Nunca jugar a «La Canica» fue más enriquecedor

La Canica es un proyecto muy personal del joven cocinero Sergio Martínez, con sus 25 años ha pasado por varios restaurantes algunos de ellos con estrellas Michelin, además de la gestión del restaurante Ideas en Miami. Una cocina de siempre que se renueva con sugerencias divertidas y una decoración vintage cuidada, con un trabajo cuidado hasta el último detalle lleno de sabores y texturas. Un equipo compuesto por profesionales en un entorno cómodo actual y diferente lo convierten en un restaurante apto para todos los públicos, donde los más pequeños también podrán disfrutar de la experiencia de la alta cocina adaptada con originales platos pensados para ellos.

Un espacio amplio, luminoso, con una decoración actual. Cuenta con un chester amarillo mostaza, sillas de terciopelo rosa, mesas de maderas claras, vistosas alacenas de una antigua botica en el mismo local y techos altísimos.

Todo contrasta con la cantidad de detalles que te envuelven y te regalan una estancia muy grata. Además, en su amplia terraza, también se puede tomar cócteles para disfrutar del final del verano elaborados por Óscar Pino, quien fuera director del restaurante Loft 39 y responsable de Macadamia.

Los platos están muy pensados y elaborados con unas excelentes materias primas, tienen un punto de vanguardia que te sorprende y una presentación muy cuidada.

También una carta que te desafía a elegir porque querrás probar todo, destacaríamos el buen salmorejo con virutas de jamón y huevo de codorniz, las tempura de verduras en temporada, la ensalada Cesar de la Canica y shitake de temporada y alioli de miel o Las Canicas con mayonesa de pistacho; puede ser otras de las opciones para comenzar. En el capítulo de arroces, destacan el de puntillitas en su tinta, el «entre comillas»-meloso de carabinero, elaborados con sémola de trigo-, el de verdura con pollo de corral y el risotto de setas de temporada, parmesano y aceite de oliva.

No puedes irte sin probar las costillas confitadas a baja temperatura y terminadas a la parrilla, carrillera de ternera estofada en Oporto, calabaza y naranja, pollo de corral a la brasa con salsa de almendras, solomillo de vaca y el entrecot de vaca gallega fileteado.

Y para terminar algo dulce casero, como el flan de queso y helado de galleta, la tarta de manzana con helado de vainilla, mousse de chocolate con caramelos y petazetas y el soufflé de chocolate con helado de violeta. No podemos decantarnos por uno, están todos buenísimos.

La Canica, un lugar para disfrutar, dejarte sorprender y compartir experiecia con la familia y/o amigos, donde el tiempo se para y lo único que hace que cuente es un viaje por los sentidos guiado por la comida.