Orgullo Gay 2019

La gran fiesta del Orgullo deja toneladas de basura y cerca de 400 asistencias médicas

Los vecinos de Chueca protestan por la falta de control del botellón y los ruidos generados

Operarios del Selur recogen montañas de basura, ayer a las seis de la mañana, en la plaza del Rey MAYA BALANYÀ / Vídeo: Las calles de Madrid se llenan del Orgullo más reivindicativo de los últimos años
Aitor Santos Moya

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Terminada la manifestación del Orgullo -no sin problemas- y el posterior desfile de carrozas, decenas de miles de asistentes continuaron la fiesta por el barrio de Chueca y sus alrededores. Los conciertos programados en la plaza del Rey y la Puerta de Alcalá sirvieron de aperitivo para numerosos grupos de jóvenes con mucha juerga aún en el cuerpo. Alrededor de las 5 de la mañana, cuando los operarios de limpieza ya estaban a pleno rendimiento para retirar las toneladas de basura acumuladas en la vía pública, rara era la plaza, calle o parque que no presentaba los coletazos propios de una larga noche regada por el alcohol. Los principales enclaves de la zona, convertidos algunos en improvisados «botellódromos», volvieron a adueñarse de una fiesta con demasiadas prebendas. Al menos, a ojos de los vecinos, incapaces de pegar ojo y con sus portales marcados por el hedor de los orines y otros olores desagradables.

«Aunque hayan limpiado, el problema es que el olor no se va. Antes de que empezara el Orgullo, el Ayuntamiento instaló cerca de mil aseos portátiles, por los que ahora no se puede pasar», subraya el presidente de la asociación de vecinos de Chueca, Esteban Benito, consciente de que hasta que no los retiren, la situación seguirá igual: «Dados los tratamientos químicos que precisan este tipo de sanitarios, el efecto más notorio es que si estás cerca te lloran los ojos». Los residentes más madrugadores comprobaron a primera hora de ayer como varios estaban desbordados. «Lo peor son los que están colocados junto a los portales», advierte Jaime, sin comprender el desmadre permitido por las autoridades: «Había gente tirada en la calle, otros que seguían bebiendo... Si luego eres tú el que hace botellón, te multan. Pero aquí se han legalizado las borracheras».

Tras más de 20 años afincada en la barriada, Ira tiene claro que la gran fiesta del Orgullo está cada vez más extendida entre la gente ajena al movimiento LGTBI. «Vienen a divertirse por el ambiente», apunta, al tiempo que señala que este año el ruido y el jaleo, ya característicos, han compartido espacio con una mayor presencia de la Policía. «Los agentes controlaban que no metieras bebidas en el bolso, pero luego dentro estaban todos los supermercados llenos», prosigue, testigo de que, en la plaza de Chueca, muchos de los asistentes apuraban la bebida sentados en el suelo antes de marcharse a los conciertos.

Ya desde el miércoles, la propia plaza de Chueca, carente de toda actividad programada, se convirtió en un «festival» de alcohol y música hasta las tantas de la madrugada. «Una vecina llamó a la Policía porque estaban con los altavoces a todo trapo a las 3 de la mañana», recuerda Leticia García, también portavoz de la asociación de Chueca: «Pero no hicieron nada». Entre las quejas más notorias, resalta la charanga itinerante que una veintena de personas montaron con tambores y trompetas el sábado por la noche. «Nosotros decimos que hay dos cosas muy diferentes que ahora mismo se están mezclando, una cosa es la marcha, que todo el mundo está de acuerdo con su celebración, y otra es el descontrol en que se han convertido las fiesta del Orgullo», añade.

Lipotimias y caídas

A la desoladora imagen que dejó ayer la ingente cantidad de basura, se le une también las numerosas asistencias médicas llevadas a cabo a lo largo de la jornada. En concreto, los efectivos del Samur-Protección Civil atendieron a 285 personas, de las cuales 32 precisaron de traslado hospitalario . La mayoría de casos se debieron por lipotimias, contusiones o caídas; si bien, los más graves -además del joven apuñalado y los cuatro que cayeron desde lo alto de una carroza- fueron tres heridos con diversos traumatismos, en principio leves, y trasladados a los hospitales Gregorio Marañón y Fundación Jiménez Díaz.

Superado el jolgorio, la resaca del Orgullo ha dejado un reguero de indignación entre un vecindario que pedirá explicaciones al nuevo Ayuntamiento. «Queremos que se celebre de la forma que se venía haciendo antes de la llegada del Gobierno de Carmena», sostiene el presidente de la asociación de Chueca. Es decir, pedirán que vuelva a tener la catalogación de evento privado, con unos horarios fijos de conciertos y sin poder superar la limitación de ruido : «Si no, tendremos que acudir a los tribunales».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación