Sara Carbonero e Íker Casillas
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Sara Carbonero e Íker Casillas, una fortuna a golpe de photocall, fiestas y promociones

Aunque vivan en Oporto, la pareja sigue ligada a España por sus acuerdos de imagen

MADRID Actualizado: Guardar
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«Lo de que vives en Oporto parece una leyenda», era el comentario más extendido, días atrás, a Sara Carbonero, durante la presentación en Madrid de la nueva colección de joyas que ha diseñado para Agatha Paris. «Parece que vengo mucho, porque cada vez que lo hago es para eventos promocionales», contestaba la periodista restándole importancia. En septiembre de 2015, la que fuera la pareja más mediática durante el verano de 2010, se instalaba en Oporto después de que el F.C. Porto fichara a Íker Casillas, histórico guardameta del Real Madrid. Desde entonces, que haya trascendido, Carbonero ha estado catorce veces en la capital de España, doce de ellas para promocionar alguna marca y acudir a fiestas.

Solo ha estado dos veces con Íker: la primera, el 11 de noviembre de 2015, cuando Mariano Rajoy entregó a Casillas la Gran Cruz del Mérito Deportivo; la segunda, el pasado junio, cuando nacía su hijo Lucas.

En su primera aparición en solitario desde que se instalara en Oporto, Carbonero confirmaba su segundo embarazo. « Me habría encantado poder comunicarlo yo misma, pero os habéis adelantado», contó a los medios. Durante los meses previos al nacimiento de Lucas, vino a España para presentar una firma de ropa de niños, un coche, protectores solares y a otra colección de su firma de joyas. Al poco de dar a luz, comenzó a conducir un programa de Mediaset, del que ya se ha desvinculado; y posó como imagen de una bodega y de productos de belleza. También ha venido a los premios Elle y a los galardones Mujeres con Talento, de una compañía de lácteos. «Siempre se involucra en proyectos a largo plazo. Prefiere tener relaciones duraderas con firmas que ir de bolo en bolo», cuenta una experta en gestión de celebrities.

Vida privada

«Sara negocia packs con marcas. Si es una presentación de una firma a medios de comunicación, suele pedir 150.000 euros y ahí entran sesiones de fotos, photocalls y un par de eventos». Cuando se trata de «acudir a una fiesta en calidad de invitada, cobra 30.000 euros». En ambos casos, «esa cifra incluye que hable de su vida privada».

Casillas, por su parte, ha estado seis veces en Madrid desde que se mudasen a Oporto. Cuatro de ellas para promocionar un cortometraje, un champú anticaspa, el despacho de abogados Arriaga Asociados -que le llevan su caso con las preferentes de Bankia- y en la presentación de la colección de ropa interior Impetus, una firma de la que es imagen, pero donde nunca ha aceptado posar en calzoncillos. El caché del guardameta por evento no ha trascendido, pero fuentes relacionadas a esta industria cuentan a ABC que debe ser «un poco más alto que el de Sara».

«Lo curioso de este tipo de personajes es que cuando se van, su imagen mejora», cuentan desde Personality Media, agencia especializada en el asesoramiento de firmas y empresas a la hora de elegir a un personaje famoso para campañas de publicidad. A finales de 2012, la imagen de Casillas comenzó a descender, llegando a su momento más bajo en junio de 2014. Sin embargo, en mayo de 2015 comenzaba a subir otra vez. «Famosos como él siempre han tenido buena valoración por parte de los españoles y cuando bajan no supone ningún fracaso», afirman. Una vez en Oporto, los medios ya no hablaban tanto de Casillas y su imagen volvía a mejorar.

El caso de la periodista todavía es más curioso. Siempre ha destacado «por marcar tendencia (ha pasado de 6,8 puntos a 7,1 durante los últimos seis años), en atractivo (de 7,2 a 6,5 puntos) y elegancia (de 6,1 a 5,3 puntos)». Aunque Carbonero continúa siendo una apuesta para las marcas, porque tiene influencia, lo cierto es que en el resto de aspectos, pese a que la puntuación sea alta, ha descendido. En lo que no ha destacado nunca es en «cercanía y naturalidad». Estos valores son «fácilmente curables»; sin embargo, ella no consigue remontar y ha llegado a suspender con 4,4 puntos. El dato más estable que tiene en este momento es que los españoles la consideran una mujer «familiar», un indicador que tuvo su punto más bajo en 2012, con 4,8 puntos, y que en la actualidad se sitúa en 6,1. Desde que dio el «sí, quiero» a Casillas, ha mejorado, así como con el nacimiento de sus hijos y el alejarse de la televisión.

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