Un avión sobrevuela un edificio en los alrededores de la A-1
Un avión sobrevuela un edificio en los alrededores de la A-1 - ABC

¿Qué niveles de ruido existen y cuáles soportan los «vecinos» del aeropuerto de Barajas?

La batalla que los residentes de la urbanización de Santo Domingo, en Algete, mantienen con AENA ha durado dos décadas

MADRID Actualizado: Guardar
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La batalla que los residentes de la urbanización de Santo Domingo, perteneciente al municipio de Algete, mantienen con el aeropuerto de Barajas ha alcanzado dimensiones épicas en lo que al tiempo se refiere. En noviembre de 2008 ya informaba ABC de que el ruido de los aviones vulneraba «el derecho a la intimidad de sus vecinos», según reconocía la sentencia del Tribunal Supremo, que ordenaba al Estado que adoptara medidas para evitar la contaminación acústica en la zona. Los cinco vecinos que habían acudido al Supremo iban a percibir, además, una indemnización de 6.000 euros cada uno. «Lo hemos conseguido después de diez años y una semana de lucha», aseguraba a este periódico uno de ellos, exultante de alegría.

Apenas tres meses después, el Supremo confirmaba la suspensión de los vuelos sobre Santo Domingo, desestimando el recurso de AENA. «A pesar de ello, han mantenido los sobrevuelos a baja altura, incluso en fines de semana y desde muy temprano», advertían los denunciantes, que llevaba en la actualidad casi dos décadas de litigios, manifestaciones y denuncias contra el gigante español del transporte aéreo.

El último episodio se ha producido este miércoles: el Supremo vuelve a permitir los vuelos de aviones sobre esta urbanización. Ha anulado un auto del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que ordenaba suspender el 30% de los vuelos que sobrevolaban estas casas, al considerar que no ejecutaba adecuadamente la citada sentencia de 2008. Esta, según informaba ABC, dictaminaba que la perturbación que provocaban los aviones por el ruido al realizar la maniobra de aterrizaje en la pista 18R/36L era «suficiente por su entidad, naturaleza y duración», para vulnerar el derecho de los vecinos a la intimidad domiciliaria.

Niveles de ruido

Teniendo en cuenta todos estos antecedentes, ¿sabemos exactamente cuáles son los niveles de ruido que existen y cuáles son sus efectos? Para contestar a estas preguntas, en primer lugar habría que tener en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el ruido en una zona residencial no supere los 55 decibelios.

En el caso de la urbanización Santo Domingo, las mediciones realizadas tanto en el exterior como en el interior de las viviendas y con las ventanas cerradas, cuando el aeropuerto opera en configuración sur, han determinado que los picos de ruido superan siempre los 65 decibelios, el máximo legal permitido. Pero es que, además, cada tres minutos produce un pico de ruido 78,3.

Según establecen los preceptos médicos, el ruido puede volverse dañino a partir de los 75 decibelios. Ese sería el nivel que alcanzaría, por ejemplo, una calle con mucho tráfico. También un despertador o un televisor con el volumen muy alto.

La sirena de la Policía

Desde los 55 hasta esta marca es considerado un ruido considerable. En esta franja estaría, por ejemplo, un aspirador, que genera unos 65 decibelios de media. Pero antes de llegar al máximo recomendado por la OMS pasamos por otros dos niveles. En primer lugar, de 10 a 30 decibelios, que es considerado un nivel de ruido bajo, es el que se produce en una conversación muy tranquila entre dos personas en una biblioteca. Y en segundo, de 30 a 50, que sigue siendo bajo. Es el que escuchamos mientras conducimos en un momento en el que hay una baja densidad de tráfico.

A partir de 75 y hasta los 100 decibelios, el nivel de ruido es alto y produce una sensación molesta. Es el que genera una sirena de la Policía, la maquinaria de una fábrica en pleno proceso de producción o una banda de rock en directo.

A partir de 100 decibelios y hasta los 120 es un nivel muy alto. Dentro de una discoteca, por ejemplo, estamos a unos 110. No hay que olvidar que el oído humano necesita más de 16 horas de reposo para compensar dos horas de exposición a 100 decibelios.

A partir de 120 el ruido ya puede ser hasta doloroso. Es decir, es el umbral del dolor e, incluso, puede producir un riesgo de sordera. Es precisamente el ruido que produce un avión en pleno despegue cuando uno se encuentra a menos de 25 metros. O el que soportamos cuando un petardo estalla cerca.

Llegar a los 180 decibelios puede incluso llegar a causar la muerte. Para que se hagan una idea, es el ruido que puede producir el motor de un cohete espacial durante el despegue, en el caso improbable de que nos encontremos al lado.

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