Wang Sicong en la inauguración de uno de los centros comerciales de su padre, en septiembre de 2011
Wang Sicong en la inauguración de uno de los centros comerciales de su padre, en septiembre de 2011 - afp

Wang Sicong, el lenguaraz «heredero» del Atlético

El hijo del flamante inversor del club se ríe de los pobres y critica a otros «cachorros» de la plutocracia china

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El magnate chino Wang Jianlin (60 años), que acaba de desembolsar unos 45 millones de euros por el 20 por ciento del Club Atlético de Madrid, aún no ha decidido si legará su imperio inmobiliario, Grupo Wanda, a su único hijo, Wang Sicong. «Si logra por sí mismo ser aceptado por todos en Wanda, me sucederá. Si no tiene esa capacidad, no lo hará», reconoció Wang en una entrevista a la revista «Talents Magazine». El joven de 26 años, heredero de una fortuna de 10.399 millones de euros, tiene un plazo para cumplir el mandato paterno. «Cinco años. Ocho como máximo, porque a los 68 quiero retirarme», dijo el «rey del ladrillo».

Wang Sicong no parece estar por la labor de asumir las riendas del mayor grupo inmobiliario de China, un negocio con centros comerciales, cines, hoteles de lujo, karaokes, supermercados e inversiones al alza en el extranjero.

El nuevo accionista del Atlético tampoco ve a su hijo como un buen sucesor y la prensa china, mucho menos. Algunos medios tratan a Wang Jr. como «un fuerdai ostentoso» («fuerdai» es el término con el que los chinos se refieren a la segunda generación de ricos) por sus declaraciones polémicas. Wang Jr. utiliza la plataforma de microblogging «Sina Wibo» –el equivalente oriental de Twitter–, donde cuenta con 500.000 seguidores, para lanzar mensajes contra sus detractores y fardar de sus caprichos de «nouveau riche».

Pobre chino rico

Nacido en 1988, Wang Sicong pasó su infancia en internados fuera de China antes de ingresar en el Winchester College de Reino Unido, una escuela privada masculina fundada en 1382 por William de Wykeham, obispo de Winchester y canciller de Eduardo III y Ricardo II. Tras graduarse en Filosofía en la Universidad Colegio de Londres – la misma donde estudió el exitoso novelista Ken Follett–, el heredero de Wanda regresó a China para trabajar en las empresas de su padre, donde, según el «China Times» y el «Financial Times», no tiene cargo ni proyectos específicos.

Wang Jr. siente más pasión por los videojuegos que por las multimillonarias transacciones financieras del Grupo Wanda. Dirige la compañía informática Invictus y a través de su cuenta de «Sina Wibo» se dedica a realizar críticas de juegos de vídeo como «Dota 2». También aprovecha las redes para mofarse de otros niños ricos. El año pasado, por ejemplo, protagonizó una pelea de egos con Wang Xiaofei, hijo de la célebre chef Zhang Lan, con el que intercambió una serie de mensajes ofensivos más propios de un concursante de «Gran Hermano» que del hijo de la tercera fortuna de China («hipster de pacotilla», «advenedizo» y «nuevo rico» fueron algunos de los insultos que trocaron en la red). Wang también ha lanzado dardos venenosos contra el inversor Kai-Fu Lee, presidente fundador de Google China, al que ha tildado de «la típica persona que sabe venderse bien sin saber hacer nada» (al grupo de capital de riesgo de Lee lo ha rebautizado como «Trabajos de Plagio»).

Pero uno de los comentarios más infames de Wang llegó cuando le preguntaron si le preocupaba tener amigos con dinero y él respondió: «No me preocupa si tienen o no dinero, porque nadie puede tener más dinero que yo». Suele definirse como un «gao fu shuai», que significa literalmente «alto, rico y guapo», y disfruta marcando distancia de los «diaosi» o «pelos púbicos», una expresión despectiva con la que algunos se refieren a los jóvenes de clase humilde, con salarios bajos y apariencia de «sin techo». Wang Jianlin prefiere no hacer comentarios sobre las opiniones de su vástago. Aunque, según ha trascendido, se arrepiente de no haber tenido más hijos. «Mi mujer no quiso tener más cuando éramos jóvenes y ahora es demasiado tarde», reconoció.

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