Hope Hicks, la «hija adoptiva» de Trump deja Washington

A sus 29 años, la ex modelo y directora de comunicación de la Casa Blanca era una de las personas con mayor ascendencia sobre Trump. Ahora se va entre líos políticos y sentimentales

Javier Ansorena

Donald Trump ha roto la lógica política. El ascenso a la Casa Blanca de un millonario deslenguado y conocido sobre todo por la telerrealidad ha cambiado los esquemas de qué puede hacer quién. Lo mismo ocurre con su círculo más cercano. Hope Hicks es, a sus 29 años, su colaboradora más veterana y una de las personas con más poder en Washington . Eso a pesar de que en 2015, cuando Trump la reclutó para su equipo, su experiencia política era nula. Pero la convulsa presidencia de Trump es también una trituradora de altos cargos, y Hicks ha anunciado esta semana que deja Washington, cansada del tóxico ambiente capitalino y salpicada por líos políticos y sentimentales .

Su salida se ha conocido un día después de testificar durante casi nueve horas ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes , que investiga el supuesto complot entre Rusia y la campaña de Donald Trump durante las elecciones. Hicks, que ya fue interrogada en diciembre por Robert Mueller, el investigador especial del caso, no respondió a la mayoría de las preguntas más sustantivas, admitió que en ocasiones dijo «mentiras piadosas» por la naturaleza de su trabajo, pero que nunca mintió sobre nada relacionado con la interferencia de Rusia en las elecciones.

A pesar de la cercanía en el tiempo, la Casa Blanca ha negado que el adiós de Hicks tenga que ver con estas investigaciones. Las sacudidas de la trama rusa no han sido el único problema para Hicks, envuelta también en el escándalo de la salida de Rob Porter, el secretario de la Casa Blanca y persona de confianza de Trump, que había recibido acusaciones de abusos por parte de sus dos ex mujeres. En las últimas semanas, algunos medios sensacionalistas como ‘Daily Mail’ publicaron que Hicks y Porter estaban saliendo , y que la polémica defensa de la integridad de Porter por parte de la Casa Blanca tenía que ver con su relación con Hicks.

Fuentes cercanas a Hicks han asegurado a diversos medios estadounidenses que la hasta ahora directora de comunicación de la Casa Blanca llevaba meses preparando su salida : estaba cansada de Washington, había logrado grandes objetivos al lado de Trump y nunca habría un buen momento, en una presidencia instalada en la gestión de crisis continuas.

Hicks, junto a Donald Trump durante la campaña electoral AFP

Pero también hay sospechas, como advierte la revista ‘New York’ de que Trump cree que Hicks se equivocó en su relación con Porter y quizá eso fracturó su mayor capital: la confianza por parte del presidente.

Hicks era quizá la persona que gozaba de mayor ascendencia personal con Trump sin tener su apellido. Es una especie de hija adoptiva del presidente, que la fichó cuando hacía trabajos de comunicación para su hija Ivanka y que estuvo en su equipo electoral desde el primer día . Una ex modelo elegante, de ojos verdes rematados con pestañas imposibles, muchos la vieron al principio como una mujer florero de Trump. Pero Hicks en realidad era un poder en la sombra, siempre fuera del foco -no concede entrevistas- y una de las pocas personas capaz de hacer cambiar de opinión a Trump. «La echaré de menos a mi lado, pero cuando me dijo que quería buscar otras oportunidades, lo entendí», reacción el presidente. «Estoy seguro de que trabajaremos juntos en el futuro».

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