La quiebra de Borsalino

La mítica sombrerería italiana, icono del cine clásico, ha sufrido una gestión financiera desastrosa que puede acabar con la firma

Alain Delon y Jean Paul Belmondo en «Borsalino» (1970) EFE

Ángel Gómez Fuentes

La Borsalino , la histórica marca italiana de sombreros, ha sido declarada en quiebra a causa de una gestión financiera desastrosa. La orden ha sido dada por un tribunal de Alessandria (Piamente), donde tiene su sede la mítica sombrerería. Fundada por Giuseppe Borsalino en 1857, se convirtió en icono de la moda made in Italy. Humphrey Bogart marcó una época con Ingrid Bergman y su célebre película «Casablanca» (1942), haciendo famoso este sombrero de fieltro. Estrellas de Hollywood y gánsteres, escritores y políticos, todos locos por un sombrero que acabó en las cabezas de Al Capone , Winston Churchill , Pancho Villa , Ernest Hemingway , Federico Fellini , François Mitterrand , Michael Jackson , Warren Beatty , Leonardo DiCaprio

Es larga y curiosa la relación de Borsalino con el cine, pues también lo popularizó Harrison Ford en «Indiana Jones»: su modelo «Fedora» , de fieltro y copa triangular, fue uno de los más cinematográficos. El Borsalino formó parte tanto de la vestimenta clásica de películas de gánsteres de los años 20 y 30, como de las clásicas americanas de los 40 y 50. Y en el ámbito del cine europeo, el actor francés Alain Delon y su compatriota Jean Paul Belmondo protagonizaron una película con el nombre de la marca: «Borsalino» (1970). Robert Redford llegó a escribir una carta a un heredero de la familia de sombrereros para hacerse con el que llevaba Marcello Mastroianni en «8 y medio», de Federico Fellini .

Fotograma de la película «Borsalino» EFE

No todos los sombreros Borsalino son iguales. Su fabricación es rigurosa, transmitida de generación en generación, alternando máquinas y trabajo manual: son necesarios 52 pasos y una media de siete semanas de trabajo para cada pieza.

Durante décadas fue un accesorio masculino indispensable, pero su gran historia no es suficiente. La paradoja es que la empresa no quiebra por razones de mercado -el pasado año facturó 17,5 millones de euros-, sino financieras, con una deuda de casi 20 millones de euros que dejó el propietario anterior.

En 1987, Vittorio Vaccarino , el último descendiente de la familia, cedió la mayoría del capital a un empresario milanés. La compañía pasó por sucesivas manos, arrastrada en escándalos financieros, como el protagonizado por el empresario Marco Marenco , el antaño llamado «rey del gas», imputado por bancarrota fraudulenta de sus sociedades, con 3.000 millones de euros de deudas con los bancos e impuestos no pagados. La mezcla del castillo de sociedades de energía con una joya de la moda resultó catastrófica por la pésima gestión financiera. Para salvar Borsalino, acudió hace un par de años el empresario italo-suizo Philippe Camperio , que trató de relanzar la firma haciendo una ampliación de capitales, pero no ha sido suficiente.

Hasta hoy, Borsalino tenía 10 tiendas en Italia y una en París, además de estar presente en infinidad de boutiques y grandes almacenes de todo el mundo: desde Saks Fifth Avenue a Harrod’s , pasando por Galeries Lafayette y Printemps . Los 134 empleados de la empresa continúan trabajando y confían en que se encuentre una solución en los próximos meses para evitar el cierre definitivo. Sería el fin de una época.

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