Los novios al recibir a la prensa. Ella luce un modelo de Rosa Clará
Los novios al recibir a la prensa. Ella luce un modelo de Rosa Clará - efe

La etiqueta de Feliciano y Alba o cómo no ir vestido a una boda

Los novios no acertaron en algunos aspectos, y algunos invitados no supieron vestir para la ocasión

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Este fin de semana se han casado en Toledo el tenista Feliciano López y la modelo Alba Carrillo. El enlace ha sido muy comentado, no ya solo por los personajes, sino también por la etiqueta elegida tanto por los novios como por algunos de los invitados.

El propio Feliciano sorprendió llegando a la iglesia sin la chaqueta del chaqué puesta y con una camisa de ejecutivo a rayas. El traje era gris oscuro y la camisa y la corbata en tonalidades azules. Debería haberse puesto una camisa blanca lisa con cuello duro.

El día de la boda no fue la vez que más guapos se ha podido ver a Feliciano y a Alba. Además del detalle de la camisa, el tenista tenía el mismo aspecto que cuando termina cualquiera de sus partidos.

Debería haberse arreglado la barba, y sobre todo, recortarse el pelo. Tenía un look un tanto descuidado. Y lo mismo le ocurrió a Alba: iba perfectamente maquillada, y las pestañas postizas le daban un especial énfasis a sus ojos, pero en la foto en la que posan ante los medios luce una descuidadísima trenza de espiga medio deshecha. El segundo vestido, que a sus ojos quería ser un homenaje al mundo del tenis, no la favorece. Ese Rosa Clará de gasa tan recto le quita pecho y no resalta su escultural cuerpo.

Ana Boyer vestía un vestido asimétrico muy favorecedor para su tono de piel, pero tenía una abertura exagerada para una boda de tarde, y más si se tiene en cuenta que la ceremonia era eclesiástica. Su novio, Fernando Verdasco, debería recordar que el botón de enmedio de un traje siempre va abrochado.

La famosa maquilladora Beatriz Matallana escogió un vestido demasiado vulgar para una boda: excesivamente minifaldero, con un cinturón de cuero totalmente inapropiado y unos estampados descoordinados en pecho y falda. Su novio, el pintor Gelete Nieto, debería haberse abrochado el cuello de la camisa y puesto una corbata. La boda se celebró en un ambiente formal como es una iglesia.

La modelo Martina Klein vestía un vaporoso vestido, tan precioso como ella. Sin embargo, se pisaba el bajo, como se puede ver en todas las fotos. No estuvo a su altura su novio, el también tenista Álex Corretja. El catalán, con traje y corbata negra, iba vestido para un funeral, no para una boda toledana de un mes de julio.

El ex tenista Albert Costa fue el único invitado que acudió en esmoquin. No es un traje apropiado para eventos religiosos, y para poder usarlo es imprescindible que se especifique en la invitación. Totalmente fuera de lugar.

El empresario Israel Bayón vestía un traje estrecho y corto. Lo remató con unos zapatos monk negros con doble hebilla, demasiado informales para una boda de tarde.

Esta invitada, de la que no se conoce su nombre, es guapa y va muy bien peinada, pero su conjunto es un despropósito. La regla máxima de la etiqueta reza que nunca hay que ir disfrazado. Ella lucía un vestido rosa con encaje y trasparencias, una falda de satén (mucha fiesta para una ceremonia de tarde) y ese tocado tan incómodo. Nunca hay que quitarse el tocado o la pamela escogido pues estropearía el peinado. Sufro pensando en la noche que debió pasar soplando las plumas que le caían sobre los ojos.

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