Bar Refaeli el pasado martes en la discoteca Florida Retiro de Madrid
Bar Refaeli el pasado martes en la discoteca Florida Retiro de Madrid - DE SAN BERNARDO

Bar Refaeli, la supermodelo que adora los museos madrileños

La top israelí reapareció deslumbrante en la capital, tras su reciente maternidad

MADRID Actualizado: Guardar
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Mientras en el Gran Palais de París se ultimaban los preparativos del desfile de Victoria’s Secret salpicado de purpurina y encajes imposibles, la que fuera uno de sus flamantes ángeles se embarcaba en un vuelo rumbo a Madrid desde el aeropuerto de Tel Aviv para amadrinar un sibarita evento de Möet & Chandon. La israelí Bar Refaeli, de 31 años y dueña de unas facciones y un cuerpo tocado por la varita mágica de la perfección, abandonó hace unos años el Olimpo de las supermodelos para priorizar su vida familiar. En septiembre de 2015, contraía matrimonio con el acaudalado empresario Adi Ezra, de 40 años, en una boda blindada con varios helicópteros y drones custodiando el espacio aéreo del norte de Israel; y en agosto de este año, se estrenaba en la maternidad con la llegada de la pequeña Liv.

Tras aterrizar en la capital el lunes, Bar se dirigió directa al hotel Emperatriz situado frente a un parque y a tres minutos a pie del Museo Lázaro Galdiano que cuenta con obras de Goya y El Bosco. La ex de Leo DiCaprio se confiesa como una gran amante del arte, pero en esta ocasión no ha habido tiempo para perderse en pinacotecas. «Ya he visto todos los museos de Madrid un par de veces, me encanta el Prado por ejemplo... Pero ya conozco la mayoría», confesó la top a ABC. Bar prefirió quedarse en su habitación concediendo algunas entrevistas y preparándose para el gran evento que le aguardaba al día siguiente.

El martes por la mañana salió a hacer unas compras por el centro para su hija y a media tarde se citaba con la estilista Vicky Marcos para poner a punto su melena rubia y su maquillaje. La gran cita estaba marcada en su agenda para las 21:00 horas en la recién inaugurada discoteca Florida Retiro. Ya minutos antes de esa hora, una nutrida legión de jóvenes encaramadas a sandalias de vértigo y ataviadas con todo tipo de prendas glitter poblaban las inmediaciones del parque.

El anuncio de que la marca de champán francesa había contratado a la modelo como estrella de una gran fiesta ambientada en la emblemática Madison Square para despedir el año con un mes de antelación había levantado una gran expectación. Y por fin llegó el momento. Con casi cuarenta minutos de retraso y la paciencia de la prensa calmada a base de algún benjamín de Möet, Bar hacía su aparición estelar en el photocall con una bomber burgundy y un vestido verde botella de arriesgado escote. «Bar, please, to the left, Bar here», se desgañitaban los fotógrafos tratando de captar la mejor instantánea de la modelo. En los corrillos el mismo comentario se extendía como la pólvora. «¿Quién diría que dio a luz hace tres meses?».

DE SAN BERNARDO
DE SAN BERNARDO

Bar parece estar hecha de otra pasta, aunque no revela ninguna excentricidad cuando le preguntan por el secreto de su pronta recuperación. «Hago mucho ejercicio y me someto a intensas sesiones de entrenamiento. Por supuesto, vigilo mi alimentación y he tenido a un nutricionista a mi lado durante todo el embarazo. No quería que mi figura cambiase radicalmente. Quería volver al trabajo tan pronto como fuera posible».

«Quiero más hijos»

La supermodelo solo encuentra palabras positivas para describir su nueva faceta como madre y no titubea cuando le preguntan sobre qué le pide al nuevo año. «Otro hijo, sin duda». ¿Alguna preferencia de sexo? «Un niño, así serían como mi hermano y yo, que es 15 meses más joven que yo y es lo mejor. Crecimos juntos y somos amigos, pero no tenemos muchos amigos en común porque yo soy una chica. Si fuésemos los dos niños o niñas, hubiese sido más difícil: tendríamos la misma ropa, los mismos juguetes y nos habríamos peleado más».

Nacida en una familia judía en Olesh, a los cinco meses hizo su primer trabajo publicitario, pero no fue hasta los 15 cuando entró de lleno en el mundo de la moda. Bar ha sido criticada hasta la saciedad en su país por eludir el servicio militar obligatorio y algunas campañas publicitarias en las que aparecía ligera de ropa han desatado la ira de los sectores judíos ultraortodoxos. Ella se muestra orgullosa de sus raíces y anhela la llegada de la primera celebración de Hanukkah con su niña. «Estaré con la familia. Prepararé copiosas cenas con todos mis familiares... Lo normal». Por muy imponente que sea su físico, Bar resta artificio a todo cuanto le rodea.

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