Eduardo San Bernardo

Isabel Preysler y su permanente búsqueda de la juventud

La estilista Cristina Reyes da las claves del acertado cambio de imagen de la «reina de corazones»

MADRID Actualizado: Guardar
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«Busquen a una señora de blanco y esa será Isabel Preysler», decía una azafata en un acto social cuando le preguntó un fotógrafo por la localización de la «reina de corazones». No se equivocaba, pues esta frase bien podría servir para buena parte de las apariciones públicas más recientes de la novia de Mario Vargas Llosa. Isabel se ha hecho incondicional del blanco para sus vestidos de gala, aunque insista en que el día que se case con el premio Nobel no lo hará ataviada a la manera tradicional.

Lo cierto es que, en el año que acaba de terminar, Preysler ha dado un sutil giro a su estilo -en ella, los cambios bruscos serían imposibles-. Está apostando por nuevas firmas (como Sophie et voilà! o George Hobeika) y evita los clásicos de toda la vida, que en su caso eran desde Armani a las hermanas Molinero, pasando por algún YSL o los diseños que le hacían años pasados en Dafnis.

Tanto en sus modelos como en el peinado o maquillaje, la Isabel de hoy es una mujer renovada que busca la juventud sin caer en la estridencia y que se cuida con una férrea disciplina alimentaria y física (gimnasia).

Pasión por el chocolate

Sin declararse macrobiótica al completo, ya que su debilidad es el chocolate, lo cierto es que para ella el tofu, la sopa miso o los copos de avena son fundamentales. De la misma manera que no perdona sus clases de yoga cuando no se encuentra de viaje con Vargas Llosa, tampoco falta a su cita semanal para sus cuidados faciales en el centro de belleza Massumeh, donde además acude en compañía del escritor peruano, así como sus visitas al centro de Maribel Yébenes, donde se aplica tratamientos corporales. Conscientes del valor de la juventud, hoy tanto Mario como Isabel se interesan por todas las nuevas técnicas o centros antiaging del mundo. Y de la misma manera que Preysler ya ha acudido en distintas ocasiones el Sha Welness de Alicante, ahora tienen mucho interés en visitar un centro de rejuvenecimiento que hay en la falda del Himalaya, destino beauty para la aristocracia europea y artistas internacionales, donde se aplican las técnicas ayurvédicas y productos como las bayas de goji, el árbol de sandalo, las hierbas tibetanas, como la ashwagandha, o el espino cerval de mar (la baya marina), que es de lo más reciente.

Tras el rejuvenecimiento estilístico de Isabel figura la estilista Cristina Reyes, quien ya lleva ocho años asesorándola en cuestiones de imagen, aunque ella misma insiste a ABC que se trata de un trabajo a medias. «Cada vez que Isabel confirma su presencia a un acto, me llama para que le busque la ropa -comenta Reyes-. Selecciono bastantes prendas que llevo a su casa de Puerta de Hierro para decidir juntas el modelo que llevará. Tenemos muy buena sintonía y casi siempre estamos de acuerdo en la elección. Ella sabe muy bien lo que le gusta y tiene una serie de normas que hay que respetar. Por ejemplo, nunca lleva faldas por encima de la rodilla, no abusa de los escotes, no lleva brillos de día y le pongo forros de color carne bajo los encajes». De todos los estilismos de 2016, Cristina se siente especialmente orgullosa del que ha lucido durante la recepción del Carlos de Inglaterra, días atrás en Escocia. Isabel brilló con un diseño de alta costura del mencionado George Hobeika. «En realidad, es una coincidencia que Isabel últimamente vaya de blanco. No me lo pide ni lo busco a propósito. Lo que ocurre es que este color le da mucha luz y siempre es el favorito en nuestra elección. Pero no hay ningún mensaje oculto ni deseo de jugar a vestirse de novia», aclara su estilista.

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