Entrada principal del hospital Severo Ochoa de Leganés
Entrada principal del hospital Severo Ochoa de Leganés - ÁNGEL DE ANTONIO

Fin de la «dedocracia» en la sanidad pública madrileña

La futura ley acabará con los cargos políticos y de «confianza» en todos los centros del Sermas

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los nombramientos políticos y/o «a dedo» de gestores y cargos directivos en el Servicio Madrileño de Salud (Sermas) tienen fecha de caducidad. Los cuatro grupos parlamentarios representados en la Asamblea de Madrid (PP, Ciudadanos, PSOE y Podemos) han firmado un acuerdo, que se considera histórico, para poner fin a la «dedocracia» en la sanidad pública madrileña. Ya se prepara el proyecto de Ley de Reglamento Marco para regular el sector. En menos de un año, la medida podría entrar en vigor.

«Yo, personalmente, estoy por completo de acuerdo. Tendría que ser así hasta para nombrar al jefe de los conserjes. Me parece lógico que se eviten las connotaciones partidistas y se busque la profesionalidad», señaló a ABC el consejero de Sanidad, Jesús Sánchez Martos.

A finales de octubre, la Cámara madrileña dio luz verde a una enmienda transacccional presentada por el Grupo Socialista sobre los nombramientos de directivos de gestión y gobierno de los hospitales públicos y otras organizaciones del Sermas. Ese texto fue, precisamente, el que apoyaron los cuatro grupos parlamentarios. En él se insta al Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid a presentar, antes del próximo 15 de marzo, ese proyecto de Ley de Reglamento Marco para fijar una «nueva estructura» a la organización y funcionamiento de hospitales, organizaciones de Atención Primaria y otras -como el Summa- por el Servicio Madrileño de Salud.

La enmienda se apoya en cinco puntos con un denominador común: «Buen gobierno y buena gestión pública» en los sistemas sanitarios «de nuestro entorno para centros e instituciones sanitarias». De esos cinco puntos, el más revolucionario corresponde al epígrafe «Profesionalización de la función directiva y gestora». Ahí está el final de los nombramientos políticos. La meta es legitimar la función directiva en la sanidad madrileña, «restándole connotaciones partidarias y haciéndola más estable y eficaz». Se aplicará en los nombramientos de gestores y cargos directivos. A partir de la entrada en vigor de la nueva normativa, tales nominaciones se realizarán con procedimientos reglados de selección «a través de convocatorias públicas, de concurrencia competitiva y resolución transparente del proceso de selección».

Amyts, a favor

A favor de estos cambios está, también, la Asociación de Médicos y Titulados de Madrid ( Amyts), la mayoritaria entre los facultativos y una de las más combativas durante las «mareas blancas». Julián Ezquerra, su secretario general, considera «necesario» profesionalizar la gestión para que «un gerente de hospital -dice- no sea un cargo político que, como todos sabemos, deja el puesto cuando cambia el signo político del Gobierno regional».

Ezquerra está seguro que el fin de la «dedocracia» se aplicará no solo en el caso del gerente sino también para cargos como el director médico, el de Enfermería; directores y subdirectores respectivos de servicios. «Ahora mismo son cargos de confianza, es decir, plazas que no salen a concurso. Ya ha llegado la hora de que haya un proceso selectivo basado en la profesionalidad y en demostrar méritos».

En Amyts temen una cuestión: el punto primero, que se refiere a la creación de «órganos colegiados» en todos los centros y organizaciones del Sermas para «mayor autonomía» de la gestión, garantizar la rendición de cuentas y la transparencia, así como la eficiencia y calidad de los servicios que se prestan al ciudadano. Se llamarán juntas de gobierno y de ellas responderán los directores-gerentes. «Miedo nos da que vayamos a acabar con los nombramientos políticos en la sanidad pública y se sustituyan por unos órganos de gobierno politizados porque no olvidemos que estarían por encima del gerente y que serían el máximo órgano de control», explica Ezquerra. A su juicio, los integrantes de esos órganos colegiados «no deben de ser políticos y no han de estar renumerados. Junto con los profesionales, ahí debe de haber gente de lo que se conoce como reconocido prestigio».

Ver los comentarios