Descubriendo Extremadura

Su regreso a esta tierra, tres décadas después de pisarla por vez primera, provocó a la embajadora la sensación de un viaje a través del tiempo a un destino lejano

La embajadora Jortikka-Laitinen evoca el pasado por las empedradas calles de Trujillo ABC

Tiina Jortikka-Laitinen

Al hacer memoria de mis primeros viajes por España como joven diplomática me viene la viva imagen de un viaje por carretera bajo el sol abrasador de Extremadura . También era verano y recuerdo cómo nada más dejar Madrid, al ver las extensas llanuras más allá de las montañas, tuve la sensación de estar haciendo un recorrido a través del tiempo a un destino lejano y un pasado desconocido.

Esa misma sensación me invadió este verano, 30 años más tarde, esta vez como embajadora de mi país en España, al tener la oportunidad de pasar unos soleados días estivales en Extremadura en compañía de dos embajadoras amigas mías. La belleza de sus áridos paisajes , la fuerte presencia de sus diversas etapas históricas y su pausado ritmo de vida dejaron en nosotras una huella imborrable, que nos incita a volver a Extremadura para hacer nuevos descubrimientos. Tuvimos la sensación de haber encontrado un tesoro escondido, una joya a la espera de ser encontrada.

Para los aficionados a la historia y al arte, Extremadura ofrece un sinfín de cosas para ver y hacer. Con tan sólo visitar brevemente Trujillo, Mérida y Cáceres se puede palpar con claridad como cada ciudad tiene su propia identidad y dimensión histórica. ¿Existirá otro lugar donde se pueda contemplar casi a la vez tantos edificios y monumentos bien conservados de estilo romano, islámico o gótico? Pasear por las estrechas calles de estas antiguas ciudades, tomar un café en una de sus pequeñas plazas o subir a sus impresionantes murallas hace que la historia cobre vida dándole una perspectiva nueva al pasado. Por los adoquines de las calles de Trujillo casi se podían oír las pisadas del caballo de Francisco Pizarro

Fuerte arraigo culinario

La gastronomía forma una parte esencial del turismo y, a veces, hasta constituye el punto de partida de un viaje. De la oferta culinaria de Extremadura me atraen en particular su fuerte arraigo en la cocina tradicional, así como la calidad y sencillez de sus productos básicos. Aunque suelo elegir platos ligeros de pescado o verdura en verano, he de confesar que el intenso sabor y la suavidad en el paladar del jamón extremeño me cautivaron. A pesar de nuestros intentos no conseguimos ver ni un solo cerdo ibérico en el campo , pero lo cierto es, que durante esta visita, empecé a planificar ya mi próximo viaje a Extremadura para conocer mejor su producción agrícola y ganadera.

Tiina con Argita Daudze, embajadora de Letonia, y Michèle Pranchère-Tomassini, de Luxemburgo ABC

Mientras asistía a una representación en el Teatro Romano de Mérida , vi cómo la luna llena hacía su lenta aparición en el cielo nocturno. Un mes más tarde, esa misma luna se dejaba ver a unos 4.000 kilómetros de distancia, esta vez en el corazón de Finlandia, donde asistía a una representación en el Festival de Ópera que se celebra en el castillo medieval de Savonlinna. En ese momento no pude dejar de pensar, con mucha gratitud, en la riqueza cultural de nuestra Europa común y en nuestra gran herencia conjunta de obras maestras, que se representan tanto en el norte como en el sur, y que cada generación adopta dándoles nuevas interpretaciones.

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