DÍAZ JAPÓN
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El «Rayo» que iluminó Sevilla

Michael Johnson logró el 26 de agosto de 1999, en el Campeonato del Mundo de Atletismo en Sevilla, la plusmarca mundial en 400 metros (43,18), que hoy sigue vigente

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Él sabía que 1999 era el año. Que iba a conseguir, por fin, eso que andaba buscando y que casi le angustiaba. Lo sentía en sus adentros; se lo replicaban sus sensaciones (el mejor termómetro para un atleta). Michael Johnson (Dallas, 1967) enfocó aquella temporada mirando hacia Sevilla, donde se celebraría el Mundial a lo largo del caluroso mes de agosto. Lo que se repetía una y otra vez era que quería firmar el récord del mundo de 400 metros. Demasiadas veces «la locomotora de Waco» (como le llamaban) había bajado en esa prueba de los 44 segundos: hasta nueve veces a lo largo de su carrera.

La imagen que acompaña a estas líneas representa la orgullosa satisfacción de Johnson en la capital hispalense, marcando un tiempo de 43,18.

Espectacular. Emocionante. Estratosférico. Aquello, de paso, le dio una dimensión enorme al Mundial sevillano. Desde entonces, hace dieciséis años, la ansiada plusmarca la mantiene el velocista norteamericano.

Johnson preparó con esencial mimo el Mundial de Sevilla. Sabía que la edad se iba comiendo el tiempo y las oportunidades se reducían para conseguir el récord. Clyde Hart, su entrenador de siempre, fue fundamental. Decía que Michael no había dejado de entrenar ese año bajo ningún concepto, ni aún cuando las condiciones meteorológicas no acompañaban. Se encontraba especialmente bien y no quería desperdiciar ni un instante. Innegociable la preparación de los Mundiales.

Su palmarés ya era descomunal, tanto en campeonatos del mundo como en Juegos Olímpicos, teñido todo de oro; pero le faltaba el récord, lo necesitaba. Además de Hart, hubo otra figura importante para que Johnson enfocara 1999 y la cita de Sevilla. Renaldo Nehemiah. Un jugador de fútbol americano, que además fue un gran corredor en 110 metros vallas (espectacular su marca de 12,93). El atleta atendía especialmente a los consejos de éste. Entre los tres pusieron en común el cómo afrontar el primer paso de los 200 en la carrera. Un ritmo estudiado. Frío incluso. Distinto para lo que acostumbraba Johnson, con más bravura.

En efecto, hizo el primer paso muy centrado y a la par, aunque a la cabeza, que el resto de corredores. Quizás la carrera más controlada que había hecho. A la última recta llegó con mucha fuerza para fulminar la marca de Butch Reynolds (43,29 en 1988) y pasar por meta en 43,18, metiendo más de un segundo a Sanderlei Parrela, plata, con 44,29. «Fue una carrera que me emocionó; se me pusieron los pelos de punta. Los demás corredores parecían parados y él seguía tirando», recuerda Venancio José Murcia, plusmarquista español de 100 metros entre 1996 y 2008.

Un año después, agarró un nuevo oro olímpico en Sidney (cuatro oros en tres Juegos y nueve en mundiales). Ya con 33 años dijo adiós como leyenda. Entre sus récords, el de 200 metros, pero se lo arrebató Usain Bolt en 2008. Johnson alentó a Bolt en su momento a que preparase el 400, porque seguramente también lo hubiese batido.

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