La actriz Elena Anaya y Royer Federer en pleno partidillo
La actriz Elena Anaya y Royer Federer en pleno partidillo - moët chandon

Roger Federer, un caballero suizo en el jardín de la embajada de Francia

El tenista pasó una agradable tarde con Elena Anaya y Bertín Osborne. También estuvo un huidizo Jaime de Marichalar

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Una tarde de lo más singular con merienda, champán y tenis fue la que se vivió en los jardines de la residencia del embajador de Francia. El buen tiempo y las burbujas de Moët Chandon fueron fundamentales para que los no más de 40 invitados se animaran a jugar al tenis con el campeón Roger Federer, un deportista que, al natural, gana. Impecable con su traje gris y su camisa blanca, el suizo es todo un caballero y un profesional que supo estar y hasta participar de una velada donde, además de darle a la raqueta, no paró de hacerse fotos con todo el mundo. Junto a él, la actrizElena Anaya, el también tenista Albert Costa y la presentadora Nuria Roca.

Federer apenas habla español, pero eso da igual. Su relación comercial con este champán francés le obliga a este tipo de actos. Así que llegó, brindó, peloteó en la minipista instalada en el jardín y se fuera con la sensación de haber cumplido con su compromiso.

Ver a Federer tan cercano y amable contrastaba con la imagen, una vez más solitaria, de Jaime de Marichalar. Sin un amigo, ni tan siquiera una pareja con la que acudir a las fiestas de sociedad, su alargada figura paseándose por el salón de tapices de esta residencia apenas recordaba a la imagen que transmitía cuando acudía a los eventos junto a su exmujer, la Infanta Doña Elena.

Marichalar evita las fotos

En aquellos tiempos todo el mundo quería estar junto a los duques de Lugo. Eran lo más chic de la sociedad y así se lo hacían sentir a sus protagonistas. Hoy nada es igual. Marichalar sigue cuidando su aspecto exterior con un esmero que muchos no entienden, pero ahora ya no hay corte a su alrededor ni posados ante los fotógrafos. Justo todo lo contrario. Al llegar a la entrada de la residencia y ver la cantidad de reporteros que estaban sacando fotos a los invitados el exduque casi sale corriendo por un lateral para evitar que se fijaran en su persona. Cosa difícil, puesto que sus dos metros de estatura hacen imposible que pase desapercibido. Dicen que le gusta el tenis y también Francia, y seguramente por cualquiera de esas dos razones se paseó solo y callado por una reunión donde Bertín Osborne recordó sus años de tenista, así como los torneos de paddle que ha ganado. Con él estuvo su mujer, Fabiola, que la próxima semana debuta como presentadora en el canal Divinity con el programa «Bebé a bordo», donde acompañará y aconsejará a mamás a punto de dar a luz.

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