Miguel Ángel Silvestre: «Me costó entender que la fama es algo positivo en esta profesión»

El actor se halla inmerso en el rodaje de la tercera temporada de la serie «Narcos» en Bogotá

MADRID Actualizado: Guardar
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Miguel Ángel Silvestre es uno de los actores más carismáticos del cine español y el último en triunfar al otro lado del Atlántico. Después de dos años viviendo en Los Ángeles, ha fichado por la exitosa serie de Netflix «Narcos» y su vida está centrada en el trabajo y el surf. «Soy muy feliz. Los Ángeles es una ciudad muy solitaria, aunque a nivel laboral ofrece muchas oportunidades. Tengo la suerte de que mi amigo David vive en California y los fines de semana conduzco dos horas y cuarto y surfeamos. Aquí las olas son buenísimas y así suplo lo que echo de menos a mi familia. El surf es algo sencillo que me da mucho placer», declara a ABC.

Miguel Ángel es un hombre que no para de reinventarse: fue tenista, estudió Fisioterapia, se fue a América a estudiar inglés y ha sabido triunfar como actor a ambos lados del océano. «Le debo mucho al tenis. Jugar me dio la constancia para comprometerme con algo y dedicarle horas. Me retiré con 19 años, cuando vi que no iba a conseguir triunfar; un deportista profesional necesita técnica y madurez y yo carecía de esa madurez. Me generó una gran nostalgia. Todavía sueño a veces con que me dan un pase para jugar en Roland Garros».

Silvestre ha vuelto tras el parón navideño a Bogotá, donde ya está rodando la tercera temporada de «Narcos». «Me llamó la directora del casting, me dieron tres guiones y ni me lo pensé. Mi personaje ‘lava’ el dinero del cartel de Cali y está muy bien construido. Tengo la suerte de trabajar con otro español, Javier Cámara. Al llegar, mi primera frase se la decía a él. Fue como jugar en casa». El actor no está de acuerdo con el hijo de Pablo Escobar, quien ha manifestado que la serie incita a los jóvenes a ser narcotraficantes. «A ver si piensa lo mismo cuando termine la temporada...».

Aunque este papel evoca inevitablemente al personaje que le encumbró, el Duque de «Sin Tetas no hay Paraíso», las comparaciones terminan aquí. «Nada de poner la voz ronca. Tenemos un coach para estudiar la cadencia colombiana». Ese acento ya le jugó una mala pasada en su primer día de rodaje: «Treinta segundos antes de grabar, el director me pide que improvise y diga ‘La están pasando bien, disfruten de la rumba’ (habla con deje colombiano). Me puse nervioso, mezclaba la y le».

El actor acepta con madurez la fama: «He vivido una evolución. Cuando fue el éxito de ‘Sin Tetas no hay Paraíso’ tenía miedos porque tú no eres el personaje. La gente se acercaba al Duque y yo temía decepcionarles. Me costó tiempo entender que la fama es algo muy positivo en nuestra profesión. Que en América te dediquen una sonrisa de reconocimiento siendo un emigrante no tiene precio, te da una energía muy bonita».

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