Una planta tropical bajo el sol de Madrid

Luz, fiesta, amigos y viajes. En el estío de este chef, con una estrella Michelin, no falta esas «pequeñas» e imprescindibles cosas

Ruiz en la cocina de su restaurante madrileño, Punto MX, desde donde ofrece sus platos mexicanos José Ramón Ladra

Roberto Ruiz

Es esta, en mi opinión, una de las épocas más afortunadas de Madrid, la ciudad que se convirtió en mi casa hace más de una década -y eso que, cuando aterricé aquí, pensé que sería para tres meses-. En este lugar y en este tiempo disfruto de manera especial porque cambia el clima, la luz se prolonga durante más y más horas, la manera de comer es otra, el descanso llama a la puerta y los proyectos y propósitos para el futuro comienzan a tomar cierta forma... La energía de todo y de todos es muy diferente.

En México -donde nací, me crié y aprendí a cocinar observando los manejos de mi madre, con lo que dejé definitivamente aparcada la intención de convertirme en arquitecto o diseñador - carecemos de estas estaciones tan marcadas. Por ello valoro de manera especial este sol de agosto, esta luminosidad de más, estos días que se alargan para el disfrute y para la fiesta, este olvido de la grisura del invierno. Y yo celebro el estío en la mesa y entre fogones -en los restaurantes Punto MX y Salón Cascabel, y el gastrobar Mezcal Lab-, con platos más frescos y menos contundentes, más divertidos y fáciles de compartir.

Bienvenidos

Pero ahora no solo se trata de recrearnos en el sentido del gusto o de gozar de una luz casi cegadora. Es momento para recuperar los afectos cuando a Madrid llegan muchos amigos residentes en el extranjero, pues este es un punto de partida importante para viajar por toda Europa . Recibo con especial alegría a esa gente que no frecuento desde hace tiempo y su llegada me ayuda a romper parte de la rutina o, al menos, a hacerla mucho más divertida y llevadera.

Más allá de la playa, de los baños en el mar y los días de descanso, del intento de desconectar, del cambio de hábitos... personalmente siento que llegó la época perfecta para viajar con el ánimo de disfrutar de nuevas cocinas y conocer otros restaurantes. Trato de aprender, pero quiero hacerlo desde una perspectiva lúdica, bastante más relajada que en los meses de invierno. Más allá de tomar buena nota de esto o de aquello, comer por comer es puro placer .

Luego, siempre está la vuelta a Madrid, cuando el verano aún no se ha extinguido del todo y aún queda tiempo para disfrutar de sus calles, de sus fiestas , de esta ligera indumentaria y, como decía al principio, de la energía de la gente, que es completamente diferente. Hay mucha más disposición para divertirse con todo lo que la ciudad ofrece, cuando tantos aún están fuera de ella: cultura, música, arte, paseos... Es este un gran lugar para vivir de manera permanente. Sin embargo, insisto: el verano es la temporada que más agradezco. Soy planta tropical , así que el sol me viene muy bien para la creatividad, el rendimiento, el trabajo y para saber que se termina una etapa y que, en breve, comienza otra nueva.

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