Una comuna okupa se instala en la mansión mallorquina de Boris Becker

El tenista llevó a cabo una serie de reformas en la residencia que incrementaron sus problemas económicos

El tenista Boris Becker GTRES

ABC

Son Coll, la mansión de Mallorca del tenista alemán Boris Becker , cuenta con todo lujo de detalle. Huertos de verduras para consumo propio, una amplia zona de «relax» al aire libre, grandes habitaciones perfectamente aclimatadas, piscina, pista de tenis, gimnasio, establos y una edificación para el servicio y los invitados son algunos de los elementos que componen esta gran vivienda.

Sin embargo, parece que el deportista no es la persona que está disfrutando de todas las comodidades que ofrece esta casa, pues se conoce que el ciudadano alemán Georg Berres ocupa desde hace un año la residencia. En los últimos años se ha hecho referencia a la casa en numerosos procesos judiciales derivados de la mala situación económica del deportista y de las deudas que contrajo para completar su reforma. Estas causas llevaron a Becker a poner su mansión española a la venta hace unos cuantos años y, desde entonces la ha dejado prácticamente abandonada.

El hecho de que nadie habitara allí hizo que un okupa de origen alemán se metiera en la casa y posteriormente se sumase junto a él una pareja de amigos. Sin embargo, ellos no serían los únicos que se habrían alojado en la mansión , pues según publica el diario «Última Hora» actualmente también habitaría en la propiedad una pareja con su hijo y otra chica joven.

A pesar de que en la vivienda okupa haya más de un individuo, Berres es el encargado de organizar la comuna. El alemán permite al resto de habitantes vivir en la finca a cambio de trabajar en el huerto.

El tenista compró esta residencia de 2.900 metros cuadrados a finales de los años 90. En ese momento la adquirió por un millón de euros. Sin embargo, los problemas llegaron cuando decidió llevar a cabo importantes reformas. Fue entonces cuando el Tribunal Superior de Justicia de Baleares le obligó a demoler gran parte de lo construido al descubrir que las obras se habían realizado sin permiso y sin respetar los límites de edificación estipulados en las licencias.

Becker tuvo que pagar más de medio millón de euros en multas por cometer varias infracciones urbanísticas. Esto hizo que sus problemas financieros incrementaran y provocaran que la propiedad saliera a subasta en 2012, pero un acuerdo con los denunciantes paralizó su venta. Esta no fue la única amenaza , ya que pasados dos años otra deuda de medio millón de euros con la empresa que realizó las reformas llevó al juzgado a sacar de nuevo la finca a subasta pública, aunque un pago de última hora le permitió conservarla.

El tenista lleva años intentando vender la finca. En un primer momento pedía por ella 15 millones de euros, pero posteriormente decidió bajarla a 7 millones . Sin embargo, los intentos por deshacerse de la residencia no han dado sus frutos, pues aún ningún comprador se ha mostrado interesado

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