Prostitutas, juegos de azar y maltrato físico a su hijo: el lado oscuro de Jackie Chan

El popular actor publica sus memorias, que verán la luz el próximo 4 de diciembre, en las que narra su desastrosa vida personal, llena de ira e inseguridades

Jackie Chan

ABC

Ha solido encarnar a personajes que son ejemplo para los demás, pero en su vida real dista de haber sido un ejemplo para los demás. Así lo desvela el propio Jackie Chan (64 años) en sus memorias, «Never grow up« (Nunca crezcas), que se publicarán el próximo 4 de diciembre, en las que valientemente cuenta su lado más oscuro .

Dormir con prostitutas, problemas con el juego y hasta maltratar a uno de sus hijos cuando era un bebé. «Me portaba muy mal y pienso que todo se remontaba a mis propias inseguridades infantiles , al hecho de que los niños ricos siempre me despreciaban a mí y a mi familia», se escuda en sus memorias sobre el incidente en el que lanzó a su hijo Jaycee (terminó en la cárcel por un delito de drogas)a otra habitación cuando tan solo era un bebé. Otro de los episodios que narra en la biografía es su problema con el alcohol. «Una vez estrellé un Porsche por la mañana y un Mercedes esa misma noche», se puede leer en el libro al que ha tenido acceso la publicación «Daily Mail».

Chan, que nació en una modesta familia de Hong Kong, se convirtió en uno de los actores mejor pagados del mundo pero a costa de su vida privada y su familia, con la que no pasó mucho tiempo, según admite. Un día acabó mirándose al espejo y se dijo: «Eres un verdadero fanfarrón. Eres un imbécil total».

A quien no menciona en sus memorias es a su hija Etta Ng Chok Lam , con quien no mantiene ningún tipo de relación. Desde que la joven admitió que era lesbiana, las cosas han ido de mal en peor con su padre, hasta tal punto que ella confesó en 2015: «No es mi padre, no siento ningún tipo de cariño por él. Es mi padre biológico, pero no forma parte de mi vida». De hecho la joven, que se casó esta semana con su novia Andi Autumn, reconoció que durante unas semanas durmió bajo un puente porque se quedó sin hogar por sus padres homófobos.

Chan también reconoce en mus memorias que le avergüenza no saber leer ni escribir . De hecho su tarjeta negra American Express, que no tiene límite de gasto, no tiene firma en el reverso porque no puede escribirla. Siempre fue un mal estudiante y su padre, procedente de una modesta familia de Hong Kong, le envió a un internado para que aprendiese a luchar.

Una vida llena de ira

En sus memorias, Chan admite que siempre ha sentido mucha ira que nunca ha podido controlar. Eso le ha llevado a portarse mal con sus allegados. Incluso admite que llegó a pelearse en numerosas ocasiones solo por diversión .

En lo profesional, las cosas no pudieron irle mejor, llegando a convertirse en uno de los actores mejor pagados del mundo. «Comencé a llevar grandes cantidades de efectivo en todo momento. Después de que vives en la pobreza, el efectivo te da una sensación de seguridad. Hace unos diez años gasté dos millones de dólares en un año para pagar las comidas de otras personas. También di regalos extravagantes: relojes, coches, chaquetas de cuero a medida, estuches de vino caro...», confiesa. Un dinero que también derrochaba en prostitutas, alcohol y juegos de azar.

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