron a iniciar el farragoso proceso de divorcio. La vida del príncipe Ernesto, que arrastra graves problemas de salud desde 2005 por sus adicciones, transcurre bajo un halo de misterio ya que se recluye durante largas temporadas en su castillo de Grünau (Austria). Esta semana, una revista española publicaba unas fotografías de él zambulléndose en las aguas turquesas de Ibiza, junto a su hijo mediano Christian, quien prepara su boda para el año próximo con Alessandra de Osma.

Con su pareja

La incógnita que envuelve la celebración de la mayoría de edad de la benjamina de Carolina será la presencia de su primer amor y actual pareja; Ben-Sylvester Strautmann. El jugador de baloncesto de 18 años y la princesa se conocieron en una carrera solidaria, en noviembre de 2016. Desde entonces no se han separado y parece que Alexandra ha hallado en él la estabilidad que su madre nunca encontró en los hombres. Aunque el joven no pertenece a la nobleza, su familia amasó una gran fortuna produciendo máquinas agrícolas en Bad Laer, una ciudad de 9.000 habitantes situada en la Baja Sajonia, donde casualmente se encuentran las raíces de Ernesto de Hannover. Los padres de Ben-Sylvester se trasladaron a Mónaco, cuando éste aún no había nacido, para dar un empujón a sus negocios dentro del sector de la banca.

Y tan solo una semana después de los fastos en Mónaco, el próximo sábado, la princesa Alexandra volverá a vestirse de largo para la boda de su hermano mayor Ernesto de Hannover Jr. y la diseñadora rusa Ekaterina Malysheva, en el castillo de Marienburg en la Baja Sajonia. Dados los lazos de sangre del novio con muchas de las casas reinantes actuales, se espera la asistencia de una nutrida nómina de príncipes herederos y reyes, incluido Don Felipe. El enlace también podría escenificar por fin el esperado reencuentro de Carolina y el príncipe Ernesto, los ex mejor avenidos de la nobleza europea.

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