Prostitución e intercambios sexuales en el corazón financiero de Madrid

Los vecinos denuncian el deterioro de la zona provocado por el ocio nocturno

Galerías de los bajos de Azca con un grupo de jóvenes al fondo haciendo botellón MADRILÁNEA

CARLOTA BARCALA

Para los vecinos de Azca existe una norma no escrita que ponen en práctica todos los días, especialmente, los fines de semana: a partir de cierta hora de la noche no pasean por los bajos de la calle Orense, situada entre Nuevos Ministerios y el estadio Santiago Bernabéu . Más allá de las 22 horas no se sienten seguros en el laberinto de pasadizos subterráneos que conforman esta área que termina en la plaza Pablo Ruiz Picasso . Azca se transforma: de día es el centro financiero más importante de Madrid con gran aglomeración de comercios y ejecutivos trajeados que se dirigen a su trabajo con el «skyline» de la ciudad al fondo lleno de rascacielos empresariales; de noche, uno de los espacios de ocio más concurridos de la capital y con fama poco recomendable .

Este subsuelo de Madrid, convertido en una especie de Bronx neoyorquino , cuenta con 2.000 vecinos, casi 30.000 trabajadores y un tránsito diario de 100.000 personas. En la época de la movida madrileña, las discotecas establecidas obtuvieron gran renombre y se consideraban locales frecuentados por la gente adinerada de la capital. «Eran discotecas para gente pija. Ahora las personas que acuden a ellas han cambiado por completo: ha venido gente de otras nacionalidades y el ambiente nocturno se ha degradado por la forma de divertirse que tienen los jóvenes», afirma Eusebio, un vecino de la calle General Perón, cuando rememora sus años de juventud.

Las discotecas no son los únicos locales que albergan los bajos de Azca. Disimulado por el ruido y el volumen del reggaetón, los vecinos denuncian la existencia de prostitución , tanto callejera como ejercida en algunas de estas instalaciones. En 2012, el dueño del bar «Sensaciones» fue condenado por sedar y robar a los clientes que acudían a él. Lo cierto es que el local era en realidad un club de alterne. Pedro F.C. aprovechaba que los clientes captados por las prostitutas pagaban con tarjeta para sedarlos y copiar el número PIN o falsificar la firma con el fin de cargarles una cuenta superior. Según afirmó entonces un portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, podrían haber robado alrededor de 8.000 euros.

El cartel de «Sensaciones» ya no se observa en el número 26 de la calle Orense, tal y como confirman propietarios de comercios de la misma localización. Ahora en la parte baja de ese número se puede leer «Karma Liberal», un sitio mucho más refinado que el anterior y que se define como «local de ambiente exclusivo, garantía de seriedad, gusto y discreción» para que las personas de «mentalidad abierta» disfruten del sexo libre . El principal atractivo de «Karma» para los asiduos es la celebración de «gang-bangs» todos los viernes.

Su peculiaridad no son los actos que se realizan en su interior, sino que son los mismos encargados de un club de alterne que se sitúa dos números después, llamado «La Gata». Esta «casa de citas para los más hedonistas» no se encuentra fácilmente, aunque la propia página web de Karma dirige a ella con letra casi minúscula en su parte inferior. «La Gata» es una agencia de escorts que, según su página web, cuenta con 16 chicas que trabajan en ella.

[Sigue leyendo el reportaje en Madrilánea]

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