Palacio de Justicia: de antiguo convento y colegio de señoritas a Tribunal Supremo

La reina portuguesa falleció al poco de finalizar la obra que había pedido a su marido Fernando VI. Un palacio en el que podría haberse instalado lejos de la presencia de su suegra Isabel de Farnesio. Desde 1875 es la sede del Tribunal Supremo.

Fachada principal del Tribunal Supremo BELÉN RODRIGO

Belén Rodrigo

Su tamaño y su riqueza arquitectónica convierten al Palacio de Justicia en uno de los edificios más impresionantes de Madrid, hoy sede del Tribunal Supremo . Cuenta además con una interesante historia llena de vicisitudes que aumenta el interés que despierta entre los madrileños y los turistas. En 1870 se destinó a Palacio de Justicia el antiguo monasterio de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María , más conocido como las Salesas Reales , según parece por idea de Eugenio Montero Ríos, el entonces ministro de Gracia y Justicia que más tarde presidiría el Tribunal Supremo. Y en este antiguo monasterio funcionó la administración de la Justicia entre 1875 y 1915, fecha en la que un incendio destruyó gran parte del edificio.

Pero para hablar del origen de las Salesas Reales nos remontamos a 1746, fecha en la que el monarca Fernando VI aprueba la fundación de este espacio cumpliendo así la voluntad de su mujer, la portuguesa Bárbara de Braganza. Su idea fue la de albergar un colegio y residencia para la educación de las doncellas nobles y se puso bajo tutela de la rama femenina de la orden fundada en 1610 por San Francisco de Sales (los salesianos). Pero también existía un interés más personal de la reina. «La relación de Bárbara de Braganza con su suegra Isabel de Farnesio, madrastra de su marido, no era buena y se piensa que quería tener un palacio a donde ir por si enviudase», explica la guía durante la visita al Tribunal Supremo. El edificio fue concebido y proyectado por el arquitecto francés Francisco Carlier y la primera piedra se puso en 1750 . Por entonces era muy habitual construir un palacio real asociado a un convento. En 1757 se consagró la iglesia y un año después se concluyó toda la obra pero la reina falleció pocos meses después en Aranjuez y nunca llegó a vivir en este palacio . Tampoco lo hizo Fernando VI, quien siguió el mismo camino que su amada falleciendo en 1759 a los 46 años. Ambos monarcas están enterrados en Santa Bárbara, una suntuosa iglesia barroca de tres naves y una fachada-retablo que se salvó del referido incendio.

Uno de los patios del palacio, conocido como el patio de los naranjos BELÉN RODRIGO

Traslado a las Salesas

El origen del Tribunal Supremo es anterior al del Palacio de Justicia. «Se creó con la constitución de 1812 y fue pasando por varias sedes», explica a ABC Javier Herreros, del gabinete técnico del Tribunal Supremo. La primera sede fue en el palacio gaditano de los Marqueses de Recaño y un año después se trasladó a Madrid, al antiguo Consejo Supremo de Castilla, el Palacio de los Consejos. En 1823 estableció su sede provisional en la Audiencia de Sevilla y poco después en Cádiz, siguiendo siempre al Gobierno y a las Cortes. En 1834 regresó al Palacio de los Consejos de donde salió en 1875 para instalarse definitivamente en las Salesas. Para ello fue antes necesario obras de rehabilitación.

El 5 de mayo de 1915 fue una fecha fatídica para la historia de este palacio y de Madrid. Un incendio en la parte alta del edificio de cuyas llamas avisó un niño de 8 años acabó por destruir gran parte del complejo. Fue una defectuosa chimenea de una estufa la que provocó una desgracia que los madrileños presenciaron. El archivero bibliotecario, el señor Lostau, salvó todos los volúmenes de la biblioteca y también se lograron salvar obras de arte, muebles y pinturas . Pero hubo que lamentar una víctima, la del secretario-relator de la Sala Segunda José Armada , quien se asfixió cuando trataba de poner a salvo los sumarios. «Desde entonces se cuenta que su espíritu se quedó en el edificio y es nuestro fantasma », explica la guía.

Como curiosidad, por aquel entonces había calabozos y ese día estaba un preso que fue sacado inmediatamente por orden directa del presidente José Aldecoa. «Fue a raíz del incendio cuando se descubrió un pasadizo que llevaba a la cripta en la que estaban enterradas las religiosas salesas », explica Javier Herreros. Ahora es el depósito del Archivo del Tribunal Supremo.

Tras el incendio se reconstruyó el palacio conservando la planta original BELÉN RODRIGO

Reconstrucción del Palacio

La actividad del Supremo regresó a su anterior sede y se encargó el proyecto de reconstrucción al arquitecto Joaquín Rojí después de quedarse el concurso desierto. Rojí fue conservador y optó por mantener la planta con los dos patios principales (del palacio y del convento), las dos fachadas principales, las alturas (3 plantas) y las apariencias generales además de conservar las dimensiones primitivas. A su vez realizó algunas modificaciones logrando un aspecto más palaciego. En la fachada principal se mantuvo la obra de Carlier con sus pilastras y sus balcones y la coronó con un grupo escultórico de tres figuras que representan a la Ley, la Equidad y el Derecho, obras del escultor Miguel Blay. Ya en la fachada de Marqués de la Ensanada, Rojí optó por innovar y por ella se creó el acceso a la Audiencia Territorial de Madrid.

En el interior destaca la escalera principal, la gran galería de los pasos perdidos, los pasillos principales, las salas de vistas, el salón de plenos y el despacho del presidente del Tribunal Supremo (en donde probablemente estaba el antiguo cuarto particular de la Reina) . El nuevo edificio lo inauguró Alfonso XIII en 1925.

Detalle de la decoración dl edificio BELÉN RODRIGO

Como causa de la Guerra Civil se produjeron varios traslados del Tribunal Supremo. «Hubo dos tribunales, el Tribunal Supremo republicano marchó a Valencia y después a Barcelona y el del bando nacional se instaló en la antigua Chancillería de Valladolid», cuenta Herreros. En marzo de 1939, tras la toma de Madrid por las tropas nacionales, regresan al Palacio de Justicia.

A lo largo de los años se han llevado a cabo varias remodelaciones del edificio aunque la principal fue entre 1992 y 1995, al salir a otros inmuebles la Audiencia Territorial de Madrid y el Colegio de Abogados.

Museo

En el 2007 se abrió dentro del Palacio de Justicia un museo en el que se conservan muy diversos objetos, libros y fotografías. Entre ellos, el garrote vil, la máquina utilizada para aplicar la pena de muerte que en España estuvo vigente hasta 1978. La última ejecución con esta máquina se produjo en 1974. También se puede contemplar la vara de mando o el collar de la justicia. Hay dos, uno pequeño con 18 eslabones y otro grande con 26 que es el que utiliza el rey de España durante la apertura del año judicial.

En el museo se conserva el garrote vil con el que se aplicaba la pena de muerte BELÉN RODRIGO

En todo el edificio se encuentran objetos de gran belleza y valor como son un conjunto de doce sillas de madera que la reina Isabel II regaló después del incidente que tuvo con el marquetero a quien no quiso pagar un 40% más del presupuesto acordado antes del trabajo. Una subida de precio que el autor de las sillas justificaba por tener una enorme labor artesanal ya que las sillas cuentan con más de 500 incrustaciones de madera. Sillas que se lograron salvar del incendio de 1915. Y en las paredes encontramos obras conocidas como la Inmaculada Concepción de Claudio Coello

En las salas del Tribunal Supremo (presidido actualmente por Carlos Lesmes) se celebran vistas de recurso y en casos excepcionales, cuando se cumplen una serie de requisitos, juicios como el del Procés que se está llevando a cabo en la sala de plenos, el mismo escenario del recurso contra la sentencia del 23-F, los GAL o el caso Filesa. Además, «casi todos los jueces y fiscales de España se han examinado en alguna de sus salas», recuerda Javier Herreros. Un palacio que guarda episodios de la historia de Madrid y de España abierto a los ciudadanos a través de las visitas guiadas (email: visitasguiadas.ts@justicia.es). En este palacio trabajan alrededor de 400 personas, entre ellos 82 magistrados.

Escalera principal del palacio que llega a la sala de plenos BELÉN RODRIGO
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