odas las piezas reunidas por Balkani durante 50 años se encontraban en su casa del Hôtel de Feuquières
odas las piezas reunidas por Balkani durante 50 años se encontraban en su casa del Hôtel de Feuquières - ABC

Pujas millonarias por los tesoros del «rey» de los centros comerciales

La colección de arte y muebles de Robert de Balkany está a la venta. En la primera sesión se alcanzó los 13 millones

Madrid Actualizado: Guardar
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Trece millones y medio de euros es lo que se ha alcanzado en la primera sesión de la subasta que muchos llaman ya «El remate del año», de la colección privada de Robert de Balkany en Paris. Fue el martes pasado y salieron a la venta 131 lotes de los 800 que forman el total de la colección y que se terminaran de subastar los días 28 y 29 de este mes.

Dos de estos lotes, superaron los límites estimados con creces: un escritorio romano de piedras duras Borghese-Windsor, de 1620, que había pertenecido al Papa Pablo V, más tarde fue adquirido por el Rey Jorge V de Inglaterra llevándoselo a Windsor, comprado por el padre del millonario en 1950, y finalmente adjudicado entre aplausos ahora al Museo J.Paul Getti por 2,5 millones de €

La segunda estrella de la sesión, fue un monumental reloj musical de Charles Clay de 1740 vendido en 867.000 (su estimación alta era de 250.000) al museo Van Speelklok de Utrecht.

Otras piezas importantes destacadas, pero ya dentro de los precios estimados, han sido un par de armarios de marquetería del taller de Boulle adquiridos por un coleccionista privado en 699.000€, una cómoda de caoba con marquetería firmada por Molitor, siglo XVIII, por 243.000, el retrato de un perro blanco por G. Stubbs que ha salido en 459.000 o el oleo de una batalla de Lepanto por Tintoretto en 315.000

La expectativa generada por la singularidad de las piezas que salían a subasta y la personalidad del millonario, ha provocado tal avalancha de anticuarios, instituciones, coleccionistas y curiosos de todo el mundo, entre ellos muchos de Asia y Oriente Medio, que ha obligado a la casa inglesa Sothebys a unirse a la francesa Leclère para hacer frente a las pujas.

Todas las piezas reunidas por Balkani durante 50 años se encontraban en su casa del Hôtel de Feuquières, en la rue de Varennes de Paris, según los expertos, una de las más importantes colecciones de artes decorativas y pintura que sale a la venta en Francia. Mario Tavella, director de Sothebys para Francia y Europa le describe como un grandísimo coleccionista y disfrutador del arte, apasionado por los bronces, la marquetería, los relojes, la pintura, los grabados y las piedras duras. Mientras que Damien Leclère de la casa de subastas Leclère, ha comentado que el rotundo resultado de las ventas son la señal de cómo va el mercado del arte en estos momentos y del interés de los inversionistas.

A Balkany le gustaba el lujo, pero que al mismo tiempo huía de la ostentación. Nacido en Hungria su padre le envió a Estados Unidos a estudiar arquitectura y se sintió fascinado por los sistemas de centros comerciales americanos introduciéndolos en Europa, llegando a tener mas de 50. Entre otros fue el responsable de la controvertida Torre de Montparnasse, y en España de La Vaguada, el Plaza Norte y últimamente estaba gestionando otro en Madrid Rio. Sus negocios, y el contacto con sus amigos, desde Juan Abelló, el marqués de Cubas o el propio Rey Don Juan Carlos, le traían al menos una vez al mes al Hotel Santo Mauro de Madrid donde se alojaba.

Dos matrimonios (el segundo con Maria Gabriella de Saboya), dos divorcios tres hijas, miles de amigos por el mundo, y todos coinciden (como se puede apreciar en el catálogo) en su personalidad afable y positiva, en su visión para los negocios y en su espíritu emprendedor. Estaba dotado para el arte, el deporte, los idiomas, hablaba 7 con fluidez y las amistades. Le gustaba adquirir lo bello y así reunió una colección de casas únicas en Francia como la de Paris, el Chateau de Saint Mesme, donde se casó su nieta, el de Balsan en el sur de Francia donde se casó él o incluso la finca de caza en Monfrague, Caceres donde le gustaba reunirse con sus amigos.

Decoraba personalmente sus casas, aunque se dejaba siempre aconsejar por el criterio de expertos como Jacques Garcia.

Le gustaba, dice su hija Marina, antes de acostarse, quedarse solo en ese imponente salón rojo, mirando sus cuadros y escuchando fascinado el tic tac de los centenares de péndulos de sus relojes.

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