Uno de los chefs participantes, Andoni Luis Aduriz
Uno de los chefs participantes, Andoni Luis Aduriz - José María Barroso

«Tú a Mugaritz y yo a Noma»: el reto en el que los chefs intercambian restaurantes y vidas

Hasta 37 cocineros de todo el mundo, dos de ellos españoles, servirán una cena simultánea el 9 de julio tras vivir tres días en otro país

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Si lo hubiera pensado detenidamente, no se habría apuntado. El reputado chef Andoni Luis Aduriz, del restaurante Mugaritz, aterrizará el 6 de julio en un país extranjero —por ahora secreto—, se meterá en la cocina de otro chef y tras convivir tres días con su equipo y con su familia, preparará un menú de ocho platos utilizando productos locales. No es un concurso, ni tampoco un programa de televisión. Es, simplemente, un reto creativo al que se han apuntado 37 cocineros de todo el mundo.

Bajo el título « The Grand Gelinaz! Shuffle», esta iniciativa creada por los gastrónomos Andrea Petrini y Alexandra Swenden supondrá un intercambio de chefs que conectará, mediante una cena simultánea el 9 de julio, a restaurantes de casi todos los continentes.

En la Península, ya sea en Mugaritz (Rentería) o en el restaurante Pakta (Barcelona), del también participante Albert Adrià, podría cocinar un chef de Japón, Chile, Brasil, Eslovenia Francia, Suecia, Tailandia, Australia, Reino Unido, Italia, Perú, Canadá, Bélgica, Dinamarca o Estados Unidos. Los dos españoles, a su vez, podrían estar en cualquiera de estos países.

«Cocinar es una batalla. Mi planteamiento va a ser aterrizar, mirar al equipo a los ojos y en base a lo que ya haya y lo que sepan hacer, intentar poner el sello de Mugaritz en ello. Pero siempre sobre cosas que se estén dominando», cuenta Aduriz, quien reconoce que el reto le va a suponer un gran esfuerzo. «No hablo el idioma, no conozco a la gente», adelanta pese a no poder revelar su destino.

—Bueno, siempre podréis hablar en inglés.

—Nunca se sabe, nunca se sabe. Hay lugares donde no se habla inglés.

Pese al secretismo que envuelve hasta ahora el evento, nada ha impedido que se hayan vendido en total más de 1.300 plazas. En algunos restaurantes se acabaron las entradas apenas dos horas después de ponerse a la venta, aunque en otros lugares aún quedan libres las últimas.

La talla de los cocineros implicados augura una jornada, cuanto menos, interesante. La misma lista que ha aupado al Celler de Can Roca como el mejor restaurante del mundo recoge a muchos de los participantes en «Gelinaz!»: Noma en el tercer puesto; Mugaritz en el sexto; Le Chateaubriand en el vigésimo primero; Fäviken Järpe en el vigésimo quinto; Plaza Athénée en el cuadragésimo séptimo…

Vivirán en la casa de otros chefs, pasearán su perro, desayunarán con su familia

Sus chefs tendrán que demostrar el 9 de julio no solo su técnica o su concepción culinaria sino también la forma de adaptarse a una situación tan singular. Las normas son claras. Nada de llevar ingredientes del lugar de origen, hay que combinar los conocimientos propios con los productos locales. Y el intercambio no afecta solo al ámbito profesional. Los integrantes de este proyecto vivirán en los hogares de sus compañeros, pasearán sus perros y desayunarán con su familia. Será un intercambio de vidas, identidades y restaurantes.

«No deja de ser una experiencia con un punto de incomodidad porque te hace salir de tu rutina, de lo que más o menos dominas. De un día a día que aunque puede tener cosas imprevisibles, se desarrolla en un espacio confortable», reconoce Aduriz. El cocinero ya se ha hecho a la idea del gran componente de improvisación y de interacción que requiere esta experiencia. Su equipo, preocupado por él, le ha preparado un recetario inmenso. «Aún ni lo he mirado», ríe él. Para Aduriz se trata de un proyecto para crecer, para enriquecerse como profesional.

En realidad «Gelinaz!» nació en 2005 como un colectivo destinado a cocineros en el que se organiza un evento distinto cada año con un común denominador: el de empujar a los chefs a situaciones impredecibles, con el riesgo como punto de partida para la creación gastronómica. Diez años después, podrían haber doblado el número de participantes en el evento, pero prefirieron dejarlo en 37 «con el fin de mantener las cosas logísticamente factibles», reconocen desde la organización.

Quiénes vendrán a España, a Mugaritz o a Pakta, no lo saben ni sus propios dueños. Sin embargo, Aduriz no duda en que será una experiencia bonita e instructiva para su equipo, además de divertida para los comensales. Eso sí, para sí mismo tiene alguna reserva: «Es un santo marrón, pero un marrón delicioso».

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