Una fachada formidable para un interior relativamente sobrio
Una fachada formidable para un interior relativamente sobrio - EFE

Holanda vende el palacio de la Reina Juliana

Nadie de la Familia Real quería instalarse en el histórico edificio y al Gobierno le salía muy caro el mantenimiento

Corresponsal en Bruselas Actualizado: Guardar
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Pasar unos días en un palacio de la Familia Real de los Países Bajos será posible dentro de poco, en cuanto terminen las obras para transformarlo en un hotel. El de Soestdijk, donde vivió la Reina Juliana de Holanda desde 1937 hasta su fallecimiento, en 2004, acaba de ser vendido por 1,7 millones de euros a un consorcio privado, que lo convertirá en un hotel de lujo, según anunció el Gobierno holandés. El precio incluye el edificio y los jardines que lo rodean cerca de la ciudad de Utrecht y no lejos de Ámsterdam.

El inmueble forma parte de la memoria colectiva de los holandeses de cierta edad. Cuando falleció la Reina Juliana, la abuela del actual monarca, el Palacio de Soestdijk fue abierto al público y fueron miles los ciudadanos que acudieron a visitarlo.

Y lo que descubrieron es que la Reina y su esposo, el Príncipe Bernardo, en realidad vivían en un entorno relativamente austero. El imponente edificio de color blanco carecía de grandes adornos en las zonas privadas, las alfombras estaban desgastadas y, al parecer, había rincones de su dormitorio que habían sido reparados a mano y pintados de amarillo por el propio Príncipe Bernardo.

Durante las tres décadas de reinado y, sobre todo, en los años de su retiro después de su abdicación en abril de 1980 y hasta su muerte, la Reina Juliana disfrutó allí de una existencia tranquila y alejada de todo boato. Los ciudadanos conocen bien los jardines y la parte exterior de la casa, porque los sucesivos cumpleaños de Juliana eran como un marcador del paso del tiempo, siempre con el mismo decorado del Palacio de Soestdijk.

Una vez que el edificio dejó de ser usado, el Gobierno se proponía seguir manteniéndolo. Pero llegó la crisis de 2008 y, tras casi una década vacío y sin uso, se han ido acumulando los achaques entre sus muros hasta el punto que el coste de su renovación ya resultaba demasiado alto, teniendo en cuenta que ni los actuales Reyes Guillermo Alejandro y Máxima, ni la ahora Princesa Beatriz lo utilizan ni tienen intención de hacerlo.

El edificio fue construido a mediados del siglo XVII por un alcalde de Ámsterdam, cuya familia lo vendió años después a la Familia Real. El palacio pasó por no pocas vicisitudes, entre otras la de ser convertido en cuartel para las tropas napoleónicas, aunque con el tiempo acabó siendo una de las cuatro residencias oficiales de la realeza holandesa. En los últimos tiempos, los actuales monarcas estaban más interesados en hacer olvidar los escándalos sobre sus planes de adquirir una mansión de vacaciones en Mozambique, de modo que Soestdijk será el epicentro de un complejo privado para congresos y, por supuesto un hotel de lujo. Probablemente más lujoso que aquella residencia que en tiempos ocupó la Reina Juliana.

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