Lluvia en San Sebastián en una imagen de archivo
Lluvia en San Sebastián en una imagen de archivo - EFE

San Sebastián, la ciudad más lluviosa de España

Uno de cada tres días de la capital guipuzcoana está pasado por agua

SAN SEBASTIÁN Actualizado: Guardar
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La lluvia ha sorprendido a buena parte de la Península Ibérica en estos primeros días de primavera. Tampoco San Sebastián ha logrado escapar del agua, aunque sus vecinos conocen bien lo que es vivir al amparo del paraguas. No es extraño que las nubes descarguen sobre la capital guipuzcoana, lo cual es poco menos que una bendición para los donostiarras, que son conscientes de los peligros que entrañan las épocas secas para su geografía.

En efecto, San Sebastián es la capital de provincia con el clima más lluvioso de España. Según se recoge en la «Guía resumida del clima en España 1981-2010», un estudio elaborado por la Agencia Estatal de Meteorología ( Aemet), en la localidad guipuzcoana cae agua 141,1 días al año.

Es decir, más de uno de cada tres. Estudios más recientes elevan la cifra hasta las 185 jornadas, sobre todo a raíz del considerable incremento de las precipitaciones que se produjo en las últimas semanas de 2016 en la zona norte del país.

El mes más copioso es abril, en el que, según los datos ofrecidos por el observatorio situado en Igueldo, llueve casi la mitad de las jornadas (44,6%). Tasas muy semejantes presentan noviembre (43,3%) y enero (42,6%). Por el contrario, Julio, Agosto y Septiembre suelen ser los períodos más secos, lo cual no quiere decir que no llueva, pues, tal y como se aprecia en los últimos registros, una de cada tres jornadas está pasada por agua.

Preparada para el agua

El hecho de que la capital donostiarra sea tan propensa a los chaparrones se debe, según los expertos de la Aemet, a la cercanía del océano y de las montañas. En concreto, el mar genera humedad, que más tarde es retenida en los montes en forma de nube. La lluvia acontece cuando llegan los frentes, choques de masas de aire de distinta temperatura. Sin la presencia del Atlántico o de los picos no se generarían tantas precipitaciones, pues no se formaría nubosidad o se disiparía con el paso de los frentes.

«Las lluvias de San Sebastián encajan mejor en el clima oceánico noruego, en donde la orografía juega un papel determinante en la violencia de la pluviosidad», argumenta el geógrafo donostiarra Anton Uriarte. Se trata de un régimen predominante en las llanuras de las fachadas costeras europeas expuestas a flujos atlánticos, como es el caso de la localidad vasca. En este tipo de zonas existe una escasa amplitud térmica en las que las precipitaciones son abundantes y regulares.

Uriarte advierte de que no se pueden estudiar las lluvias «sin enmarcarlas dentro de los mecanismos climatológicos de su región», que, en este caso, es el Cantábrico oriental: «El alejamiento del Frente Polar en verano hacia las latitudes altas explica la disminución de las precipitaciones en esta estación», alega. Por otro lado, la diferencia positiva de la lluvia en otoño respecto a la de primavera «debe tener gran parte de explicación en la mayor temperatura de las aguas del mar. En otoño, debido a la inercia térmica de las aguas oceánicas, las temperaturas se mantienen unos siete u ocho grados por encima de las que se registran en primavera, cuando las aguas aún mantienen el frío invernal».

El calor otoñal de las aguas produce una mayor evaporación, lo cual se traduce «en lluvias más copiosas», manifiesta el geólogo.

A pesar de todo, no es San Sebastián la ciudad española en la que más agua se recoge. Ese honor corresponde a Vigo, donde llueven 1.791 mm de agua al año. De hecho, la capital donostiarra (1.507) ni siquiera entra en el podio de la clasificación, en el que sí aparecen Santiago de Compostela (1.787) y Fuenterrabía (1.649). El día más lluvioso de la historia de la capital guipuzcoana desde que hay registros fue el 31 de mayo de 1997. Cuando cayeron 167,7 litros por metro cuadrado en un solo día.

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La mayor inundación

Como no podía ser de otra forma, el casi constante flujo de lluvia también es motivo de preocupación para los habitantes de Guipúzcoa, que están acostumbrados a ver cómo cae, en el mismo día, hasta un centenar de litros. De hecho, no es extraño que la administración vasca encienda las alarmas ante el riesgo de que el agua cause desastres en las vías públicas. En estos primeros compases del año, además, la lluvia ha llegado de forma anómala: el 91% de las precipitaciones de enero y febrero cayeron en tan solo once días, lo cual ha obligado a actuar a las autoridades autonómicas en más de una ocasión para evitar inundaciones.

Desde que se toman datos, la mayor inundación tuvo lugar en 1953, punto de partida de una «crisis climática» que estuvo condicionada por una fuerte embestida del «Niño». Entonces se midieron 314 litros por metro cuadrado en apenas veinticuatro horas. El 60% del total precipitó en apenas seis horas.

Igual de impactante fue 1960, año en el que llovió durante 29 días consecutivos. Según un estudio de Uriarte, solo en seis periodos se ha superado la veintena de jornadas de lluvia seguidas: «Tales extremos concuerdan con la moderación pluviométrica de principios de verano y la con la posibilidad de bruscas perturbaciones lluviosas al final de éste», puntualiza.

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