Acceso al Servicio de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos
Acceso al Servicio de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos - ISABEL PERMUY

Unas urgencias menos colapsadas

Los pacientes más comunes son enfermos crónicos y turistas sin un médico asignado

Madrid Actualizado: Guardar
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Son las once y media de la mañana y en los alrededores de los hospitales de Madrid no existe ese bullicio típico de los meses de frío. Al atravesar la puerta de Urgencias del Clínico San Carlos solo se ven cinco personas en la sala de clasificación y otras tres en la de espera. A unos metros, en la Fundación Jiménez Díaz, la estampa es muy similar: el público no llega a la docena.

Pero no extraña si se echa mano de los datos. Y es que en agosto el número de pacientes que acude a las urgencias hospitalarias de la región disminuye un 29,5% con respecto al resto del año. Es lo que dice el Servicio Madrileño de Salud.

De hecho, durante la primera quincena del mes se atendieron, de media, 6.641 personas al día. Esta cifra dista mucho de los 9.419 enfermos «urgentes» que se personaron diariamente en los hospitales durante el primer semestre de 2016.

«La frecuencia total de pacientes disminuye si la comparamos con los meses de invierno, una época de gripe y con mucha gente en Madrid». Así lo constata el doctor Pedro Villarroel, jefe del Servicio de Urgencias del Clínico. Las cifras le dan la razón: febrero fue, según fuentes de la Consejería de Sanidad, el mes de mayor tránsito en las Urgencias madrileñas –con 9.996 enfermos circulando por ellas–.

Para este doctor, el verano no cambia el prototipo de paciente que con más frecuencia acude al Servicio. «Se trata de personas mayores con patologías crónicas que, debido a las altas temperaturas, ven agudizados sus problemas», confirma. Y recalca: «Como están enfermas, no tienen tanta tendencia a salir de vacaciones». A esos hay sumar, dice, los turistas –nacionales o extranjeros– que llegan a la capital en estas fechas. «Si caen enfermos, acaban viniendo a Urgencias porque aquí no tienen un médico de Atención Primaria asignado», explica el doctor. El perfecto ejemplo es Cristina, una joven malagueña que aguarda su turno para ser atendida. «Estoy de visita en casa de una amiga, pero me han salido estas ronchas en la piel y he venido para que me digan qué me ocurre».

Quienes dejan vacías las sillas de las salas de espera son, por tanto, varios miles de residentes (unos 2.778 cada día) que hacen el camino inverso: se marchan fuera de Madrid –fundamentalmente, hacia zonas costeras–. De ahí que seaen el litoral donde los hospitales se desborden. Este doctor lo corrobora: «Las personas que eventualmente tienen un problema agudo, como un señor de 30 años con infección de orina, ahora no vienen a Urgencias; simplemente porque no están aquí».

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