La mujer usaba la marihuana para dar «friegas» a su marido
La mujer usaba la marihuana para dar «friegas» a su marido - EPA / FLASH 90

Absuelta la anciana que daba «friegas» con marihuana a su marido para calmar sus dolores

El juez sentencia que la mujer utilizó las plantas para consumo propio

Bilbao Actualizado: Guardar
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El juzgado de San Sebastián ha absuelto a una mujer de 75 años que cultivó catorce plantas de marihuana en su domicilio para dar «friegas» a su marido, aquejado de fuertes dolores. La sala ha dado por buena la versión de la anciana, que fue acusada de traficar con drogas después de que la Policía hallara el supuesto alijo en un caserío que tenía en la capital guipuzcoana.

Según la sentencia del caso, a la que ha tenido acceso Efe, la mujer decidió tratar a su esposo con marihuana a raíz de los consejos de un programa que vio en la televisión, que aseguraba que este tipo de plantas «alivian» el dolor. Por esta razón, compró unas semillas en una tienda de San Sebastián y las plantó.

Durante la sesión, la anciana subrayó que, aunque era consciente de que se trataba de una sustancia ilegal, no creía estar haciendo «nada malo», pues su intención era la de «frotarse» con las hierbas.

Además, destacó que, para «informarse», habló previamente con su doctora, que según su versión le aseguró que no había ningún problema en usar «dichos ungüentos». En ningún momento, alegó, vendió la droga «a nadie», pues solo la usaba como un «remedio casero» al igual que hacían sus padres con otro tipo de hierbas: «Pensaba que más bien era una planta medicinal, como otras que hay en el bosque», afirmó.

Los agentes de la Ertzaintza, que detuvieron a la mujer por el fuerte olor que desprendía el cultivo, aclararon que la actitud de su marido, que fue quien les abrió la puerta del domicilio, fue «en todo momento colaboradora» y de «sorpresa» cuando vio las plantas. Por otro lado, puntualizaron que la droga se encontraba al aire libre, «no oculta en habitaciones con condiciones de luz y humedad creados artificialmente para optimizar la producción». También aseguraron que en ningún momento hallaron «ningún elemento periférico corroborador de la actividad de venta, como balanzas de precisión o cantidades de dinero en pequeños billetes para el cambio».

Por estas razones, el titular del juzgado explicó en su sentencia absolutoria que la Fiscalía no probó «los hechos en los que fundamentaba su pretensión de condena», ya que no fue capaz de aportar «ninguna prueba ni indicio» de que la donostiarra se dedicara a comerciar con marihuana. A su vez, recalcó que la Policía autonómica «no había llevado a cabo ningún seguimiento previo» de actividades ilegales en la vivienda, que de ser un punto de compraventa de sustancias tóxicas tendría el «trasiego» habitual de clientes propio de domicilios sospechosos.

«En consecuencia –resolvió el juez–, las plantas estaban destinadas para un consumo propio, distinto si se quiere en cuanto a su forma de consumir, pero, en todo caso, completamente desconectado de la finalidad de tráfico, por lo que procede dictar una sentencia absolutoria».

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