La familia del asesinado en el Pozo: «La detención es un alivio, pero que se vayan de aquí»

El Chule, en busca y captura desde hacía 10 días, ha estado escondido en casa de parientes sin salir de la región

Jesús, el presunto homicida (a la izquierda) ,junto a Paco, la víctima, (a la derecha) GUILLERMO NAVARRO / Vídeo: 'El Chule' pasará hoy a disposición judicial

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Circunspecto, relativamente tranquilo, vestido con un chandal blanco y acompañado de su abogada . Así se presentó ayer en la comisaría del distrito de Hortaleza poco después del mediodía Jesús Campos, español de 20 años, alias el Chule –miembro del clan de etnia gitana de Los Visita –, y presunto autor del crimen de Francisco Doctor, de 63. La familia de la víctima declaró a ABC: «Nos sentimos algo aliviados por la detención, pero que esas dos familias se vayan de aquí», recalcaron en alusión al barrio del Pozo del Tío Raimundo, situado en el distrito de Puente de Vallecas.

El suceso se produjo el pasado 17 de marzo tras una pelea desatada por las «cacas de los perros» que acabó de manera trágica a la altura del número 12 de la calle de Esteban Carros, donde vivía la víctima cuando esta bajó a mediar y se interpuso para que no agredieran a David, el mayor de sus tres hijos . Al final, fue él quien recibió una certera puñalada en el cuello.

Testigos presenciales indicaron que vieron cómo el detenido, tras herir de muerte a su vecino Paco, como era conocido,, le entregó el arma homicida a su padre, David, apodado el Yaqui, que estaba también en la escena del crimen. «¡Toma, toma, le he pinchado, le he pinchado!» , dijo el considerado autor material por los investigadores del caso.

Poco después, ambos se subieron a un coche y abandonaron la barriada. Desde entonces, el sospechoso, que estaba en busca y captura , se ha estado ocultando en domicilios de parientes, acompañado, supuestamente, por su progenitor del que nada se sabía ayer.

Era cuestión de tiempo que le detuvieran . Y, ayer, el Chule se entregó. Fue la mejor opción. Lo hizo «agobiado» por la presión policial, cuyos agentes le acechaban desde el viernes pasado; por el estallido vecinal en contra de su numerosa familia , que se vio obligada a abandonar sus casas, situadas junto a la del fallecido –en los números 14 y 18–; y por la mediación del patriarca de Entrevías , entre otras personas, en un intento de apaciguar y calmar los ánimos en la zona. Este ya lo anunció el domingo. Y así ha sucedido.

Una hora después de que se entregará en la comisaría de Hortaleza, donde fue detenido, le trasladaron hasta la Brigada de Policía Judicial de la Jefatura Superior. A última hora de la tarde, el Grupo VI de Homicidios le tomó declaración, pero el Chule se negó a hablar. Hoy está previsto que pase a disposición judicial. El joven carecía de antecedentes hasta ahora, si bien había delinquido cuando era menor , aunque su expediente se «borró» al cumplir los 18 años.

«Muchos gitanos nos han dado el pésame. De las dos familias de los implicados en la pelea, ninguno; no queremos su perdón», afirma un hijo de Paco

«No es plato de gusto encontrarte con la mujer que inició la riña ni con los que la terminaron, matando a mi padre. Así no se puede pasar página»

Pintadas en la calle de Esteban Carros, donde ocurrieron los hechos GUILLERMO NAVARRO

«Nos sentimos algo aliviados. Estos diez días a la espera de que le arrestaran se nos han hecho eternos. Ahora solo queremos que cumpla la condena que tenga que cumplir y que esas dos familias se marchen de aquí: la del Chule y la del Yaqui. No es plato de gusto encontrarse con la mujer que inició la bronca al quejarse de los animales ni con los que la terminaron matando a mi padre», explicó Francisco, de 37 años, el hijo menor del asesinado en el Pozo. Así no podrán pasar página, afirma.

Alude a la sobrina de Yaqui, que ese fatídico domingo espetó a su paso: «¡Qué asco de perros!», cuando su hermano mayor, David, su cuñado, un primo y él sacaban a pasear a sus cuatro cachorros. Uno de ellos contestó a la mujer: «Nosotros recogemos las cacas, no como otros, que lo tiran todo al suelo». Eso fue todo, precisa. Por eso se marcharon al parque, para no tener problemas, y cuando regresaron les estaban esperando un nutrido grupo del extenso clan integrado por una decena de hermanos. El resultado es el ya sabido. « Nosotros no tenemos nada en contra de Los Visita . De hecho, muchos gitanos nos han dado el pésame. Pero lo que nos será difícil de soportar y no nos permitirá pasar página será ver a diario a todos los que estuvieron implicados en la pelea», recalca Francisco.

Interrogado sobre si sabe si esas personas disponen de otro lugar en el que vivir, replicó: «Sinceramente, no lo sé. No sé qué solución habrá. Por mí pueden seguir escondidos en un hoyo, como estaban. Antes de haber hecho lo que han hecho, tenían que haber medido las consecuencias de sus actos», aseveró.

Siguen las concentraciones

El hijo de Paco, encargado de mantenimiento de unos grandes almacenes y prejubilado hace siete años tras ser operado de las dos rodillas, no acepta el perdón de los implicados en el crimen de su padre: «Nadie de esas familias nos lo han pedido y, la verdad, preferimos que no lo hagan. El daño ya está hecho y nada lo reparará».

Todas las tardes, un centenar de vecinos se concentra en el escenario de la tragedia, exigiendo que se recobre la normalidad y se vayan los culpables. «La situación está más tranquila pero no puede i mperar el ordeno y mando de Los Visita », zanjó una vecina.

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