Composición de un aterrizaje en Loiu en 2012 no apta para cardíacos
Composición de un aterrizaje en Loiu en 2012 no apta para cardíacos - FERNANDO GÓMEZ

Aeropuerto de Bilbao: de drones a aterrizajes que ponen los pelos de punta

Loiu, conocido por la dificultad para tomar tierra por el viento, sumó recientemente un nuevo e innecesario riesgo

BILBAO Actualizado: Guardar
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Sucedió a finales de mayo. Un avión de Lufthansa se aproximaba al aeropuerto de Bilbao, situado en el término municipal de Loiu, cuando la tripulación de cabina de la aeronave, una Airbus 320 procedente de Frankfurt, avistó tres drones que volaban a unos 900 metros, dentro del espacio aéreo protegido. La compañía alemana informó posteriormente de que los drones no tuvieron contacto alguno con el avión, y que este pudo continuar la aproximación normal en pista, sin realizar ninguna maniobra, y aterrizar con normalidad. El riesgo, en todo caso, resulta más que evidente. La Ertzainta no logró localizar a los dueños de los drones y, al no presentarse denuncia, archivó la investigación.

Este incidente, que trasciende el caso bilbaíno para abrir un más que necesario debate sobre la peligrosidad de utilizar este tipo de aparatos en las proximidades de aeropuertos, sumó un nuevo capítulo a cierta «fama» que se ha ganado Loiu por un motivo bien diferente: la complejidad a la hora de despegar, y especialmente aterrizar, en su pista en los días en que soplan fuertes rachas de viento.

En 2015 pasaron por sus instalaciones 4,27 millones de pasajeros en cerca de 44.000 vuelos. Un buen puñado de los viajeros que han pasado por Loiu en los últimos años se bajaron del avión con el susto en el cuerpo y una anécdota para contar durante semanas.

Mucho más que un susto experimentaron los 136 ocupantes del vuelo procedente en Barcelona que en febrero de 2001 sufireron un grave incidente provocado por fuertes rachas de viento de más de 100 kilómetros por hora, con cambios muy bruscos de dirección en cuestión de segundo. Los mandos eléctricos del aparato no pudieron corregir a tiempo la trayectoria. El Airbus 230 quebró su tren delantero al posarse en la pista y, como consecuencia, 25 personas resultaron heridas, una de ellas de gravedad.

Un avión entra cruzado en Loiu en septiembre de 2015
Un avión entra cruzado en Loiu en septiembre de 2015 - EFE

Sin llegar afortunadamente a esos extremos, no hay año en que escaseen los incidentes. A finales del pasado mes de marzo, sin ir más lejos, un avión procedente igualmente de Barcelona, un Airbus 320, rompió una baliza y una señal, según informó «El Correo», en su segundo intento de aterrizaje, tras desistir el piloto en el primero. Soplaban rachas de viento de más de 100 kilómetros por hora. El vuelo de regreso tuvo que ser cancelado.

El viento hace de las suyas (febrero de 2014)
El viento hace de las suyas (febrero de 2014) - EFE

Un mes antes, otro vuelo Barcelona-Bilbao y otro susto: hasta en tres ocasiones intentó tomar tierra en Loiu el piloto. No fue posible. El viento soplaba con tal fuerza que la seguridad se impuso y la aeronave acabó redirigiéndose a Santander, con los consiguientes inconvenientes para el pasaje. Ese mismo día otros dos vuelos tuvieron que ser desviados a Madrid y Santiago de Compostela. También se vieron afectados los tres vuelos de regreso que estaban asignados a esos mismos aviones.

Sin dejar este año 2016, en enero se hizo viral un vídeo, que puedes ver aquí, grabado por los pasajeros que se toparon con un viento sur cruzado que convirtió el aterrizaje en un difícil trago. El avión acabo tomando tierra. Los pilotos saben qué hacer: colocar el morro cruzado, hacia el viento, para no perder el eje de la pista.

Aproximación a pista en diciembre de 2012
Aproximación a pista en diciembre de 2012 - EFE

«Aterrizar es un milagro»

La lista se alarga y alarga. Por citar ejemplos sonados, en febrero de 2014 una borrasca que azotaba todo el Cantábrico deparó otra jornada de sudores fríos en Loiu. Algunos aviones llegaron a tocar pista y retomar el vuelo. Uno de esos aviones traía de regreso de Estambul al equipo de baloncesto vitoriano del Baskonia. Consiguió posarse al segundo intento.

Uno de los integrantes de la plantilla en ese momento, el argentino Andrés Nocioni, divulgó lo ocurrido en Twitter: «En el aeropuerto de Bilbao hasta que no pase algo, no tomarán alguna medida! Ya va más de una vez que aterrizar es un Milagro». Siete vuelos fueron desviados ese día (a Pamplona, Madrid y Zaragoza). El viento llegó a rebasar los 120 kilómetros por hora.

Secuencia que refleja la complejidad de un aterrizaje en Loiu
Secuencia que refleja la complejidad de un aterrizaje en Loiu - FERNANDO GÓMEZ

Son solo algunos casos que explican la «fama» que se ha ganado el aeropuerto de Bilbao. Por suerte, la pericia de los pilotos ha impedido que se hayan registrado incidentes de gravedad. En el caso de los drones, que suma un riesgo totalmente innecesario, queda en manos de las autoridades evitar que no se vuelva a producir un caso de esa naturaleza.

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