Iglesias de Madrid

Nuestra Señora de los Desamparados: La Iglesia en un barrio multicultural

El templo, junto con el de San Lucas, arroja esperanza y futuro a un enclave de vida difícil

Iglesia Nuestra Señora de los Desamparados MAYA BALANYA

Francisco Serrano Oceja

No hace mucho tiempo, los titulares de la prensa se empeñaron en decir que el barrio de San Cristóbal de los Ángeles, en el extremo sur del distrito de Villaverde, era una ciudad sin ley . Vecinos contra okupas, los «camellos», las bandas, el paro, el fracaso escolar, los edificios construidos sobre el terreno arcilloso de una vida que se hace cuesta arriba. Hoy es un Madrid multicultural , una geografía que ha mutado desde la inmigración que se vino al progreso de los años sesenta a la radiografía actual de etnias que reivindican su espacio. Un barrio con una treintena de asociaciones vecinales para las que la Iglesia es una más, con la que hay que contar. En San Cristóbal de los Ángeles , que es el límite incluso de la diócesis de Madrid, tocando ya la circunscripción de Getafe, se ha formado una de las primeras Unidades Pastorales de la diócesis. Una Unidad Pastoral que atiende a dos templos, el de San Lucas, en la plaza de la Paloma de la Paz, 1, y el de Nuestra Señora de los Desamparados, en la plaza de los Pinazo.

A la Unidad Pastoral de San Cristóbal hay que entrar por Cáritas. No se puede hacer de otra manera, si se quiere entender la presencia de la Iglesia en un barrio límite de lo humano . Una presencia que no ideologiza la fe ni apunta a dialécticas falsas entre amor y justicia. Una Cáritas que, atendida por la hermana Aquilina, religiosa de la Compañía de Santa Teresa, y por una docena de voluntarios, recibe a un nutrido grupo de mujeres musulmanas con sus amplios velos y con multitud de niños pequeños.

Seguimiento

Esta Cáritas, pura providencia, se preocupa de más de 1.000 personas, unas 600 con alimentos procedentes de los Fondos Europeos de Ayuda a los Desfavorecidos que gestiona la Cruz Roja. Hablamos de 17 toneladas de alimentos al año. También Cáritas tiene el proyecto CEM, el Centro de Educación de Menores , con su apoyo escolar y sus actividades destinadas a la integración de los chicos en la sociedad en la que viven, una veintena de niños y la necesidad imperiosa de voluntarios para atenderlos. El CETA es el centro de educación de adultos en el que se imparten desde clases de español para inmigrantes recién llegados a sesiones de cocina y otras habilidades básicas para poder vivir y encontrar un trabajo. En estrecha colaboración con los servicios sociales del distrito se hace un seguimiento de las personas que se incorporan nuevas al barrio. Los recursos son siempre limitados, pero la Providencia es generosa y tiene muchos nombres.

En esta Unidad Pastoral, que tiene como párroco al joven sacerdote Jaime Vales, todo un torbellino del Espíritu y del sentido común, trabajan también el vicario parroquial Javier Martín y el sacerdote del Congo, Francis Muhunga, estudiante de San Dámaso. Son ayudados por la Institución Teresiana. De entre las actividades que ocupan hasta el último aliento de los sacerdotes está el Club de amigos de San Cristóbal, que trabaja con chavales; la Asociación Junior, el resto de una Acción Católica antes vigorosa, que ahora atrae a niños y jóvenes para la educación integral y del ocio.

La «Comunidad Jesús Resucitado» ayuda en las tareas de evangelización. Cuenta la Unidad Pastoral con un grupo de catecumenado de adultos, con la oración que organizan las Teresianas en su casa , con un grupo de formación cristiana y con la presencia de la Renovación Carismática. Los jóvenes asisten tanto a «Oremus» como al «Watch and pray», que es una oración para jóvenes que entra por los ojos y que organiza la Renovación en la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes.

Pero los que no pasan inadvertidos entre los edificios de pisos colmeneros son los dos templos que conforman esta Unidad Pastoral. Separados por escasos metros, la Iglesia dedicada a San Lucas tiene una impresionante fachada que protege una plaza, lugar habitual de convocatorias ciudadanas. Y el templo de Nuestra Señora de los Desamparados, con su imponente imagen de la Virgen en el acceso, esconde una espectacular iglesia de culto, con una imponente vidriera no menos espectacular con la última cena, sus apóstoles y su Judas a un extremo, obra de Mateo Tito 66. Templos que, sin duda, han marcado la historia de un barrio para el que la Iglesia es esperanza y futuro.

Vidriera de la Iglesia Nuestra Señora de los Desamparados MAYA BALANYA
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