François Hollande y Valérie Trierweiler en mayo de 2012
François Hollande y Valérie Trierweiler en mayo de 2012 - AFP
GENTE

Juegos de alcoba en el Elíseo

Infidelidades, traiciones, escapadas nocturnas y hasta muertes en brazos de la amante... Historias de amor y desamor en la residencia presidencial francesa

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Desde Napoleón III (1808-1873) y Eugenia de Montijo (1826-1920), la última emperatriz de Francia, natural de Granada, los líos amorosos más tórridos son una constante en la historia sentimental del Elíseo, la residencia oficial del presidente de la República. Cuando traicionaba a su esposa, al caer la noche Napoleón III utilizaba unos oscuros pasillos con objeto de salir del palacio sin ser visto. Siglo y medio más tarde, esos mismos corredores fueron la vía de escape de François Hollande (62 años) para huir del lecho de Valérie Trierweiler (52) y correr en busca de la actriz Julie Gayet (44) en un céntrico apartamento.

Napoleón III y Eugenia de Montijo
Napoleón III y Eugenia de Montijo - ABC

Esa vocación / condición vodevilesca del Elíseo ha sido una constante desde su conversión en residencia oficial del jefe del Estado.

El presidente Félix Faure (1841-1899), muy amigo de la familia del niño Marcel Proust, murió en su lecho del Elíseo, en los brazos de una cortesana llamada Marguerite Steinheil.

Durante los comienzos de la V República, la figura marmórea del general Charles de Gaulle (1890-1970) y su esposa Yvonne eclipsaron de manera provisional esas tradiciones sentimentales, que pronto volverían a instalarse con éxito en los pasillos no siempre oscuros del palacio presidencial.

Baja intensidad

La presidencia de Valery Giscard d’Estaing (91) terminó sin escándalos sentimentales conocidos. Las referencias de Giscard a la belleza de una de sus ministras fueron meras anécdotas. Pero una vez que abandonó el poder, circularon historias sobre sus amoríos con una influyente consejera, reconvertida, con el tiempo, en asesora de Emmanuel Macron (39)

Jacques Chirac y Claudia Cardinale ABC
Jacques Chirac y Claudia Cardinale ABC

François Mitterrand (1916-1996) devolvió al Elíseo un aura de vodevil. Elegido presidente, se instaló con su esposa Danielle (1924-2011) en el dormitorio oficial del palacio, muy próximo a la alcoba que ocuparon Eugenia de Montijo y Napoleón III. También instaló a la más famosa de sus amantes, Anne Pingeot (73), y a su hija Mazarine (42), en un palacete contiguo. A lo largo de 14 años, el jefe del Estado cohabitó con sus dos familias, sin que la esposa y la amante, ni los hijos de la primera y la hija de la segunda, llegaran a cruzarse nunca... Hasta encontrarse frente a la tumba del presidente el día de su entierro.

A este contubernio había que sumar otras tórridas aventuras. Fue legendaria la aventura de Mitterrand con una de las periodistas más llamativas de la plaza de París, de nacionalidad sueca. Michèle Cotta (73), tal vez la cornista que mejor conoció a Mitterrand, ha contado en muchas ocasiones que al difunto presidente le encantaba cenar con varias mujeres al mismo tiempo, sin que ninguna supiese cuál de ellas sería finalmente elegida para pasar la noche.

El sepelio de Miterrand reunió, en 1995, a su esposa Danielle y a su amante Anne
El sepelio de Miterrand reunió, en 1995, a su esposa Danielle y a su amante Anne - EFE

Durante la presidencia de Jacques Chirac (84), el ruido y la furia de la guerra política sin cuartel eclipsaron temporalmente la condición vodevilesca del Elíseo. Hasta que Bernadette Chirac (83) y los primeros biógrafos del expresidente comenzaron a desenterrar viejas y más recientes historias. No sin cierto desencanto y resignación, la humillada esposa terminó confesando que había estado a punto de romper su matrimonio en varias ocasiones, harta de mentiras y aventuras sentimentales. Se ha relatado con bastante precisión el éxito de Chirac entre féminas de todas las edades. Y quizás la más legendaria de sus aventuras, nunca confirmada, fue un pasajero desliz con Claudia Cardinale (79).

Nicolas Sarkozy y su segunda esposa, Cécilia Ciganer
Nicolas Sarkozy y su segunda esposa, Cécilia Ciganer - AFP

Con la llegada de Nicolas Sarkozy (62), el Elíseo volvió a recobrar su lustre de gineceo político. Tras una campaña triunfal, salpicada de rumores de ruptura matrimonio, Sarkozy se instaló en el palacio presidencial acompañado de su segunda esposa, Cécilia Ciganer Albéniz(59) –la primera mujer del presidente era Marie-Dominique Culioli–. La pareja Sarkozy-Cécilia ya había tenido muchos altos y bajos previos. Ella estuvo parcialmente ausente de la victoriosa campaña de su segundo marido, al que había conocido en su primer domicilio conyugal, cuando aún estaba casada con un amigo de Sarkozy, llamado Jacques Martin.

Enemigos íntimos

No tardaron los enemigos íntimos de Sarkozy (Dominique de Villepin) hacer llegar a Cécilia grabaciones policiales sentimentalmente comprometedoras. Y la pareja volvió a entrar en crisis. Hasta que el semanario «Paris Match» publicó las fotos nocturnas de Cécilia y Richard Attias, consejero de Sarkozy en asuntos de comunicación política, durante un «paseo de enamorados». Estalló la crisis definitiva: Cécilia huyó a Nueva York para ir en brazos de su amante y futuro esposo. Y Sarkozy se consoló frecuentando en la intimidad palaciega a varias periodistas de reconocido prestigio. Llegó a decir en público que volvía a estar «enamorado». Un amor medio secreto con una cronista de «Le Figaro».

Hasta que Sarkozy conoció a la cantante y modelo italiana Carla Bruni(49) en casa de un reputado publicitario, autor de la campaña de comunicación con la que Mitterrand llegó al poder. Tras meses de relaciones, la pareja contrajo matrimonio y en 2011, cuando Bruni ya ejercía como primera dama, alumbró la pequeña Giulia.

Ségolène Royal y François Hollande en 2007
Ségolène Royal y François Hollande en 2007 - AFP

Dos o tres años más tarde, François Hollande desembarcó en el Elíseo acompañado de Valérie Trierweiler, cronista política en «Paris Match» y quien durante años fue su amante, con el desconocimiento de la compañera y madre de los cuatro hijos del presidente, Ségolène Royal (63).

Durante los primeros meses de su mandato, Hollande solo cohabitó en el Elíseo con dos mujeres. Compartía el lecho nocturno con Trierweiler y compartía los consejos de ministros, en el mismo palacio, con Ségolène, a quien nombró ministra de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía. Pronto se descubriría que había una tercera mujer en discordia, instalada a escasos 500 metros del Elíseo: Julie Gayet, actriz y productora de cine.

Relación a tres bandas

Esa relación a tres bandas duró un par de años, hasta que el semanario «Closer» publicó las fotos del presidente entrando en la casa de Gayet (lugar al que se dirigía en moto y sin casco). Y estalló el escándalo: Valerie salió de manera humillante del Elíseo y, tras unos días refugiada en otra residencia presidencial, La Lanterne, en Versalles, recobró fuerzas para vengarse de su ex a través de un polémico libro de memorias, «Gracias por este momento», donde le despellejó vivo.

El brazalete perdido

Horas después de que François Fillon (63) quedara descartado para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el próximo 7 de mayo (los 900.000 euros cobrados por su esposa Penelope por un presunto empleo ficiticio le han pasado factura), toda la prensa francesa se hacía eco del supuesto affaire del candidato conservador con su jefa de prensa, Caroline Morard. Tras el paso de la comitiva de Fillon por un hotel de Ajaccio (Córcega), se supo que Morard había pasado la noche con su jefe al olvidarse en su habitación un llamativo brazalete de oro.

Marine Le Pen (48) y Emmanuel Macron, candidatos a la presidencial de la República, abrirán una nueva página en la historia sentimental del Elíseo, que comienza con chistes y gracietas de gusto muy dudoso. No resisto la tentación de citar la última: «El Elíseo estará ahora muy marcado por una relación “edípica” (del complejo de Edipo: “El complejo de emociones y sentimientos infantiles caracterizados por la presencia simultánea y ambivalente de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores”). “Ella ha matado políticamente a su padre. Y él se ha “casado” con su madre ( Brigitte Trogneux)».

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