Tribunales

Juicio por abusar de su empleada: «Si no accedes a mis deseos, tomaré cartas en el asunto»

El procesado se enfrenta a ocho años por agredir sexualmente a la joven aprovechando su cargo y los despidos en la empresa

M. J. Álvarez

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La Fiscalía Provincial de Madrid pide una pena de 8 años de prisión para Héctor P. B., por un delito continuado de abuso sexual cometido contra una subordinada suya, a la que intimidaba y amenazaba con perder el empleo si no cedía a sus pretensiones en el juicio que empieza hoy en el Audiencia Provincial.

Así lo considera probado el Ministerio Público en su escrito de calificación provisional de los hechos, ocurridos en Leganés en 2014 y 2015, en los que subraya la superioridad jerárquica del acusado y el proceso de recorte de plantilla en el que estaba inmersa la empresa del sector de la limpieza en la que también trabajaba el padre de la víctima.

Fueron cinco las agresiones sexuales de las que se le acusa al procesado, entonces capataz de la víctima, registradas entre septiembre de 2014 y marzo de 2015. En la última hubo penetración.

Así, según el escrito, el procesado comenzó a mostrar un trato diferente hacia su subordinada tras el verano de primer año citado, insistiendo en conocer sus asuntos personales. Por ello, el jefe propició encuentros a solas con ella en su centro de trabajo, en concreto, en las dependencias que utilizaban para cambiarse .

El 14 de septiembre cuando la mujer desempeñaba sus tareas en un lugar en el que estaba el imputado , este le dijo que cesara su labor. Y con la excusa de darle a ella un masaje en el hombro en el que tenía una contractura, Héctor, valiéndose de su relación de superioridad, le tocó lo pechos, llegando a meterle la mano en el pantalón. Ella se quedó paralizada y le pidió que cesara en su actitud hasta en tres ocasiones. Él obedeció ante la insistencia de la mujer.

A partir de ese momento, el acusado incrementó su acoso hacia la mujer, advirtiéndole de que «si no hacía lo que él quería, si no se portaba bien, no la dejaría en paz». Por contra, le dijo que la ayudaría «a conservar su empleo en la zona» si accedía a sus deseos.

Estrés postraumático

Según la Fiscalía, el 30 de noviembre, cuando los dos iban a bordo de una furgoneta en el desempeño de su trabajo, le bajó la cabeza a la mujer para que le hiciera una felación. Ella, ante el pavor de perder su empleo , terminó accediendo a la imposición del agresor.

El 25 de enero de 2015, en el vestuario del centro labora l, Héctor repitió el mismo guión que la primera vez, esta vez haciendo caso omiso a la joven, a la que abrazó para impedir que se moviera.

El último episodio acreditado por la Fiscalía sucedió en marzo de ese año, Era domingo y estaban los dos solos. A pesar de ello, el procesado cerró la puerta con llave y, nuevamente ncon las amenazas de despedirla, la penetró vaginal y analmente porque «si no accedía iba a tomar cartas en el asunto ».

Como consecuencia de esta situación de abuso sexual y moral continuado, la víctima ha precisado tratamiento psicológico y presenta, entre otras secuelas emocionales , un trastorno de estrés postraumático.

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