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Isabel Preysler, madrina de la firma nupcial Pronovias - BELÉN DÍAZ

Isabel Preysler: «Con Mario no me casaría ni de largo ni de blanco»

La socialité ha sido fichada como madrina de una conocida firma de moda nupcial. «Os aseguro que no tengo ninguna prisa», dice sobre su boda con Vargas Llosa

Madrid Actualizado: Guardar
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Considerada la reina de corazones desde hace décadas, Isabel Preysler mantiene la curva de la fama en su nivel máximo hasta en acontecimientos tan fuera de su quinta como es amadrinar la inauguración de una tienda de Pronovias. Lo normal en estos actos es fichar a una joven casadera que tenga suficiente tirón como para acaparar la atención mediática. Pero Preysler es, a sus 65 años, la novia más cotizada del panorama social, eclipsando a las de 20, 30, 40 y 50 años.

Enamorada y feliz junto al premio Nobel Mario Vargas Llosa, que Isabel se vuelva a vestir de novia es algo que no parece imposible, aunque entre sus amigos ella confiesa que no tiene ninguna necesidad de una cuarta boda.

«Para eso aun falta tener el divorcio y os aseguro que no tengo ninguna prisa», dijo ayer ante los medios de comunicación. Vestida con un mono en blanco y negro de Pronovias que dejaba un hombro al aire y estaba adornado con pedrería, Isabel estaba radiante y muy feliz. Por eso hay quien cuenta los días para anunciar el divorcio de los Vargas Llosa (ya está casi todo acordado por lo que sólo falta la reunión para firmar los papeles y cerrara algún fleco pendiente) y comenzar la cuenta atrás de la que sería una de las bodas más sorprendentes del año. «No me casaría ni de largo ni de blanco, ni haría una gran celebración, que para eso ha estado el cumpleaños de Mario. Pero te aseguro que aun no he pensado en esas cosas», repetía delante de las cámaras.

«Valió la pena»

La llegada de Preysler ayer al nuevo local de Pronovias fue como siempre una guerra de flashes y micrófonos. Esta vez Isabel no ha podido controlar los tiempos de sus apariciones y es que el aniversario de Vargas Llosa y el ciclo de conferencias en homenaje a sus 80 años la han tenido todo el día en actos públicos rompiendo con su discreta vida hogareña. Días antes del homenaje viajaron en Semana Santa hasta Salzburgo, donde han podido tener «la tranquilidad que necesitábamos» y disfrutar de la ópera junto a unos amigos.

Los cercanos a la pareja saben cómo Vargas Llosa le pide casi a diario a Isabel que se case con él. El escritor ni quiere ni oculta lo feliz que está a su lado y por eso entre sus íntimos se da por sentado que esa unión será una realidad cuando las circunstancias lo permitan. «Cada día al lado de Mario es mejor, para mí la felicidad también es su nombre», respondía emulando las palabras que el escritor le dedicó de forma tan cariñosa esta semana en su homenaje.

«Por supuesto que valió la pena», afirmaba Isabel a la pregunta de si su historia sentimental está por encima de toda la polémica que supuso su romance. «Siempre me he casado porque he estado con señores que pensaban así», insistía dejando claro que ella podría seguir como está y sin necesidad de un anillo con fecha grabada. «Me he sentido muy arropada por todos los amigos de Mario», comentaba. Como siempre el paso del tiempo ha ido a su favor y de ahí que hoy los dos sueñen con perder tanto interés mediático y conseguir la tranquilidad que solo dan las relaciones normales sin «paparazzi» tras sus pasos.

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