La taberna donde se inspiraba Gloria Fuertes

El restaurante Antonio Sánchez, fundado en 1830, reunió en sus tertulias a intelectuales de distintos campos y épocas

La taberna conserva su fachada original BELÉN RODRIGO

BELÉN RODRIGO

Es conocida la vinculación de la taberna Antonio Sánchez al mundo taurino aunque en esta taberna no solo se ha hablado de toros. Fueron igualmente conocidas las tertulias en las que participaron personalidades como Pío Baroja, Sorolla, Cossío o Antonio Díaz Cañabate , el cual se inspiró en esta casa en su libro “Historia de una taberna”. Gloria Fuertes pasaba largas horas escribiendo, sentada en una mesa de mármol, con su copa de vino y su hogaza de pan, que mojaba en el vino. Y sobre este local también ha escrito, entre otros, el Premio Nobel Camilo José Cela.

En el registro municipal aparece el año 1830 como fecha de origen de la taberna pero hay documentación que confirma que es anterior. Por un lado, «en el año 1787 ya se anunciaba en un periódico su traspaso como taberna» y por otro «en 1650 se sabe que había un mesón aunque se desconoce si era el mismo», explica a ABC Óscar Priego, actual propietario. Además en el catastro de Madrid de 1750 ya aparece el edificio y la taberna. Es decir, que según estos nuevos datos «podemos afirmar que somos la taberna más antigua de Madrid».

La primera información que aparece sobre los dueños del local es que en 1870 lo adquirió el torero Colita . «Hacia 1880-1890 Antonio Sánchez compra la taberna y pasa a tener el nombre actual. Por entonces era un despacho de vino unido a la vivienda», refiere el dueño. Su hijo , también Antonio Sánchez , se aficionó a los toros, influenciado por el ambiente taurino del negocio de su padre. Tal y como destaca Óscar Priego, « quiso ser torero y lo fue , aunque no muy bueno. Recibió muchas cornadas y la última le dejó cojo. La cabeza del toro con el que tomó su alternativa se conserva en el local. Pero fue un torero muy querido en Madrid y muy amigo del pintor Ignacio Zuloaga y de un gran elenco de intelectuales de la época que celebraban tertulias de forma frecuente». Zuluaga pintó en varios cuadros a su amigo torero, una de las veces vestido de luces y dicen que celebró en la taberna su última exposición en vida. «Cuando Antonio Sánchez dejó el torero se dedicó a la pintura aunque tampoco fue lo suyo», refiere Priego.

Antonio Sánchez no se casó y murió sin descendencia. En el año 80 Lola Sánchez, su inseparable hermana, acabó por vender el negocio a Tilo Ullman , quien quiso convertir el local en un restaurante de lujo . Pero su idea duró solo un año. « Mi padre , abogado, era amigo de Ullman y compró la taberna en 1981 como una inversión , con un socio que acabó por irse», relata Óscar Priego. Por entonces se reabrió el local como lo que siempre había sido , una taberna, pero se empezó a dar comida casera. Francisco Cíes, más conocido por Curro, fue encargado hasta el 2011 cuando, ya jubilado, se hace cargo del negocio Óscar, quien ya había heredado antes de su padre la taberna.

Hasta que estuvo Lola Sánchez al frente, las paredes mostraban una amplia colección de cuadros y cuando se los llevó la familia Priego adquirió una colección de tauromaquia.

Las leyendas de la taberna

No faltan historias, anécdotas y leyendas sobre esta taberna. Una de ellas, la que cuenta que murió un francés en la plaza de Tirso de Molina , durante la sublevación de Madrid, y escondieron su cuerpo en una de las tinajas de la cueva. «Esa tinaja daba un vino muy bueno, y todos pedían vino del francés». Lo cierto es que nunca apareció el cuerpo del soldado galo por ninguna parte.

Igualmente famosas han sido sus torrijas que siguen siendo el postre más reclamado de la casa. Cuentan que suministraban torrijas a Alfonso XIII y se cree que la expresión “ Vaya torrija llevas ” surge aquí porque los que venían a comer una torrija bebían mucho y «llegaban a casa con una buena borrachera. De ahí que las mujeres empezasen a decir “Vaya torrija llevas”».

Antigua barrica de madera B.Rodrigo

Óscar Priego tomó las riendas de la taberna en el 2011 y con su trabajo «he intentado ponerla al día porque estaba anclada en el pasado. La cocina, sin dejar de ser tradicional, se ha adaptado a los tiempos cuidando mucho las presentaciones ».

Entre las especialidades gastronómicas está el rabo de toro, los callos a la madrileña, los caracoles y el cocido que se puede pedir cualquier día de la semana. «Trabajamos para los españoles pero tenemos muchas visitas extranjeras», cuenta el dueño. Su clientela es muy variada, entre ellos «personas que ya venían con sus abuelos y ahora traen a sus hijos o nietos». Cierran únicamente los domingos por la noche, día que a la hora de la comida hay una gran afluencia por el rastro, por lo que es mejor reservar. Entre semana tienen menú del día y el precio medio de una comida a la carta ronda los 23 euros. El chato de vino cuesta 1,30 euros , acompañado de un aperitivo, y 1,5 euros si el vino es consagrado.

De forma informal también se siguen formando tertulias en esta taberna, sobre distintos temas. Y dentro de la taberna es posible viajar al pasado, sentir, ver y oler la historia que guardan sus paredes, algunas de las cuales conservan frescos dedicados al mundo taurino.

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