El Ayuntamiento de Biarritz paraliza las obras de la exmujer de Vladímir Putin

Lyudmila y su nuevo marido deben justificar la procedencia de los cinco millones con los que compraron su mansión en la ciudad balneario

Villa Souzanne ABC

PATRICIA ESPINOSA DE LOS MONTEROS

En Biarritz y sus alrededores, los meses de verano son sagrados . Las excavadoras y las hormigoneras se silencian tanto en obras urbanas como en viviendas privadas. Está prohibido desde julio hasta septiembre hacer reformas que puedan molestar a los veraneantes y a los muchos turistas que recalan en la ciudad. Así se pueden ver algunas casas envueltas en andamios, a la espera de que llegue el frío. Villa Souzanne , en Anglet, no es una excepción.

Pero en este caso, tras la lona que cubre la fachada parece ocultarse algún motivo más espurio que el simple paso del estío. Joya art déco de la costa vascofrancesa, se asemeja más a una mansión de Long Island propia del gran Gatsby que a un caserío vasco. Pero lo que más llama la atención son los nombres que figuran en las escrituras. Se trata de un matrimonio ruso. Nada sorprendente, pues Biarritz, desde siempre, ha sido el destino preferido y melancólico de muchos de ellos. Pero ella es Lyudmila , la ex primera dama rusa, de 59 años, casada hasta el 2013 con Vladimir Putin .

Putin y Lyudmila ABC

Tres años más tarde, contrajo matrimonio en secreto con Artur Ocheretni , un empresario dos décadas menor que ella, especializado en varios sectores. Las malas lenguas aseguran que él es testaferro de grandes fortunas rusas y que detrás de la detención de sus obras hay una orden bancaria . Los propietarios no europeos en Francia tienen que justificar la procedencia de su dinero ante el Tracfin. Parece ser que Lyudmila, mientras fue la esposa del alto mandatario, hacía una declaración muy escueta junto a la de su entonces marido. Nada del otro mundo. Su esposo actual, que se ha dedicado al mundo de las empresas sin ánimo de lucro no parece tener una abultada cuenta bancaria. Así que, ¿de dónde salen los cinco millones que costó la casa? Lyudmila no lo declara , Artur no parece tenerlo, pero el dinero para la villa y sus reformas han de venir de algún lugar.

Putin y Lyudmila sólo habían puesto sus pies en Biarritz en el verano de 1999, justo antes de que fuera propuesto por Boris Yeltsin como próximo jefe de estado. Pero Lyudmila y sus hijas se enamoraron de la ciudad francesa. Solo unos meses después de su discreto divorcio, Ocheretny adquirió la casa, según la investigación llevada a cabo por OCCPRP (Organized Crime and Corruption Reporting Project). Pero estos informes ponen en duda que el empresario tuviera suficiente dinero para adquirir, pues sus negocios no aportaban suficientes ingresos. A ellos se les había relacionado desde años atrás. Mientras tanto, Katherina , (hija de Putin y de Lyudmila) y su marido compraron a su vez, un palacete sobre el acantilado muy cerca del Hotel Regina en 2012 y todos venían en familia, siempre discretamente.

Villa Souzanne, que fue rebautizada por sus nuevos dueños como Villa Reverie , había sido construida en 1928 y cuenta con unos 450 metros cuadrados y 5.000 de jardín, cuatro dormitorios, un salón, comedor con terraza circular, sala de billar, pabellón de música y piscina, aparte con suelos de mármol, grandes lámparas de cristal y frisos y bajorrelieves en las paredes. Situada junto al club de golf de Chiberta, uno de los mejores y mas difíciles de la zona cuyo trazado corre paralelo a las playas de la Chambre d’Amour, la casa se encontraba a la venta desde hacía años.

Licencia de reforma

Era una joya, pero cuando la adquirieron quisieron adaptarla caprichosamente a sus necesidades. En 2015 se solicitó una licencia de reforma al ayuntamiento que tardó tres meses en concederla. El proyecto que firma LV2A de Luc Vaichère, un estudio de arquitectura de Biarritz, está costando otros cinco millones ya que han vaciado por completo su interior y aunque los arquitectos aseguran que, siguiendo las directrices de los abogados de la propiedad, están respetando los elementos originales y modernizando los interiores de la vivienda original solo quedan las paredes y sus vecinos, que cuentan que en una ciudad tan pequeña se termina sabiéndolo todo. Aseguran que la compradora era la mujer de Putin, aunque estaba puesta a nombre de otro. Habrá que esperar para ver si la reforma sale adelante.

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