La edad madura de la «maría» vasca

La optimización de las plantaciones y la manipulación genética potencian los riesgos psicoactivos de la droga

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El alcohol cede terreno a la marihuana entre la población vasca, que según el departamento de Salud es cada vez más propensa al consumo de este tipo de sustancias. Para sus distribuidores continúa siendo un negocio muy lucrativo a pesar de los evidentes riesgos que entraña: los golpes de las Fuerzas de Seguridad a cultivos ilegales son un habitual en el País Vasco, donde solo en 2018 se han incautado ya más de 30.000 plantas. Pese a todo, el peligro de la «maría» no solo radica en su expansión entre la ciudadanía, sino también en los cambios artificales de su composición química. Desde la Policía alertan de la mayor concentración de THC (tetrahidrocannabinol) que presentan algunas variedades de la droga, lo cual incrementa su carácter psicoactivo.

Las alarmas saltaron el pasado marzo, cuando el Laboratorio de la Dependencia de Sanidad vasco informó del riesgo que representa para la sociedad el aumento de la «pureza» de ciertas drogas , entre ellas la cocaína, la anfetamina, la heroína y la propia marihuana. En este último caso, el órgano llegó a detectar riquezas de THC superiores al 20%.

Una plantación de marihuana descubierta por la Guardia Civil en Irún EFE

Pero, ¿qué es y cómo afecta este químico a los consumidores de «maría»? Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas estadounidense, dicho cannabinoide actúa sobre las regiones del cerebro asociadas al placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, el movimiento, la percepción sensorial y temporal y la coordinación. Entre otros efectos, el THC altera el funcionamiento del hipocampo y la corteza orbital frontal, las áreas que permiten a una persona crear nuevas memorias y cambiar su foco de atención .

En este sentido, fuentes de la Policía Nacional explican que los peligros de esta sustancia varían conforme a su concentración de THC, que hace algunas décadas era mucho menor que en la actualidad. De hecho, hubo jueces que en el pasado llegaron a echar por tierra acusaciones de tráfico por la exigua o incluso «nula» cantidad de tetrahidrocannabinol que poseía la muestra incautada. Las mismas fuentes apuntan que la «mejora» de la calidad de la marihuana se debe no solo a su manipulación genética sino a los cambios que los propios cultivadores han incluido en las plantaciones, que poseen mejores abonos y químicos para potenciar sus efectos psicoactivos.

Sistemas novedosos

Las instalaciones en las que crece la marihuana en el País Vasco, antaño rudimentarias, son ahora complejas naves dotadas de novedosos sistemas energéticos y de riego. En un atestado al que ha tenido acceso ABC consta la existencia de grandes espacios para desarrollar la actividad de forma «ajena a las miradas de los vecinos». Los cultivos «indoor» poseen herramientas que no solo controlan la temperatura y la humedad de las plantas, sino que además analizan su crecimiento «hasta que estas se encuentren aptas para su recogida y secado».

Para obtener resultados «óptimos» en la producción, el aire del espacio de cultivo ha de «renovarse continuamente». Por esta razón, los criminales utilizan extractores, algunos de ellos instalados al revés, para facilitar la ventilación que impide la formación de bolsas de aire caliente entre las plantas . Así evitan que estas no se quemen y «echen por tierra» el cultivo.

A todo ello hay que añadir el uso de abonos y productos químicos específicos, así como la instalación de focos de luz halógena proyectados sobre las plantas para darles calor. Esta última práctica suele esconder un enganche ilegal a la red eléctrica, como es el caso de la plantación que desbarató la pasada semana la Guardia Civil de Guipúzcoa en Irún . En total, los agentes se incautaron de 1.725 plantas de marihuana en proceso de secado en una nave que, para reducir los costes de producción, estaba conectada de forma fraudulenta a la red general.

Arraigo en los jóvenes

A pesar de las advertencias procedentes del Departamento de Seguridad, el cannabis continúa siendo la droga ilegal más consumida por los vascos. De hecho, se trata de una sustancia en auge en la Comunidad Autónoma. Según la «Encuesta sobre Adicciones en Euskadi 2017», el 8,6 de la población la ha tomado en los últimos doce meses frente al 6,3% que lo hizo en 2012. Preocupa especialmente que el 16,4% de los jóvenes de 15 y 24 años la consuman, aunque la edad de inicio se mantiene entre los 18 y los 19 años. El estudio, presentado esta semana por el consejero de Salud, Jon Darpón, refleja además que la mayoría de los consumidores son varones.

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