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Multimillonarios sin estudiar

Desde Amancio Ortega hasta Mark Zuckerberg, muchos «súper ricos» huyeron de las aulas

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La historia está llena de grandes relatos de «hombres y mujeres hechos a sí mismos», de fortunas creadas desde el esfuerzo, la ambición y la inteligencia: el botones que montó una cadena hotelera, el chico de los recados que acabó dirigiendo el banco o el sastre que creó un imperio textil. Ahora, un estudio muestra que la «universidad de la calle» está detrás de muchas de las mayores fortunas del mundo: el 32% de los cien multimillonarios más ricos del mundo no tienen un título de educación superior, según la investigación de «Approved Index».

Entre ellos está Mark Zuckerberg, que creó Facebook en su residencia estudiantil en Harvard, pero no llegó a cumplir su segundo año en la universidad y prefirió dedicarse en completo al desarrollo de la red social.

La apuesta le salió bien: ahora está en el puesto 16 de los cien multimillonarios más ricos de «Forbes», con una fortuna de 36.700 millones de dólares. Zuckerberg es el mejor sucesor del hombre más rico del mundo, Bill Gates, que dejó la misma universidad treinta años antes para fundar Microsoft. Ahora maneja 79.200 millones de dólares. Tampoco acabó sus estudios Larry Ellison, el fundador de Oracle, que descubrió la programación informática en la Universidad de Chicago, pero no necesitó graduarse para labrar su fortuna. Michael Dell, dueño del gigante de los ordenadores PC, iba para médico en la Universidad de Texas. Pero dejó sus estudios porque veía que ganaba mucho dinero montando ordenadores en su casa.

El único español en el «top 100» de los multimillonarios de «Forbes» tampoco acudió a la universidad. Amancio Ortega, con una fortuna de 64.500 millones de dólares, empezó a trabajar como empleado de una tienda de ropa de La Coruña a los 14 años y el propio negocio fue su universidad. Con el paso de los años montó el imperio Inditex.

Otro ejemplo es Sheldon Adelson, el polémico rey de los casinos, que apenas duró unos meses en el City College de Nueva York. Adelson aprendió a hacer negocios con múltiples emprendimientos en los que ganó y perdió mucho. Pero con el juego encontró el camino a la gran fortuna.

También hay casos en los que no es necesario ir a la universidad porque el dinero llega por herencia: es el caso de algunos herederos de Sam Walton, el creador de los supermercados Wal-Mart, o de Liliane Bettencourt, a la que le cayó el dinero de L’Oréal, el gigante de los cosméticos fundado por tu padre.

Que no se confundan los que detestan los libros: hay más posibilidades de convertirse en millonario si tienes un título universitario. El 68% de los súper ricos acabaron sus estudios superiores. Pero incluso dentro de los que pasaron por las aulas hay sorpresas sobre los estudios que eligieron: hay más grandes fortunas entre quienes cursaron una carrera artística (9%) que una de Económicas (8%), Finanzas (3%), Ciencias (2%), Matemáticas (2%) o Derecho (2%).

Pero sí hay una rama académica que parece tender a labrar fortunas: la Ingeniería. De las cien mayores fortunas del mundo, 22 las controlan personas que obtuvieron una titulación en este campo. Ellos son los que tienen una fortuna media más alta, 25.700 millones de dólares.

Tener estudios aumenta las posibilidades de labrar una gran fortuna, reconoce la autora de la investigación, Trilby Rajna. «Pero lo que tienen en común estos multimillonarios no es lo que estudiaron, sino que es posible conseguir cualquier cosa que te propongas, sin importar cuál es tu experiencia o tu pasión».

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