El cantante con su mujer en un acto promocional
El cantante con su mujer en un acto promocional - EFE
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Así es la guardería donde el hijo de Alejandro Sanz aprende a ser políglota

Raquel Perera, mujer del cantante, dirige el Rainbow Cultural Garden de Miami. Allí, su primogénito, de 5 años, practica varios idiomas

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Nadie cuestiona que el cerebro es en los primeros años de vida una esponja que absorbe conocimientos como nunca volverá a hacerlo. Si no, que se lo pregunten a Raquel Perera, la mujer de Alejandro Sanz. En la última semana ha colgado en las redes sociales una serie de vídeos en los que el hijo de la pareja, Dylan, demuestra sus habilidades en ruso, chino, árabe e inglés, además de en español.

Perera busca así demostrar la eficacia del método empleado en el centro de Miami al que asiste el pequeño y que ella misma dirige. Se trata de una escuela infantil de la red Rainbow Cultural Garden, que aprovecha que en los dos primeros años del niño es cuando el cerebro humano más expande su capacidad para el aprendizaje, la solidaridad y el simple disfrute de la vida.

Es más, desde Rainbow Cultural Garden se destaca que hay «periodos críticos» en los que se generan más de dos millones de conexiones neuronales por segundo. Por eso es ahí cuando incide para adquirir las destrezas que le serán útiles a lo largo de su vida.

Los centros de Rainbow Cultural Garden ofrecen un método que permiten que los niños aprendan a edades tempranas incluso más de siete idiomas. El pequeño Dylan aparece en los vídeos colgados por la madre interpretando en inglés una canción de los Beatles, jugando en chino, asistiendo a una obra de marionetas en árabe y hablando en ruso.

Raquel Perera, que estudió Psicología, ha visto en la educación multilingüe su «mayor descubrimiento», como destaca en su perfil de Twitter. Aunque se la ve muy volcada en este proyecto, no es su única faceta. También trabaja en el sector de los productos para la piel y ha pasado por el mundo de la comunicación, precisamente a través del cual conoció a su ahora marido.

Ambos tienen dos hijos en común, Dylan y Alma, aunque el cantante es padre de dos vástagos más: Manuela, que tuvo con la su primera esposa, la mexicana Jaydy Michel, y Alexander, fruto de una relación con la puertorriqueña Valeria Rivera.

Otra española que decidió probar los aires de Miami, Carla Goyanes, visitó hace un tiempo el centro de Raquel Perera y explicó en su blog que no se imparten clases de idiomas al uso, sino que se rodea al niño del ambiente propio de cada cultura asociada a cada lengua en cuestión. De hecho, la diversidad cultural como fuente de riqueza para el desarrollo del niño es uno de los grandes principios inspiradores del método de Rainbow Cultural Garden.

Estos «jardines culturales» no solo están presentes en la soleada metrópoli del sur de Florida, sino que se han implantado también en otras nueve ciudades de Estados Unidos, México, Guatemala, Reino Unido y España, en concreto en Madrid. Además, la red tiene previsto abrir más en nuevas ciudades mexicanas y en Canadá.

«Los idiomas suman»

Los expertos coinciden en que la capacidad lingüística es fundamental para la persona. Según explica a ABC la especialista en enseñanza de idiomas de la Universidad de Navarra, Ruth Breeze, hay estudios con recién nacidos en Canadá que indican que «los niños incluso empiezan a familiarizarse con el ritmo y los sonidos del idioma que habla su madre incluso antes de nacer». A las pocas horas de llegar a este mundo, «los bebés reaccionan con índices de estrés (medios con un chupete electrónico) si la madre les habla en una lengua que no es su idioma habitual», señala. Por eso ve positivo tener contacto con más de un idioma en edades tempranas. Para Breeze, «un niño que crece con más de un idioma tendrá más flexibilidad, más capacidad de interpretar y producir los sonidos de los distintos idiomas, más capacidad intuitiva, más conciencia metalingüística…». Más aún, asegura que quienes no aprenden una segunda lengua antes de los 13-15 años, experimentan «más dificultad» para hacerlo que las que empiezan antes.

Ahora bien, advierte de que «dominar una lengua no es simplemente saber mantener una conversación sencilla». «Pensamos que el niño aprende rápidamente, pero en realidad tarda uso 15 años, quizás más, en llegar a un dominio apropiado de la gramática, del vocabulario, de los registros escritos, etc., de su lengua materna», afirma. «En realidad –apunta la experta–, sería difícil mantener cinco o seis idiomas a lo largo de nuestra vida escolar tan apretada», aunque reconoce que «hay personas que lo hacen». En cualquier caso, sostiene: «Los idiomas suman, no restan».

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