Instagram

InstagramEl sobrecogedor testimonio de Adriana Abenia: un tumor de garganta casi le deja sin voz

La presentadora que ya se recupera feliz en casa tras ser operada para extirparle el tumor, ha compartido con todos lo que estaba padeciendo en silencio

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Muchos habéis intentado contactar conmigo durante semanas, sin éxito, pero hay veces que la vida se vuelve del revés y hay que hacerle frente; en mi caso, he tenido la gran suerte de estar acompañada por la gente que me quiere y que no se ha separado de mí ni un minuto.

Hasta hace poco tenía la sensación de ser invencible. Pero un intruso, que desde luego no era bienvenido, se alojaba en mi cuello empujando la tráquea. Tras varias ecografías y un PAAF sospechoso- en la que yo creía que era una revisión médica rutinaria-, me vi obligada a cruzar el pasado marzo las puertas del Hospital Gregorio Marañón (Madrid) muy temprano y en tiempo récord. Y es que, para las cosas importantes, sigo confiando en la Sanidad Pública.

Una vez allí tuve que ducharme de nuevo, esta vez con una esponja desinfectante, y me dispuse a vestir uniformada, con un pijama azul», así de sincero y sobrecogedor empieza el relato de Adriana Abenia en el blog que tiene en 20 minutos. En el habla sin censura del que ha sido el peor momento de su vida.

Conocida por su energía y positividad, con el sentido del humor por bandera y su sonrisa imborrable. La presentadora se ha abierto como nunca para contar su pesadilla y ayudar a quienes pasen por algo similar a mirar la vida de «tú a tú» y luchar por vivir. Además, habla con todo detalle sus sensaciones, sus emociones y cómo tuvo que reprimir el llanto al despedirse de su familia antes de ser anestesiada:

«Recuerdo el sonido de las ruedas al deslizarse por el hospital, el techo pasar, las luces, ya nadie a quién decirle nada, excepto la celadora… También aquel nudo en el estómago al descender el ascensor. Las puertas abriéndose. La sala donde me preguntaron cosas antes de ponerme la vía. La absurda preocupación de quedarme desnuda, estando con la regla. Todos los que iban a presenciar la operación intentando tranquilizarme y preparándose. La mesa fría y dura donde apenas cabían los brazos. Yo advirtiéndoles de que el bulto era en el cuello, no fuera a ser que se equivocaran. Y por último, la máscara en mi cara y un susurro pidiéndoles que no me operaran todavía, porque aún no me había dormido», cuenta. «Cuatro interminables horas para mi familia pasé en el aséptico quirófano. (...) Pero, pese a seis horas de reanimación y a todos los cuidados, cuando al despertar me vi afónica, todas mis ilusiones y mis sueños se desvanecieron de repente. No me importaba la dimensión de la cicatriz e incluso olvidé preguntar si era cáncer; tan sólo deseaba poder volver a reconocerme, reír y desarrollar mi trabajo y mi vida con normalidad. Había perdido mi voz y nadie me aseguraba al 100 % que volviera a recuperarla», narra desolada.

En pocas ocasiones hemos podido conocer el testimonio de un rostro conocido en un momento tan delicado. Abenia ha demostrado su valentía y fuerza con el lema de «si se puede». Ha vuelto a educar su voz y con ayuda de un logopeda y muchas horas de trabajo, hoy podemos decir que está recuperada. Por suerte la joven zaragozana ya descansa en casa y coge energías para volver al trabajo con más vitalidad y ganas que nunca. « Me he decidido a contaros esto porque vuelvo a arañar la felicidad, tras haber recuperado mi voz. Ahora sí, que se muera lo feo (...) ¡V! de Victoria», concluye diciendo emocionada. Un ejemplo de superación que sin duda servirá a mucha gente a creer.

Todo un ejemplo de superación.

Ver los comentarios