Fangoria: «La excentricidad es lo que nos salva de los tópicos del pop»

Ya han pasado casi treinta años desde que el teclista Nacho Canut y la cantante Olvido Gara «Alaska» decidieron unir sus fuerzas para crear el dueto más adictivo y glamouroso del electropop español. Tres décadas en las que se han mantenido siempre en buena forma, publicando doce discos que forman parte inexcusable del repertorio que se pincha en las discotecas más locas y desprejuiciadas. Ahora han vuelto con «Canciones para robots románticos», doce canciones producidas por Guille Milkyway y Jon Klein que protagonizarán las presentaciones que esta semana ocupan el escenario del Teatro Barceló.

Una de las que más ha pegado en las pistas de baile desde el lanzamiento del disco es «Geometría Polisentimental», un hit-single diseñado por Canut, con el que quiso plantearse un curioso reto.

«Me compré un libro de los años veinte sobre cómo fabricar radios, que explicaba cosas de circuitos y antenas. Un día hojeándolo, de repente me vino la inspiración y se me ocurrió escribir una canción de amor con ese tipo de lenguaje. En el pop las letras de amor son todas iguales, puedes cambiar la de una canción por otra y no te das ni cuenta, así que me pareció genial escribir una que fuera más rara, con circuitos, poliedros y triángulos». Como dice Alaska, estas «excentricidades creativas son las que nos salvan de caer en los tópicos de la música pop».

Una edad para las críticas

Todo eso lo aprendieron de uno de sus grandes maestros, David Bowie, cuya muerte les dejó muy tocados. «La diferencia es que en su momento, a él no le salió del todo bien. No tuvo el reconocimiento que merecía», señala Alaska. «Lo sé porque tengo la edad suficiente como para recordar las críticas que tuvo «Ziggy Stardust» en la prensa. Ahora se considera un clásico, pero entonces decían que Bowie era una mamarracha, una «maricona» que se iba a cargar el rock and roll. Entendías que un legionario de Cristo dijera eso, pero que lo hiciera gente supuestamente progresista... siempre es la misma historia, y ahora estamos igual que antes». «Sí, los progres siempre son iguales», asiente Canut.

La desaparición de una de sus figura de referencia en el mundo de la música, sin embargo, ha tenido un efecto más vital que artístico en el dúo. «A mí la muerte de Bowie me sirvió para despresurizarme de toda la situación política que estamos viviendo», asegura Alaska. «Me ha ayudado a recordar qué es lo verdaderamente importante. El lío de los partidos políticos, el IVA cultural, etc, etc... ¡Eso no soy yo! Yo soy Bowie».