El palacio que conserva la muralla cristiana de Madrid y el único viaje de agua visitable

Durante más de dos siglos perteneció al marquesado de Villafranca y fue allí donde Francisco Goya retrató a la duquesa de Alba

La fachada sobria y sencilla esconde el esplendor de su interior BELÉN RODRIGO

BelénRodrigo

Esta joya histórica pasa bastante desapercibida en el barrio de La Latina. El Palacio del Marqués de Villafranca , en la calle Don Pedro, es hoy sede de la Real Academia de Ingeniería y en su interior guarda un tramo de cerca de 20 metros de longitud de la antigua muralla cristiana de Madrid, uno de los más largos que se pueden ver en la ciudad. Además conserva uno de los antiguos viajes de agua de la capital construido por los árabes en el siglo IX por donde se transportaba el agua potable a la villa.

Fue a principios del siglo XVII cuando Pedro de Toledo, V marqués de Villafranca , firmó las escrituras de las casas que habían pertenecido a Juan Pascual, terreno sobre el que levanta el palacio. Desde 1608 hasta 1876 los marqueses de Villafranca son propietarios de los actuales números 8,10 y 12 de la calle Don Pedro. Los Villafranca compraron además caballerizas y casas en las manzanas próximas al palacio. La edificación del mismo se llevó a cabo entre 1717 y 1734 , obra del arquitecto Francisco Ruiz , y a lo largo del siglo XVIII se realizaron obras menores. En el libro “La sede de la Real Academia de Ingeniería”, de los autores Ángela García, Gonzalo Madrazo y Juan Francisco Mato, se cuentan todos los problemas y vicisitudes de las obras que se vieron paralizadas en varias ocasiones.

La antigua muralla cristiana sirvió de muro del palacio BELÉN RODRIGO

El palacio fue pasando por los herederos del marquesado. Uno de ellos, José Álvarez de Toledo, lo heredó en 1773 y se convirtió en el XI marqués de Villafranca, recibiendo más tarde de su primo el ducado de Medina Sidonia. En 1775 se unía con la Casa de Alba a través de su matrimonio con María Teresa Cayetana de Silva, boda que se celebró en el palacio. « Es la “Maja” que pintó Goya» , explica a ABC Ana Isabel Pérez Vicente, responsable de Relaciones Públicas y Protocolo de la Real Academia de Ingeniería. «Eran las dos casas nobiliarias más importantes», resalta. Murieron jóvenes y sin descendencia «y el palacio pasó a manos de un sobrino. En el siglo XIX uno de sus propietarios fueron el matrimonio formado por la marquesa de Pinohermoso y el conde de Velle quienes quisieron redecorar las salas principales del edificio , tarea que se la encomendaron al arquitecto, pinto y escultor Arturo Mélida.

Nuevos usos del palacio

Debido al alto coste de mantener un palacio de estas características se optó por fraccionarlo y se fue vendiendo poco a poco. «En el siglo XX se vendió a una empresa de hostelería y se abrió el restaurante “Puerta de Moros” , muy conocido, con espacios privados», indica Ana Isabel Pérez Vicente. Por sus salas pasaron personalidades como Ava Gardner, Jackie Kennedy o los Duques de Windsor . «Más tarde albergó la Agencia Estatal de Aceite de Oliva y en el 2005 el ministerio de Educación y Ciencia cedió la parte pública del palacio a la Real Academia de Ingeniería », aclara la responsable. Fueron muchas las gestiones de esta institución, creada en 1994 por Don Juan Carlos I, para poder instalarse en este edificio tras estar durante unos años en unos despachos ministeriales en la calle Alfonso XII. La Real Academia asumió el proyecto de rehabilitación del inmueble y «las obras empezaron en el 2007. El palacio estaba muy mal y tardaron dos años en acabar», cuenta Ana Isabel Pérez Vicente.

Gracias a las Real Academia de Ingeniería se ha podido recuperar el esplendor del palacio BELÉN RODRIGO

Con una fachada sobria y sencilla, el esplendor de este palacio siempre estuvo en su interior. «Existe un inventario del siglo XVIII en el que aparecen muchas obras de arte», indica la responsable de Relaciones Públicas de la Academia. Gracias a las obras de restauración llevadas a cabo, «se ha dado vida al palacio», añade. Se realizaron trabajos en 18 estancias y la decoración que se ve es la realizada en el siglo XIX por Arturo Mélida, de estilo ecléctico muy acorde con la época. En el salón principal de baile se pueden observar los frescos que Mélida pintó en el techo, las cuatro estaciones, que aparecen firmadas y la fecha. Destacan también la biblioteca, el comedor y el gabinete . Además Mélida (quien decoró algunas estancias del Ateneo de Madrid y otros palacetes de la época) anexó al palacio una galería en hierro . «Cuentan que decorando este palacio falleció un hijo suyo pequeño y por eso colocó tantos angelotes como los de la chimenea barroca», explica Ana Isabel. A lo largo de la visita a las distintas estancias se encuentran distintas chimeneas, lámparas, relojes, alfombras, espejos y muebles de nogal, así como suelos de madera. Y entre las pinturas se debe mencionar la copia del original de Rubens llamado La Regencia.

La mencionada muralla cristiana del siglo XII se usó como muro para construir el palacio y ahora está al descubierto. Existía un pasadizo, con dos brazos ahora tapados, «uno llevaba al Palacio de Oriente y otro a la Cava Baja», recuerdan desde la Academia. En relación al viaje de agua de Madrid «es el único que se puede visitar, se utilizó como bodega cuando era un restaurante», añade. Este subterráneo de agua potable se usó hasta la llegada del Canal de Isabel II.

Viaje de agua árabe por donde pasaba el agua potable BELÉN RODRIGO

En la Real Academia de Ingeniería, dada su juventud en relación al resto de academias, «se ha intentado buscar un nuevo modelo con iniciativas pioneras. Tenemos lo foros de educación y los programas de mujer e ingeniería», indica la responsable de Relaciones Públicas y Protocolo. Cuenta con 60 medallas académicas y están representadas todas las ramas de la Ingeniería. Existe además un grupo amplio de expertos que colaboran en las materias de estudio y tratan de ser un órgano consultivo para la Administración. El presupuesto proviene de la partida correspondiente del ministerio de Ciencia y de aportaciones privadas a través de proyectos concretos, actos y observatorios. También se alquilan espacios del palacio para ayudar en los altos costes que tiene su mantenimiento.

En lo que a las visitas se refiere, es posible conocer el interior de este interesante palacio todos los miércoles, a las 10:30 horas, de forma gratuita . Los voluntarios culturales son los encargados de dar a conocer los secretos de las estancias del palacio del Marqués de Villafranca.

En las salas se conserva la decoración llevada a cabo por Arturo Mélida en el siglo XIX BELÉN RODRIGO
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