El empresario Yves Bouvier, acusado por estafa
El empresario Yves Bouvier, acusado por estafa - abc

Singapur descongela las cuentas de Yves Bouvier

El empresario gana la primera batalla en su pleito por estafa con el presidente del Mónaco

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La primera batalla de la guerra de millonarios que libran el suizo Yves Bouvier y el ruso Dmitry Rybolovlev se ha saldado a favor del primero. El Tribunal de Apelación de Singapur descongeló esta semana las cuentas bancarias de Bouvier, acusado de fraude por vender a Rybolovlev treinta y ocho obras de arte, entre las que se encuentran piezas de Picasso, Van Gogh, Modigliani y Leonardo da Vinci, muy por encima de su valor. Rybolovlev asegura, por ejemplo, que Bouvier le vendió el Leonardo por 127 millones, cuando él lo había comprado por 50 millones.

Bouvier, residente en Singapur, es un empresario que transformó una empresa de mudanzas familiar, Natural Le Coutre, en un emporio alrededor del arte: transporte y almacenamiento en zonas libres de impuestos: Ginebra, Luxemburgo o Singapur, donde los coleccionistas del planeta guardan sus obras sin necesidad de declararlas al fisco.

En la capital asiática se encuentra Le Freeport, conocido también como «Fort Knox», un búnker dotado de la más sofisticada tecnología y que acumula, en sus cámaras acorazadas, pinturas, esculturas, metales preciosos y centenares de botellas de vino de precios astronómicos.

Hombre de negocios discreto y alejado de los focos y la prensa, Bouvier apenas alardea de su fortuna más allá de las opulentas suites del Fullerton Bay -donde se hospeda cuando viaja a Singapur- o las elegantes fiestas para clientes que celebra con motivo de la Fórmula 1. Tal como explicó en una ocasión a ABC, siempre ha sido un enamorado del arte y todas sus empresas giran alrededor del mismo, lo que hizo que el Gobierno de Singapur confiara en él para tratar de convertir la pequeña isla en un foco para el mercado del arte en Asia Pacífico.

Por su parte, el presidente del Mónaco, Dmitry Rybolovlev, cuya fortuna se gestó con una empresa de fertilizantes, es conocido, además de su pasión por el fútbol, por sus gastos desorbitados en viviendas, entre ellas un lujoso apartamento en Mónaco, una mansión en Florida o un ático en Central Park que regaló a su hija Ekaterina. También es el actual propietario de Skorpios, la famosa isla griega de Aristóteles Onassis, por la que pagó 150 millones de dólares el pasado año. Su divorcio de Elena, la que fue su mujer durante veinticuatro años, fue uno de las más caros de la historia.

Enfrentados en los tribunales desde el mes de marzo, por unas comisiones millonarias en las ventas de cuadros, el Tribunal de Apelación de Singapur ha dado, en primera instancia, la razón al millonario suizo y ha dictaminado que no hay riesgo de que haga desaparecer su fortuna. La batalla continuará en el Tribunal Supremo.

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