Entrevista

Romain Fornell sobre la batalla legal contra su aseguradora: «Estamos luchando contra un monstruo»

El chef francés, con 14 locales en Barcelona, ha demandado a Generali Seguros por negarle el derecho a cobrar su póliza por cese de actividad durante la pandemia

Romain Fornell en su restaurante Caelis de Barcelona, reconocido con una estrella Michelin
Adrián Delgado

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El chef Romain Fornell (Tolousse, Francia, 1970) sabe lo que hace dentro de su cocinas. Tiene el control, como sus colegas de oficio, de aquello para lo que se ha formado y preparado durante su carrera. Un proceso fascinante de aprendizaje que le ha aupado al éxito desde sus primeros pasos en la gastronomía –a los 24 años ya tenía una estrella Michelin , siendo el francés más joven en lograrlo en su época–. Un oficio que ha materializado en lo empresarial –cocinando, pero también gestionando– con 14 locales que llevan su firma en Barcelona bajo el paraguas del grupo Gôut Rouge. Sin embargo, la llegada del coronavirus supuso para él adentrarse en el terreno pantanoso que se ha llevado por delante a muchos establecimientos en España: el cese de la actividad, la reorganización de los recursos, la escasez de ingresos y el difícil equilibrio de las finanzas.

Por ello, cuando sus locales se vieron obligados a bajar la persiana, el cocinero francés afincado en la Ciudad Condal recordó que había contratado un buen seguro para salvar su negocio en caso de urgente necesidad. Creyó que verse obligado a cerrar por una imprevisible pandemia era suficiente para pedir aquello que el consideraba justo: una compensación económica, equivalente a tres meses de explotación por cese de actividad, para diez de sus 14 espacios gastronómicos. La respuesta de su aseguradora fue tajante: no. Desde el pasado verano, Fornell y su equipo de abogados, litigan contra Generali Seguros .

¿Cuánto te desgasta esta lucha por lo que consideras tu derecho? ¿Cómo te encuentras?

Hay una cosa presente y es que tenemos que seguir luchando. Esto que estoy haciendo puede dar algo de ánimos a los que hoy en día están muy tocados a nivel económico, para que puedan plantearse también reclamar sus derechos. Pero soy consciente de que estamos luchando contra un monstruo. Nosotros somos pequeños y ellos tienen tiempo. Los restauradores no tenemos mucho tiempo. Incluso si tenemos razón, podrían aplazar su decisión de pagar. Vamos a luchar para que no sea así.

¿Ha pasado ya lo peor, entonces?

Yo creo que sí. Lo duro lo vivimos el año pasado. Ahora se trata de ver cómo se pueden ir compensando las pérdidas que tuvimos a través de los seguros y de otras iniciativas. Es cierto que nos cerraron porque estamos en una pandemia, pero no podemos ser los culpables y las víctimas al mismo tiempo.

¿Te sientes engañado por tu aseguradora?

Bastante. Cuando me pasaron el contrato yo leí que había una cobertura por pérdida de explotación. Quiero ver si las leyes y los tribunales nos dan la razón o no. Puede que perdamos, pero lo que quiero es saber si tengo o no derecho a ello.

En Francia algunos empresarios ya han ganado la batalla a aseguradoras con reclamaciones similares a la tuya, ¿crees que la Justicia española será tan rápida a la hora de resolver tu caso?

Lo desconozco. Yo hace un año lo único que quería era hacer funcionar mis restaurantes. Soy cocinero. Pero con el Covid-19 tuvimos que aprender a hacer otras muchas cosas. Aprendí economía de guerra. El tema de cómo funciona la Justicia es algo que desconozco, la verdad. Espero que nos den la razón, aunque no sé cuándo.

¿Vuestra supervivencia empresarial depende de esa indemnización? ¿Es clave para tus negocios ese posible empujón económico?

Nosotros hemos podido volver sin esa ayuda y podríamos haberlo podido hacer con ella. Se trata de que ese dinero compense las pérdidas que hemos tenido durante esos meses de cierre. Al final, un seguro está para eso. No es para que ganemos dinero. Para eso están estas claúsulas en los contratos de los seguros, no para hacerte rico pero sí para recuperar el dinero que has perdido.

Pasado lo más duro, como has contado, ¿te sientes con fuerza ahora para remontar el vuelo?

Sí. Las horas que nos dejan trabajar, los locales van bien. Estoy contento porque hemos podido conservar todos los espacios y los equipos. El ánimo de los empleados es bueno después de meses abiertos, todos trabajando al cien por cien, a tope. Esto es lo que nos anima hoy a seguir. La primera reacción, cuando todo esto estalló, habría sido cerrar y esperar a que todo esto pasara. Pero nuestra actitud ha sido desde el principio otra bien diferente. Ha sido la de relanzar nuestros proyectos, el ánimo de los equipos y el de los clientes. Y en esto seguiremos.

Viendo la sangría de cierres que os rodea, ¿te sientes un privilegiado?

Cien por cien. Hemos tenido mucha suerte de que esto nos haya pillado con la empresa bien y fuerte. Tener los locales en ubicaciones muy buenas también ha ayudado. Las empresas más dependientes del turismo lo están pasando peor y arrancar ahora sería un suicidio. Me siento muy afortunado por la ciudad en la que estamos, por el equipo que tengo y por los clientes que nos han dado su apoyo.

¿Qué es lo que queda entonces por hacer?

Aprender a vivir con esto. No sé si nos quitaremos el virus de encima, pero si tenemos que vivir con él tenemos que aprender a volver a la normalidad con esto. Espero poder volver a lo que teníamos antes. Realmente, antes de la pandemia, no estábamos tan mal y no nos dábamos cuenta.

¿Es lo que sacas en claro de todo este tiempo?

Es el gran aprendizaje que hemos sacado de todo lo malo que nos ha pasado: aprender a valorar lo que tenemos.

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