Laila Ali en una gala en 2014
Laila Ali en una gala en 2014 - Sara De Boer

Laila Ali, la bella heredera de Cassius Clay

Su hija pequeña fue la única que cogió los guantes para seguir la estela de Muhammad Ali

Corresponsal en Nueva York Actualizado: Guardar
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Muhammad Ali se encargó de repetir en vida que él era «el más grande», el único, el irrepetible, el inimitable. Con el tiempo, la fanfarronería del boxeador antes y después de las peleas se ha transformado en verdad. No hay quien le haya hecho sombra como figura, más allá de los títulos o de los combates que se celebran entre las doce cuerdas. En su familia -amplia y diversa-, la única que intentó seguir su estela fue Laila, su octava hija.

Contra la voluntad de su padre, Laila decidió enfundarse los guantes a los 18 años. Fue una sorpresa en EE.UU., que en 1999 no sabía mucho de la hija de Ali. Pero la noticia se dio con el bombo propio del morbo que provocaba ver a los genes del ídolo del boxeo en un cuadrilátero: Laila lo anunció en una entrevista en el «Good Morning America» de Diane Sawyer, una de las estrellas de la televisión estadounidense.

Laila aseguró entonces que consideró el boxeo como una posibilidad después de ver una pelea de Christy Martin, la gran pionera del boxeo femenino en EE.UU. La carrera de la hija de Ali se extendió ocho años y tuvo todos los ingredientes para el éxito: Laila reunía una gran preparación, el atractivo de ser hija de Ali -que acudió en muchas ocasiones a ver sus combates- y una gran belleza. Los puristas criticaron que en su carrera - 24 combates, todo victorias- hubo más «show» que boxeo y que nunca accedió a pelear con otras grandes de la disciplina, como Ann Wolfe, Vonda Ward o Leatitia Robinson.

El pico del espectáculo fue el 8 de junio de 2001, cuando se subió al ring con Jackie Frazier-Lyde, otra boxeadora hija de leyenda: Joe Frazier. Los padres de ambas se dieron de lo lindo en combates legendarios y la pelea entre las hijas se convirtió en un acontecimiento mediático en todo el mundo. Se bautizó como «Ali/Frazier IV», en referencia a los tres combates de sus progenitores, y fue la primera pelea entre boxeadoras retransmitida en televisión por «pay-per-view».

Tras colgar los guantes, Laila se convirtió en una personalidad televisiva y todavía hoy es una fija en «realities» de toda índole. Ha aparecido en «Bailando con las estrellas», «American Gladiators», el programa de pérdida de peso «The Biggest Losers», «Fashion Police» o el concurso de gastronomía «Chopped: All Stars».

Es, sin duda, la descendiente más conocida de Muhammad Ali y, tras el fallecimiento de su padre, todo el mundo estaba muy pendiente de su reacción. Llegó ayer también a través de «Good Morning America», donde ya no está Diane Sawyer, pero es el programa más visto de la mañana en EE.UU. «Le despedimos con mucha paz», dijo Laila sobre las últimas horas de su padre en el hospital. «Por supuesto estoy muy triste, pero también lo he estado durante mucho tiempo por el sufrimiento de mi padre con el Parkinson», añadió. «Me sentía como si él estuviese encerrado en su cuerpo, me reconforta saber que ya no sufre más».

Laila pasó cerca de su padre los últimos momentos de su vida, igual que el resto de la familia más cercana, que incluye a sus ocho hermanos, a la última mujer del boxeador, Lonnie, y el hermano del campeón, Rahman, entre otros. Todos acompañarán a su padre en las exequias, que se celebrarán este jueves y viernes en su ciudad natal, Louisville (Kentucky).

Laila y el resto de familiares de Ali han mostrado unidad y respeto en el fallecimiento del «más grande», pero la extensa y diversa familia que deja detrás el boxeador podría convertirse en un polvorín en el reparto de su herencia. Ali se casó cuatro veces y tuvo nueve hijos, uno de ellos adoptado y dos en relaciones extramatrimoniales. Lonnie, una amiga de la infancia, se casó con el boxeador cuando ya estaba retirado y se le había detectado Parkinson. De ella se dice que consiguió enderezar el rumbo financiero de Muhammad Ali, que construyó y esquilmó fortunas a gran velocidad. Algunos familiares de Ali han han acusado a Lonnie de «controlar todo» lo relativo a la leyenda y de ser la responsable de expulsar del círculo familiar al único hijo biológico varón del boxeador, Muhammad Ali Jr. -que ha asegurado vivir en la indigencia en Chicago- y a su hermano Rahman, que también fue boxeador y fijo del séquito de Ali en sus días de gloria deportiva. Uno de los mejores deportistas de todos los tiempos se fue con su familia abrazada entorno a él, habrá que ver si su dinero no quiebra esa unión.

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