Pilar Arístegui, en su casa madrileña, durante su encuentro con ABC
Pilar Arístegui, en su casa madrileña, durante su encuentro con ABC - MAYA BALANYÁ

Pilar de Arístegui: «Doña Sofía calla, escucha y siempre tiene la palabra oportuna»

La pintora y académica publica una biografía de la Reina emérita por su 78 cumpleaños

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El 2 de noviembre, nuestra Reina emérita cumple 78 años. Como regalo de aniversario, Pilar de Arístegui presenta su libro «Sofía, la Reina». Ajena a conventículos, capillitas o chismorreos del papel cuché, traza un perfil documentado y sensato sobre quien fuera nuestra monarca consorte, su profunda formación y su aportación durante cuatro décadas de democracia.

Pilar, después de leer su libro, creo que comprendo un poco mejor quién es la Reina Doña Sofía.

Esa era mi intención. El libro se asienta sobre tres hechos fundamentales: El exilio y la educación (porque el resto de su vida, dependerá de aquellos acontecimientos). La comprensión, ayuda y cooperación que aprendió de su madre y de su padre. Y por último: el entendimiento de la diversidad.

No olvidemos que el Rey Pablo organizó la primera conferencia de Atenas destinada al encuentro entre Oriente y Occidente, e incluía todo: religión, cultura, filosofía...

Este libro es un homenaje a Sofía de Grecia... Y lo es, en grado sumo, al manejar con mucho respeto el material del que disponía.

Lo has clavado. He tenido mucha información, pero he intentado abordarlo desde el respeto.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido conocer, como investigadora, de Doña Sofía?

El hecho de que acertó escogiendo las obras sociales adecuadas así como a las personas que quería ayudar: Teresa de Calcuta, Padre Ángel, Mohamad Yunus, Somali Mam... El hecho de apoyarles ha cambiado el mundo, de alguna forma, pero lo más importante es cómo pudo encontrarles y distinguirles del resto, justo cuando empezaban. Es como si tuviera un rayo láser, un olfato innato para saber quién es la persona válida para que pueda revertir sus esfuerzos sobre el bien común.

Pese al dolor del exilio... Fue una niña y una joven feliz...

Porque su núcleo familiar estuvo lleno de afecto, e imagino que ella debe haber intentado reproducir ese patrón con sus hijos, porque para ella la familia es, y ha sido, muy importante.

¿Por qué tenemos esa imagen de mujer fría, si usted nos retrata otro perfil: cálida, cariñosa...?

Eso es lo que intentaba transmitir. Me alegra que lo hayas percibido. Ella es responsable, organizada, consciente de sus deberes, pero no es menos cierto que también es una mujer cálida, que sonríe a todo el mundo, que da su momento de atención a todos. En el estreno de la ópera Goya en el Kennedy Center, ocurrió una anécdota curiosa. Una invitada estaba hablando con la reina y, cuando recibió la foto de aquel instante, se da cuenta de que detrás de Doña Sofía estaba su íntimo amigo Rostropóvich... ¿Quién no se hubiera distraído saludando a un gran amigo que está detrás?: La reina. Siguió escuchándola como si no hubiera nada más importante en ese momento. Eso es de un talante cálido, ¿no?

¿Esa actitud de escucha puede haber sido su principal virtud?

Calla, escucha y siempre tiene la palabra oportuna. Es muy prudente. Tiene la misma energía que su madre pero con una virtud añadida: la prudencia.

¿Es, quizá, una mujer triste, a día de hoy?

¡En absoluto! Habrá tenido sus problemas como todos, pero no la considero triste. Le chispean los ojos y tiene una sonrisa sincera.

Cuando ha ido «Como acompañante de...» se han visto en distintas situaciones, ¿cómo es, en el trato personal?

Es atenta, cercana, si habla contigo sólo está pendiente de ti. Le brillan los ojos cuando escucha... No obstante, he intentado no aparecer más que como cronista, por eso, algunas anécdotas vividas, las cuento en tercera persona.

¿Cree que ha asesorado al Rey en asuntos de Estado, una mujer con tanta formación?

No creo que asesorar -porque ella misma lo ha negado-. Siempre repite que no quería nada de protagonismo y que lo suyo sólo era ayudar. En mi fuero interno, pienso que tiene que haber dado consejos, que no es aconsejar, porque es una mujer culta, inteligente y observadora.

¿Cuál ha sido el peor momento vivido como mujer?

Sin duda, la muerte de su padre, el Rey Pablo; fue un durísimo golpe para ella. Tenían una relación maravillosa y aprendió muchísimo de él. Qué duda cabe que la muerte de su madre también fue muy dolorosa.

¿Y el peor momento vivido como Reina?

Imagino que las muertes de niños en atentados terroristas y en catástrofes naturales.

Durante el 23-F... se comentó que había un avión preparado, incluso que la Reina se marchó con el Príncipe de Asturias fuera de España...

Eso lo ha desmentido en repetidas veces, e incluso se enfada....No lo trato profundamente porque no son pocos los que han escrito de aquello. En ese momento recalco cómo reacciona la Reina: ayudando a todo el mundo, escuchando, apoyando, ocupándose hasta de que haya café, en esa larguísima madrugada.

¿El matrimonio con Don Juan Carlos, fue por amor, como el de sus padres?

Yo no puedo aseverar, pero creo no equivocarme si digo que eran una pareja muy enamorada, dispuesta a afrontar grandes retos.

¿Qué han tenido en común dos personalidades tan distintas: el Rey, tan mediterráneo y ella con una ascendencia más germana...?

La admiración del uno por el otro y la complementariedad. Uno tenía lo que al otro le faltaba, y al revés.

Sé que hay un hecho ocurrido en el País Vasco, que le emociona...

Sí. Mucho. Fue en el Santuario de Loyola. Entraron los Reyes con la comitiva y mi hermano Perico, que era Gobernador de Guipuzcoa observa que todo está en orden. Pero, según entran en la basílica, se oye un enorme estruendo. Eran los años del plomo de ETA y ¿qué hizo Don Juan Carlos en esas décimas de segundo en las que no se puede pensar y sólo se actúa desde el corazón?: Cubrir con su cuerpo, como un escudo, a la Reina. Mi hermano me lo dijo y yo lo he pensado: la amaba. Arriesgaba su vida por ella. Afortunadamente, no fue un atentado.

Luego, ¿se amaron, y mucho...?

No me cabe la menor duda de que se amaron... Con las dificultades que hubo, de no haber habido unos fuertes lazos de amor, conexión y comprensión hubiera sido imposible el matrimonio y las enormes dificultades que atravesaron como monarcas durante la Transición. Estaban muy compenetrados.

¿En qué podemos percibir la mano de la Reina durante lo que fue su reinado?

En todo lo que es ayuda y aporte social. No hay causa social donde la Reina no haya estado presente: ayuda a la drogadicción, alzheimer, rescate de niñas esclavas, educación, medio ambiente, mujeres rurales... En aquello en lo que pienses, ella ha estado primero.

¿Qué es lo que más le va a sorprender al lector? ¿Qué plus aporta este libro?

Es una crónica. Cuento más hechos que opiniones, porque es lo que la retrata... y sobre todo, la frase final del libro que lo dice todo: ha querido ser útil a los demás.

¿Cuánto cree que ha influido en el Rey Felipe, la educación materna?

La gente que conoció al Rey Pablo, dice que se parecen mucho. También lo dice la Reina. Creo que esa parte reflexiva de Doña Sofía la tiene el Rey Felipe: los detalles, la responsabilidad, el orden, la calidez humana. Nuria Espert contaba cómo, tras un encuentro con él, tenía que marcharse a una actuación y el propio Don Felipe llamó al taxi y la acompañó hasta el coche.

¿Cuál es la debilidad a la Reina?

La música. Lo ha demostrado a lo largo de toda su vida. Adora y ama la música. Ha seguido a todos los grandes de su generación: Rostropóvich, Yehudi Menuhin, que ya era amigo de sus padres... Ama y disfruta la música como una verdadera melómana.

Que su hijo se casase con una «plebeya», ¿pudo importarle?

Yo creo que ella había superado eso. Hay un antecedente en su propia familia: su tío, el Rey Alejandro I se había casado con una griega no perteneciente a la realeza, Aspasia Manos. Yo no afirmo, intuyo, que respetó la decisión de su hijo.

¿Cómo imagina que está siendo la jubilación de la Reina, en este momento?

Creo que, para una persona como ella, para quien la familia ha sido tan importante, que debe estar disfrutando de cierta paz con sus nietos. Me ilusionan las imágenes de la suelta de tortugas en Cabrera, con ellos, y en el mar, que es otra de sus grandes pasiones...

Si pudiera hacerle una pregunta, como cronista que no se ha entrevistado con ella, ¿cuál sería?

¡Tantas cosas! Una de ellas, sobre el mar. Ella se emociona con el Mediterráneo que es el mismo mar de Grecia y de España. Y sobre todo, hablar de lo que fue Corfú para ella y su crecimiento personal: años de belleza y juventud; ilusión y esplendor... ¿Qué fue esa casa de Corfú para ellos, su núcleo familiar?

¿En qué punto termina el libro?

En el balcón del palacio de Oriente el día de la proclamación de su hijo como Rey de España.

¿Es el momento de una tarea cumplida, para Doña Sofía?

Exactamente. Es bonito terminarlo ahí. Ya ha sido la proclamación en las Cortes, en ese momento apoteósico en el que el Rey pide el reconocimiento para su madre, que es Reina...

¿Dónde no ha querido entrar, en su vida?

En su privacidad. Todos tenemos derecho a ella.

¿Los últimos años, han sido de los peores, a causa de los problemas familiares?

Mmmm. Han sido movidos pero creo que es una mujer que, lo que más le ha podido conmover, es la pérdida de los seres queridos.

¿Cómo el distanciamiento de su hija, Doña Cristina, y de sus nietos?

También toco ese tema y me parece que cada vez que su hija le ha necesitado, ha estado a su lado. Se ha puesto el mundo por montera y me parece fantástico: una hija es una hija. Puedes saber que ha cometido errores, pero eres su madre y no puedes dejar de estar a su lado.

¿Quién es su confidente?

Ella tiene la gran suerte de su hermana, Irene, y su amiga del alma Tatiana de Radziwill, que estuvo en el exilio con ella. Son leales y discretas, y ella como amiga las corresponde.

El día 2 es su cumpleaños, usted lo celebrará presentando el libro, ¿cómo imagina ese día?

Imagino que las personas que cumplen años y ven una obra bien hecha detrás de sí, deben sentir satisfacción y dar gracias a Dios por un año más.

¿Ha leído el libro?

Bueno... espero que algún día lo lea.

Para finalizar, cuénteme dos anécdotas emotivas....

A mí me emociona la del zafiro de Bangkok. En el viaje de novios, Doña Sofía ve un precioso zafiro en una joyería, del que se emociona... pero no podían permitírselo. Al cabo de los años, regresan de viaje a Bangkok y ella regresa a la misma joyería. Pregunta por el zafiro, y el dueño le dice que, tras muchos años, finalmente apareció un comprador esa misma mañana. Ella se va triste, pero, cuál no será su sorpresa, cuando por la noche, cuando extiende su servilleta para cenar, se encuentra el zafiro...

Ignoro lo que pueda ocurrir hoy, pero que se han querido, no está en duda...

Para mí, tampoco, y... no te he contado cuando cumplió sus cuarenta años: El Rey organiza una cena para Doña Sofía y llama a toda su gente próxima. Cuando nadie esperaba nada más, abre unas puertas correderas del salón y... ¡aparecen todos sus amigos, sus primos alemanes! Se había ocupado, uno a uno, de llamarlos a todos para que no faltaran.

Este libro lo ha escrito porque nos faltaba el espejo de una vida ejemplar.

Es un buen espejo en el que mirarnos, a falta de muchos valores. Hasta la Reina Letizia, que lo tenía muy difícil, al seguir su ejemplo, no ha cometido ningún error. Será por algo, ¿no?

Espero que pueda escribir la biografía de nuestra nueva Reina...

A ver qué nos depara el tiempo...

Ver los comentarios