Una foto romántica entre Roman y Sharon de 1969. Está sacada de su álbum
Una foto romántica entre Roman y Sharon de 1969. Está sacada de su álbum - camera press/archivo
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44 años y 16 puñaladas después

El 9 de agosto Roman Polanski perdió a su mujer, Sharon Tate, y Europa, a su novia. Charles Manson, 80 años ya, sigue pudriéndose en la cárcel tras el asesinato

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Sucedió en la madrugada de una calurosa noche de agosto de 1969, un 9 de agosto. Cuatro miembros de la familia Manson, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel, Leslie van Houten y Tex Watson entraron una lujosa mansión de Bel Air armados de cuchillos y un rifle y realizaron una masacre asesinando a Sharon Tate, de 26 años, quien estaba a dos semanas de dar a luz, al peluquero Jay Sebrin, a la rica heredera Abigail Folger y a su novio Voityck Frykowski, amigo y compatriota de Roman Polanski, marido de Tate, que se encontraba fuera buscando exteriores para su nueva película. Por entonces se decía que, a pesar del embarazo, el matrimonio no duraría porque Sharon estaba harta de las infidelidades de Roman y aquella misma noche estaba enfadada con él porque retrasaba su regreso.

También estaban invitados Steve McQueen y Bruce Lee, pero no pudieron acudir. Si Bruce hubiera ido podrían haber pasado dos cosas: que también hubiera muerto, o que hubiera reventado a palos a los atacantes (con más probabilidad habría pasado lo segundo a pesar del rifle). El caso es que Lee no fue y cuando un curtido sargento de la Policía, Joe De Rosa, acudió a la mansión y vio el dantesco espectáculo, toda su experiencia no sirvió de nada porque echó hasta los higadillos. Tate había recibido 16 puñaladas, cinco de ellas mortales. Su asesina, Susan Atkins, diría luego que «Sharon parecía un maniquí, pedía y suplicaba y suplicaba y pedía. Me harté de oírla, así que la apuñalé una y otra vez». El propio Manson fue en persona dos días después para matar a más vecinos de Bel Air.

En realidad, todo fue una causalidad porque el motivo de Manson para mandar a su escuadrón asesino a aquella residencia fue que allí había vivido el promotor discográfico Terry Melcher, hijo de Doris Day, que había rechazado una cinta de música del propio Manson calificándola de muy mediocre.

A Manson (solo 1,57 de estatura pero con una gran labia) le pillaron poco después porque la chalada de Atkins no paraba de alardear de sus ejecuciones por aquí y por allá. A los dos les condenaron a cadena perpetua, pero ella murió en 2009 víctima de un cáncer terminal en el cerebro.

Él, que lo único que quería ser era famoso y millonario, sigue en prisión y ya tiene 80 años. Fue condenado a muerte pero se le rebajó a cadena perpetua al suspenderse la pena de muerte en el Estado. No le han dado la provisional a pesar de pedirla repetidamente y ya no podrá volver a intentarlo hasta 2027. En 1984, Jan Holmstron, un hare krishna de 36 años, parricida y consumidor de LSD, convicto en la misma prisión que Manson, trató de quemarlo vivo vertiéndole un bote de disolvente para pintura y prendiéndole fuego. A pesar de sufrir quemaduras de segundo y tercer grado en el 20 por ciento de su cuerpo, Manson se recuperó de las heridas. En 1987, y en una cadena de televisión, dijo que no tenía nada de que arrepentirse.

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