Santa María Micaela y San Enrique: Una parroquia en la entraña del barrio

El templo, centro de la comunidad paraguaya, acaba de celebrar su medio siglo de misión

Fachada de la iglesia, que se encuentra en la calle San Germán BELÉN DÍAZ
José Francisco Serrano Oceja

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Javier Palacios acaba de ser nombrado párroco de Santa María Micaela y San Enrique (calle General Yagüe 23). Procede de la parroquia de Fuencarral. Es, por tanto, uno de los sacerdotes a los que les tocó la lotería de «la revolución de los cambios de curas» del pasado verano, tal y como, de forma coloquial, la define. Esta parroquia, además, fue protagonista de los medios de comunicación hace bien poco cuando una joven dejó abandonado a su hija a las puertas del templo. Bueno, para ser más precisos, a las puertas del complejo parroquial, en el que se encuentra la sede de Red Madre y Cursillos de Cristiandad . La maternidad y la red de maternidad como un imán de vida, tabla de salvación para un alma algo más que atribulada. Javier Palacios está acompañado en las labores sacerdotales por Daniel Puente (muchos años sirviendo a esta comunidad), Julián Escobar, Eduardo Rodríguez y Miguel Francisco Marte .

¿Por dónde discurre el futuro pastoral de esta parroquia que es una, pero que antes eran dos, Santa María Micaela y San Enrique? Javier Palacios lo tiene claro. «De momento, y en los ratos que tengo libre, que no son muchos, voy portal por portal, finca por finca , saludando a los porteros y preguntándoles si conocen a algún vecino que puedan servir de enlace parroquial para los grandes momentos litúrgicos». Tejido humano, red y alcance, por tanto. Una forma de presentarse a sus feligreses y de hacerse cercano.

Sede de la Vicaría Octava

El templo de Santa María Micaela, sede también de la Vicaría Octava en sus locales aledaños, es el centro de una plaza pública, entorno de líneas rectas, edificios bien diseñados, arquitectura marcial de finales del franquismo , cincuenta años que acaban de celebrar. Amplias escalinatas de acceso al pórtico, dos torres laterales contiguas en plano y forma, mucho ladrillo, amplitud de espacios y un presbiterio coronado por frases que llegan, directas: «Dios no te quita nada, te lo da todo». Práctica común en esta zona, en este barrio, esta de unir dos parroquias , quizá por eso de que las existentes casi se dan la mano.

Segunda clave en el nuevo proyecto: el despacho. Los sacerdotes se turnan para ocupar las horas de atención a los fieles . Ese es, como insiste el párroco, el «lugar en el que las personas lloran, se alegran, abren su corazón y acompañan su vida con un ruego».

Esta parroquia, además, es el centro de la comunidad paraguaya. Bueno, el centro, el centro, es la imagen de Nuestra Señora de Caacupé, patrona y madre de esa nación. Una imagen, y una devoción, que está arraigada en la fisonomía parroquial . El coro de la comunidad paraguaya se acaba de fusionar con el coro parroquial y han formado una cadena de catolicidad en las voces, por eso de que cantar es rezar dos veces.

La parroquia de Santa Micaela y San Enrique tiene una feligresía acogedora y generosa, con una edad media un poco elevada. La caridad tenía, hasta el presente, el nombre de ropero. Es famosa por su ropero, «una especie de Corte Inglés a lo pobre » según le define el sacerdote. Por cierto, hay tal cantidad de ropa que han organizado un día de puertas abiertas para los más necesitados de la zona. Ahora se está formando el equipo de Cáritas.

El párroco está empeñado en formar un grupo de jóvenes, una decena, otro de matrimonios también jóvenes, y un catecumenado de adultos , y consolidar la catequesis de niños hoy en su mayor parte de procedencia inmigrante.

También está en la parroquia la Legión de María, la Acción Católica, Adoración Nocturna y Vida Ascendente. Son otras muchas las actividades exteriores, por ejemplo, las peregrinaciones y los viajes culturales que se organizan y las charlas de formación valores humanos y virtudes a cargo de José María Pérez Herrero , que cuenta en su programa a expertos conocedores de las materias que imparten, por ejemplo, José Luis Cebrián Boné -saludos maestro- para el tema de los medios. Una parroquia, al fin y al cabo, sin la que no se entendería la vida ni la historia del barrio.

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