La Policía sella el Puerto de Bilbao a las mafias

Ciudadanos albaneses intentan subir de forma ilegal a barcos que parten desde Bilbao hacia Gran Bretaña

ABC

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La escena que aconteció el pasado martes es ya habitual en el Puerto de Bilbao: decenas de personas, todas ellas de origen albanés, desfilaban frente a agentes de la Policía Nacional tras fracasar en su intento de colarse en buques con dirección a Reino Unido . Se cuentan por miles los ciudadanos de este país de la Europa del Este que a lo largo de los últimos años han tratado de navegar de forma fraudulenta hacia Inglaterra, donde las mafias les prometen amasar grandes sumas de dinero a través de actividades como la venta de cocaína.

El último «golpe» al tránsito irregular de albaneses tuvo lugar el pasado 15 de octubre, cuando miembros de la Brigada Provincial de Extranjería de la Jefatura Superior de Policía en Bilbao, en colaboración con la Autoridad Portuaria, desmantelaron un total de 19 tiendas de campaña ubicadas en diferentes puntos de los terrenos interiores del puerto vizcaíno y en las estribaciones del monte.

En estos asentamientos, carentes de las mínimas condiciones de salubridad e higiene, malvivían al menos 34 personas a la espera de poder esconderse en algún camión, caravana o contenedor que partiera en barco hacia el Reino Unido. Hubo cuatro detenidos -dos tenían antecedentes penales- que próximamente serán expulsados del país.

El gato y el ratón

Fuentes de la Policía Nacional especifican que dichos individuos son en su inmensa mayoría hombres de edades comprendidas entre los 16 y los 35 años. «Se introducen en el recinto portuario la noche anterior a la salida de algún buque que, sospechan, pueda ir a Gran Bretaña, abordando el barco u ocultándose en contenedores, alcantarillado, plataformas “ro-ro”, etc. », informan.

No son gente que «dé problemas», detallan desde la Policía. Se les puede ver paseando por el centro o tomando vinos y «potes» en zonas pesqueras. Tampoco suelen poner resistencia cuando son «cazados» por los agentes. Algunos, hasta sonríen. «En realidad es un poco como el juego del gato y el ratón -explican-. Cuando los encuentras, se ríen, porque saben que puede que no les pase nada y lo pueden volver a intentar al día siguiente . Ya cuando les expulsan, la cosa cambia».

Según los datos facilitados por la Jefatura Superior de Policía del País Vasco, el número de «intrusos» detectados en los alrededores del Puerto de Bilbao creció abruptamente en el año 2017, cuando se contabilizaron 7.479 individuos. De hecho, en años anteriores la cifra ni siquiera alcanza el medio millar. No es este hecho fruto de la casualidad, argumentan voces autorizadas del cuerpo, que apuntan al cierre del puerto francés de Calais en 2016 como el principal factor de este repentino incremento de polizones.

Una vez desmantelada la llamada «Jungla de Calais», el campamento en el que miles de personas aguardaban la oportunidad de desplazarse hasta Reino Unido, las organizaciones criminales pusieron el foco sobre los puertos de Bilbao y de Santander. Fue entonces cuando se produjo el repunte de avistamientos, aunque desde la Policía apuntan que los datos facilitados no se corresponden exactamente con el número de intrusos: «En algunos casos, un mismo individuo ha entrado en el recinto portuario varias veces en una misma noche », matizan.

Narcotráfico

La facilidad con la que los albaneses cruzan la frontera británica supone un efecto llamada para las mafias, que se han convertido en un verdadero problema en el país. En un informe sobre crimen organizado fechado en 2017, la Agencia Nacional del Crimen (NCA, en sus siglas en inglés) reconoce su incipiente preocupación por este tipo de grupos, que controlan una importante parcela del mercado de la cocaína. Según medios como The Guardian, mediante este tipo de actividades movilizan cerca de 5.000 millones de libras .

Los mismos medios apuntan que, en las calles de Londres, las mafias albanesas son conocidas por su violencia, así como por sus «alardes» en las redes sociales, donde publican fotografías en las que se ve a criminales rodeados de billetes y coches de lujo al objeto de reclutar a nuevos jóvenes.

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