Un profesor de la Universidad de Alcalá desvela el mito de que los huesos duelen con humedad y frío

Miguel Ángel Plasencia sostiene que estos «no tienen ninguna capacidad de generar dolor por cambios meteorológicos»

Recreación de una rodilla dolorida ABC

EP/S. L.

El profesor de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) Miguel Ángel Plasencia, jefe de Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, ha desmentido que los huesos duelan más por la humedad o por el frío, sumándose a recientes artículos científicos que tratan de romper con este mito. «Entonces, ¿qué ocurre para que la mayoría de las personas tengamos esa percepción?», pregunta el centro universitario, para después responder, en palabras de Plasencia que «se trata de una creencia errónea».

«Los huesos no duelen más con el frío y la humedad, entre otras cosas porque los huesos no tienen ninguna capacidad de generar dolor por cambios meteorológicos», asegura el doctor. No obstante, matiza que «otra cosa es que el frío y la humedad hagan que estemos más contraídos, más entumecidos , y eso nos provoque más contracturas o problemas en la espalda , en el cuello o en los hombros, por ejemplo».

Así, el experto de la UAH también indica que «es más objetivo pensar que pudieran afectar a las articulaciones, al líquido sinovial, provocando molestias debido a los cambios de la temperatura, pero en las articulaciones, nunca en los huesos». «Los huesos sí pueden doler cuando se rompen o se produce algún golpe o traumatismo. Lo que sucede en este caso es que la capa que rodea el hueso paraliza la inervación, el riego. También pueden doler cuando aparece una infección o un tumor pero ni en el caso de que esté deformado o más arqueado, tiene por qué doler», añade.

Dolor articular

Plasencia ha descrito el mecanismo por el que las articulaciones pueden llegar a doler cuando hay cambios de temperatura. «Se produce una mayor rigidez articular, se contraen los músculos, los tendones y los ligamentos y eso genera más molestias de las habituales», explica el médico, que apunta que la solución a estas molestias es poner calor sobre la zona afectada, porque de ese modo se alivia el dolor al proporcionar un mayor aporte sanguíneo.

En la misma línea, Plasencia asegura que ni siquiera está demostrado que los traslados a unas zonas más cálidas garanticen la desaparición del dolor, porque hay gente que con la misma patología le viene mejor un clima más frío y a otros un clima más cálido. «No hay reglas establecidas», incide.

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